martes, 17 de diciembre de 2019

La Plaça de la Senyoria en Benidorm, testimonio del desarrollo turístico de la década de 1960 y legado de Julio Guillén Tato.

La Plaça de la Senyoria en Benidorm, testimonio del desarrollo turístico de la década de 1960 y legado de Julio Guillén Tato.



Desde hace algunos años los actos institucionales del 9 de octubre, Dia de la Comunitat Valenciana, se celebran en la Plaça del Castell. Pero este año 2019, a causa las excavaciones arqueológicas, se celebraron en la Plaça de la Senyoria. En el momento actual la Plaça del Castell ya está excavada y remodelada por lo que se ha vuelto a abrir al público y a acoger actos institucionales como el día de la Constitución. La plaza de la Senyoria ha recuperado la tranquila discreción y el carácter recoleto que siempre la han caracterizado y que constituyen su mayor encanto. Por eso me pareció conveniente escribir sobre ella. 
Aunque está sobre el casco antiguo de Benidorm su configuración actual y su nombre son modernos pero arrastra tras de sí una historia interesante que complementa el gran atractivo turístico que ejerce sobre los visitantes.


Francisco Amillo




Antes de la reforma de 1959-1960 la Plaça de la Senyoria era más pequeña que la actual y no tenía comunicación con la Plaça de Castelar porque había edificios que lo impedían. El cantil de Canfali llegaba directamente al mar ya que la Platja del Mal Pas  no tenía arena. Tampoco existía la escalera que desde la plaza baja hasta el puerto.


El visitante que accede a la Plaça de la Senyoria está en uno de los espacios más antiguos de Benidorm, casi tanto como el inmediato castillo. Desde sus orígenes en la Edad Media, la iglesia de Benidorm, de pequeñas dimensiones, estaba ubicada en esta plaza. Pegada al precipicio, ocupaba el espacio en el que hoy contemplamos el monumento “Als morts en la mar”. Frente a la iglesia había una plaza de menores dimensiones que la actual. Eso significa que fue mudo testigo de los tristes avatares de la historia de Benidorm, por ejemplo del siglo XV cuando los corsarios norteafricanos se llevaron varias veces a todos los habitantes de Benidorm. También los del siglo XVI cuando el silencio se adueñó de esa plaza y de toda la villa tras ser abandonada por sus habitantes. Las casas se hundieron y sólo se mantuvo en pie la iglesia.
La plaza volvió a vivir momentos felices en el siglo XVII cuando se repobló Benidorm. Beatriz Fajardo le otorgó una nueva Carta Puebla en 1666, reparó sus murallas y la iglesia recuperó la normalidad de su culto, al igual que el pueblo.  Los juegos de los niños y las voces de los adultos volvieron a llenar calles y plazas. En la de la Senyoria volvieron las conversaciones de sus gentes antes y después de los oficios religiosos.

En la segunda mitad del siglo XVIII, se construyó una iglesia más grande, la actual de Sant Jaume. Posteriormente, posiblemente a principios del siglo XIX, se derribó la medieval y la plaza ganó espacio pero seguía siendo más pequeña que la actual. 


Fotografía de la década de 1920. A la izquierda vemos la Plaza de la Senyoria más pequeña y  sin una valla protectora.


Fotografía de la década de 1940. En la Plaça de la Senyoría ya se observa la valla protectora construida en tiempos del alcalde Vicente Llorca Alós. En la playa del Mal Pas el bunker de la Guerra Civil.


A lo largo de los tiempos ha tenido altibajos, unas veces zona codiciada y otras deprimida. Esa era al menos la opinión de Encarnación Lloret Devesa que en una entrevista realizada en 1965 declaraba: “Yo he conocido la plaza cuando en ella se levantaban las grandes casas de los señores de Llinares [...] un verdadero palacio. […] He conocido también la plaza en ruinas, con casas viejas y semiderruidas […] La plaza de la Señoría ha sido toda mi vida. La he visto pujante y abatida. Y ahora tengo la fortuna de poderla contemplar maravillosamente transformada.
Vi cómo nacían sus verjas. Fue obra de don Vicente Llorca Alós, casado con una tía de nuestro actual alcalde. Después don Julio Guillén siguió transformándola” [1].


En esta fotografía aérea se aprecia la Plaça de la Senyoria remodelada pero sin el monumento a los muertos en el Mar.  




Descripción de la plaza.
La Plaça de la Senyoria está situada en la parte alta del promontorio de Canfali y del casco antiguo de Benidorm. Su amplitud y ajardinamiento crean un contraste notable con la estrechez y alta densidad de edificación de las calles que permiten acceder a ella. Por el lado sur, el más estrecho, limita con la iglesia de Sant Jaume y por el norte, el más ancho, con el arranque de varias calles que bajan casi rectas y paralelas por el plano inclinado de Canfali: Alacant, Sant Vicent, Sant Llorenç y Condestable Zaragoza. Por el lado oeste una balaustrada, similar a la del Castillo, evita el peligro del cantil en cuya base está la playa “del Mal Pas”. Antiguamente este acantilado era una defensa natural de Benidorm porque el mar batía directamente su base y, tal como muestran antiguas fotografías, la playa era muy pequeña y de piedra, no de arena como la actual. Desde este punto, igual que desde el próximo castillo, hay excelentes vistas a la playa de Poniente.



Benidorm a principios de la década de 1920 con las obras del puerto aún  sin concluir. La plaza de la Senyoria era más pequeña y no existía la balaustrada actual. 


La playa del Mal Pas tiene hoy día mucha más extensión porque la construcción del puerto a partir de 1919 alteró la antigua dinámica del litoral y las corrientes marinas la llenaron de arena.


Vista desde el aire la plaza tiene forma de trapecio tan irregular que se aproxima a un triángulo. Su base mayor está en el lado norte y en su extremo que da al mar, hay una escalera de piedra que permite acceder al puerto. Se construyó hacia 1960.


Desde la época del alcalde Pedro Zaragoza, una escalera de piedra permite descender desde lo alto de la Plaça de la Senyoria hasta el puerto.
La plaza, como las calles citadas, se inclina suavemente hacia el norte. Junto a la iglesia arranca una plazoleta cuadrada que se mantiene horizontal. Por eso está a ras de suelo en el sur y elevada en el norte. Esa plazoleta es la parte más vistosa y original de la plaza y en ella están sus elementos más característicos.  


Principios de la década de 1960: la plazoleta cuadrada de la Plaça de la Senyoria conserva su horizontalidad gracias al muro de su lado norte, visible en esta fotografía. Observamos que los edificios eran  todavía de baja altura y por tanto mantenían su aspecto de pueblo tradicional.


La plazoleta con bancos de piedra a sus lados y rodeada de zona ajardinada. Observamos su característico pavimento de cantos rodados de diferentes colores que forman figuras geométricas.





Por qué se denomina “de la Senyoria”.
En esta plaza llama la atención su nombre valenciano de “Senyoria”. Es un término antiguo ya que hoy utilizamos más la palabra "senyoriu", señorío. Nos remite a siglos anteriores a 1836, cuando estaba vigente el Régimen Señorial, una reminiscencia del feudalismo. Eran tiempos de señores y vasallos en los que “senyoria” podía tener varios significados, todos aplicables a Benidorm. 
Por un lado significaba señorío, un territorio sobre el que el noble tenía ciertos derechos que en el caso de Benidorm eran los máximos (señorío jurisdiccional). 
Su segundo significado era la autoridad de dicho señor territorial que cobraba impuestos a sus habitantes y administraba justicia, pudiendo imponer multas, encarcelar, azotar e incluso condenar a la “pena de vida”, en castellano pena de muerte.
La palabra "senyoria" aparece también en los documentos de aquellos siglos significando "casa de la senyoria". Era la sede del batle, el encargado de administrar el señorío en nombre del señor territorial. Su misión era cobrar los impuestos de la pesca, las cosechas, los ganados, las tierras, las casas y por las personas. Además los molinos harineros, los hornos, la tienda, la taberna, el hostal, etc., eran negocios exclusivos del señor territorial. Nadie podía crear otros que le hiciesen competencia y los vasallos estaban obligados a utilizarlos. El batle los alquilaba cada año y se encargaba de cobrar el alquiler. 

¿Se puede llamar Plaça de la Senyoria porque aquí estaba la “casa de la senyoria”? Parece que no. A finales del siglo XVIII los señores territoriales de Benidorm construyeron su "casa de la senyoria" junto a las actuales Plaça del Torrejó y calle Metge Cosme Bayona y por tanto alejada de la plaza en cuestión. Posteriormente el edificio de los señores de Benidorm fue propiedad de Leonor Canalejas que lo cedió al pueblo de Benidorm para escuela; después pasó a ser el Ayuntamiento y en la actualidad dependencias municipales.

Aparte de designar a un edificio, la palabra Senyoria aparece también como topónimo del antiguo Benidorm. Era el nombre de una partida rural, la partida de la Senyoria. Un documento del siglo XVII nos explica el por qué del nombre: allí el señor territorial poseía unas tierras regadas con una noria, uno de los escasos regadíos que había en Benidorm. Esa noria con su balsa y canales para el riego ha existido hasta mediados del siglo XX. Pero este topónimo no tiene ninguna relación con la plaza que nos ocupa porque dicha partida rural estaba muy alejada del casco urbano.


La calle Puente y encima la antigua carretera Alicante-Valencia, hoy día vía de Emilio Ortuño. Desde hace siglos había allí una noria con una balsa para regar los terrenos circundantes.  Eran propiedad directa de los señores territoriales de Benidorm. Por esa causa la zona se denominó “partida de la Senyoria”. Hoy día forma parte del casco urbano pero antiguamente estaba muy alejada del pueblo por lo que no tiene ninguna relación con la Plaça de la Senyoria..

 Volviendo a la actual Plaça de la Senyoria, sabemos que su nombre data de 1958 pero antes  había tenido otros. En 1811 en las actas municipales se indica que era la “placita llamada de la Yglesia, lindante con la Yglesia Vieja” [2]. Se refiere a la iglesia de origen medieval que ya hemos comentado y que según ese texto aún existía en 1811.
En 1925 aparece en las actas municipales con la denominación de “plaza de las Rocas confinante con la ribera del mar” [2]. Ese nombre era un recuerdo de la antigua calle de las Rocas que en 1902 fue rebautizada como Condestable Zaragoza en honor al marinero benidormense Francisco Zaragoza Such que murió en 1898 combatiendo en Santiago de Cuba
Esas eran las denominaciones oficiales pero durante muchos años para los habitantes de Benidorm era la “Replaceta” y también he encontrado escrito el nombre de plaza del Mal Pas, posiblemente por estar encima de esa playa. 
Fotografía del programa de Fiestas Patronales del año 1947. Bajo, a la izquierda, la playa del Mal Pas y encima la Plaça de la Señoria más pequeña por estar ocupada por viviendas. La raya horizontal que se aprecia en la playa debe corresponder con el nido de ametralladoras (popularmente bunker) y justo encima de él estaba el espacio donde actualmente tenemos el monumento “Als morts en la mar”. Un poco más al sur la tubería del "tirador de basuras".

El nombre actual aparece por vez primera en el año 1958 así que no podemos buscar su origen en la época del señorío de Benidorm aunque es evidente que hace referencia a él. Se ha escrito que podría ser el apodo de una persona ya olvidada o de alguna autoridad: “clasificarem el topònim com un malnom si bé cap la possibilitat que siga el tractament d’alguna autoritat que amb el pas del temps s’oblidà” [2].  
Sin embargo yo me inclino por otra hipótesis: el nombre fue una creación del contralmirante Julio Guillén Tato, gran conocedor y admirador de la historia de la villa que empezaba a transformarse en ciudad turística.
El rótulo de la Plaça de la Senyoria aparece en fotografías del año 1961 y fue promovido por Julio Guillén Tato.



Julio Guillén Tato y la Plaça de la Senyoria.
Repasemos brevemente la relación de este ilustre marino con la villa de Benidorm. 
Era el segundo hijo del pintor alicantino Heliodoro Guillén Pedemonti que desde al menos el año 1904 veraneaba en la entonces pequeña villa marítima. Parece que Julio Guillén guardó un grato recuerdo de esos veraneos infantiles porque a partir de la década de 1940 él también eligió Benidorm como lugar de veraneo acompañado de su esposa e hijos.

Julio Guillén Tato (1897-1972) contralmirante e historiador alicantino, miembro de la Real Academia Española, de la Real Academia de la Historia y director del Museo Naval de Madrid donde se conserva este retrato. El libro alude a sus numerosas publicaciones sobre historia naval.


Los vínculos se estrecharon porque en 1950 compró un solar “detrás de la iglesia”, es decir en la actual Plaça de la Senyoria y una casa en la calle Santa Faz en la que acabaría residiendo. También influyó el que muchos marineros de Benidorm habían realizado el servicio militar bajo su mando y le recordaban con respeto. Uno de ellos fue Pedro Zaragoza Orts, que lo hizo en el Museo Naval de Madrid. A finales de 1950 le comunicaba por carta: «Desde hace unos días y por imposición del Sr. Gobernador Civil de esta provincia, soy alcalde de Benidorm» [3]. A partir de ese momento los vínculos personales entre Guillén y Zaragoza se hicieron más fuertes y el almirante colaboró desinteresadamente en las modificaciones urbanísticas del nuevo Benidorm revisando las licencias de obra y sus proyectos. 
Esta colaboración supuso que en 1959 el Ayuntamiento le nombrara hijo adoptivo de Benidorm [4]. Su interés se centró en preservar el casco antiguo que quiso modernizar pero manteniendo sus características de pueblo tradicional. Se lo tomó muy en serio, “hasta el punto de no hacerse nada, en el aspecto urbanístico del núcleo primitivo, que no contara con su venia” [3]. 
Pero los vecinos se quejaron: querían más altura y densidad de edificación y Pedro Zaragoza acabó haciéndoles caso. En el Ayuntamiento dejaron de seguir sus observaciones y Guillén Tato rompió con el alcalde. No pudo soportar las transformaciones del casco antiguo y su pérdida de personalidad. Vendió su casa de la calle Santa Faz y se instaló en una casa de campo de la Almafrà donde una gran "senyera quatribarrada" ondeaba al viento y proclamaba que estaba orgulloso de sus orígenes alicantinos, de su cultura valenciana y de su lengua materna. 

Hoy día los vecinos del casco histórico se lamentan porque se ha vuelto inhabitable y muchos lo han abandonado con pena. El antiguo trazado de las calles se ha mantenido casi sin variaciones (salvo la ampliación de la Plaça de la Senyoria) pero con edificios mucho más altos. Por eso las calles parecen estrechas y ya no son tan soleadas y tranquilas como antes de 1960, cuando los vecinos se conocían todos y podían sentarse en la acera a remendar las redes o a conversar con los transeúntes. Se perdió el carácter tradicional de pueblo que Guillén Tato, Don Julio, como le conocían en Benidorm, quiso preservar. Pero no le hicieron caso y las decisiones urbanísticas de la generación de 1960 han conducido a la situación actual.

Afortunadamente  la Plaça de la Senyoria se ha conservado tal como él la diseñó y eso forma parte de su legado. También le debemos que se pavimentaran el Carreró dels Gats y la Costera del Barco de manera similar a la plaza y en esas dos calles y en la del Mal Pas unos arcos que recuerdan los de las antiguas murallas y les dan aspecto de venerable antigüedad aunque sean de 1959. Estos elementos urbanísticos constituyen un hermoso legado que complementa su obra de prolífico historiador. 

A fines de 1955, Julio Guillén donó al municipio el solar a espaldas de la iglesia y se incluyó el agradecimiento del consistorio en el acta del 13 de enero de 1956. Se utilizó poco más tarde para ampliar la plaza, hacer la casa del párroco y abrir la comunicación entre la nueva plaza y la de Castelar. Fue algo que no acabó de satisfacer a Don Julio: “Yo regalé el solar de casi toda la plaza al Ayuntamiento con la obligación de que fuese todo para plaza” [3]. De todas formas la comunicación entre las dos plazas ha favorecido a benidormenses y visitantes por lo que no lamentamos que no se le hiciera caso en este aspecto concreto. 

Queda claro que Julio Guillén Tato tuvo mucho que ver con la creación de esta plaza. Las actas municipales no indican por qué le pusieron su nombre actual. Pero tenemos el testimonio oral de Pedro Zaragoza indicando que fue una petición del almirante. Aparte de Guillén Tato, cronista oficial de la villa y conocedor de su historia, pocas personas de Benidorm entendían el significado de la palabra “Senyoria” que durante los primeros 500 años de su existencia fue su característica esencial... 
Fotografía de Carol Baldwin del año 1958. Vemos la Replaceta que después se llamó Plaza de la Senyoria. A la izquierda la antigua barandilla, sustituida después por la actual balaustrada.


Inicio de las obras en la Plaza de la Senyoria. Se derrocó la casa que donó Guillén Tato y que sirvió para darle más amplitud y comunicarla con la Plaza Castelar.



Según se indica en el acta del pleno municipal del 10 de mayo de 1955 se aprobó el proyecto de urbanización de una plaza detrás de la Iglesia Parroquial con parque y jardines, que es la actual plaza de la Señoría. Había sido redactado por el arquitecto Francisco Muñoz Llorens y su coste era de 35.280,20 pts. pero para mejorarlo se decidió aplicar también el sobrante del presupuesto último liquidado que eran 40.520,20 pts. Se incluía un expediente de enajenación de tres parcelas declaradas sobrantes de la vía pública como consecuencia del Proyecto de Urbanización de dicha plaza. Se aplicó la expropiación forzosa, una fórmula muy poco utilizada en el Benidorm de aquellos años. Finalmente la urbanización de la plaza finalizó en 1959 y el coste ascendió a 101.052,50 pesetas según se indicaba en 1960 [5] y en junio de 1961 se encargó a la empresa SICOP SA la colocación del alumbrado por importe de 10.573,30 pts.
El almirante Julio Guillén Tato diseñó y ejecutó personalmente el pavimento de cantos rodados de varios colores que aún podemos observar; contó con la ayuda de sus hijos. Los motivos decorativos son una rosa de los vientos y otros elementos náuticos. Sus formas geométricas recuerdan los antiguos mosaicos romanos. También realizó el diseño del rótulo del nombre de la plaza, pintándolo él y enviándolo a la fábrica de azulejos donde los confeccionaban.



En el extremo sur de la Plaça de la Senyoria observamos dos de sus elementos más significativos: junto a la iglesia la fuente de agua del suministro inaugurado en 1960 y en el lado de poniente un monumento recordando el doloroso tributo pagado por Benidorm en su secular dedicación al mar: “Als morts en la mar”. Primero se ejecutó la estructura de granito, faltando por añadir el grupo escultórico de bronce y la placa conmemorativa del mismo material.




Dos elementos característicos de la Plaça de la Senyoria.
En esta plaza hay dos elementos destacables: la fuente de agua potable y el monumento “Als morts en la mar”. 

a) La fuente de agua potable.
El espacio triangular que quedó entre la plazoleta y la iglesia se aprovechó para construir una fuente con un monolito y un ancla que aluden a la tradición marinera de Benidorm. También se instaló una fuente de agua potable hoy día en desuso pero que es de las pocas que se conservan de aquella época. Nos recuerda que en 1960 se ponía fin a la secular carestía de agua potable de Benidorm y se contaba, por fin, con un suministro permanente, suficiente y de calidad. Se había logrado después de casi 9 años de grandes dificultades por la falta de financiación y gestiones burocráticas seguidas por unos trabajos de ejecución que se antojaron muy lentos. 
Traer agua desde el pozo Rabasa en el municipio de Polop fue un empeño personal de Pedro Zaragoza que contó con la colaboración entusiasta de muchos. Pero la dilación en conseguir ese objetivo convirtió en escépticas a algunas personas. Una de ellas le espetó: “De ilusión también se vive”, frase que en 1960 mandó grabar en una piedra que se colocó en la fuente del Parque de Elche.




La emoción del momento fue recogida en las actas de la Comisión Municipal Permanente en su sesión del día 13 de enero de 1960 cuando empezó a llenarse el depósito de agua potable ubicado en la actual ETAP (Estación de Tratamiento de Aguas Potables): 
Dada cuenta de la llegada del agua potable al Depósito de Alimentación el pasado día 10 a las dieciséis horas veinte minutos, la Comisión Municipal Permanente desea hacer constar en acta su satisfacción por este hecho, primer jalón de trascendencia en las obras realizadas a tal fin y que tantos desvelos ha supuesto y supone para esta Corporación por la envergadura de las mismas y la trascendencia que la culminación de ellas encierra para Benidorm. Cree hacerse eco con ello del sentir general ya que el mayor anhelo de esta villa de siempre y con mayor intensidad en estos últimos tiempos ha sido ver solucionado de manera definitiva el problema del abastecimiento del agua” 
Su inauguración oficial se realizó el 28 de febrero de 1960. No se escatimaron medios y contó con la presencia del ministro de Obras Públicas Jorge Vigón, del ministro de Industria Joaquín Planell, de numerosas autoridades y la participación en masa y con gran entusiasmo del pueblo de Benidorm. Tras un Te Deum de acción de gracias en la iglesia de Sant Jaume acudieron al Parque de Elche para la puesta en marcha de una fuente. Primero fue bendecida por el obispo de Alicante, Pablo Barrachina Estevan, y luego el ministro de Obras Públicas accionó el dispositivo eléctrico que puso en marcha la fuente luminosa [6]. 
Fue “una fecha histórica en los anales de Benidorm” según el Boletín del Ayuntamiento. El pueblo entero estaba emocionado. En la entrevista citada anteriormente Encarnación Lloret Devesa decía: “y ahora Pedro Zaragoza ha conseguido que llegue el agua. Toda la vida hemos esperado en Benidorm que llegara el agua. Lloramos cuando el sueño se hizo realidad.
Pero ese día fue más la alegría por una esperanza cierta que por una realidad: el agua potable del depósito municipal aún tardaría casi dos años en llegar a todos los domicilios del centro y bastante más a los periféricos... 
En la sesión del pleno municipal del 26 de abril de ese año 1960 se indicaba que se había redactado “el Proyecto de Distribución de Agua Potable por el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Señor don José Aracil Segura; proyecto que sometido a estudio, es aprobado” [7]. Se indicaba que la Comisión de Hacienda debería estudiar la forma de pagar la red de distribución dentro de la ciudad. Eso suponía que las obras tardarían un tiempo en ponerse en marcha.


Mientras llegaba ese momento y como medida provisional se pusieron fuentes públicas en las calles y los vecinos podían servirse de ellas de forma gratuita. Por eso se registraron numerosas solicitudes de fuentes, que el Ayuntamiento concedía si eran sufragadas por los solicitantes. 
Esta fuente de la Plaça de la Senyoria fue una de ellas, y es una de las pocas que sobreviven. Sin embargo no hay ningún rótulo que lo indique y pasa desapercibida a pesar de ser un interesante testimonio de aquellos hechos ocurridos hace casi 60 años. Actualmente está inutilizada y la atención del visitante se fija en la fuente ornamental situada más atrás. Su vaso triangular estaba alicatado en azul y lleno de agua aunque hoy día se ha llenado de tierra y está ajardinado. Constituye un homenaje de “El pueblo de Benidorm al arma submarina” según indica el cartel que se ve al fondo, fechado en 1995. Sin embargo la fuente y el ancla aparecen en fotografías de la década de 1960 por lo que el monumento y la fuente de agua potable se construyeron poco después de finalizada la plaza.


La fuente en su estado actual dificulta recordar su primitiva función. El rótulo del fondo indica: ”El pueblo de Benidorm al arma submarina. Benidorm, noviembre 1995. En recuerdo al homenaje tributado el día 14 de noviembre de 1981 en presencia del submarino S-34 «Cosme García»”. Pero no hay ninguna explicación sobre la fuente de agua potable y la gran importancia histórica de aquel suministro inaugurado en 1960.


b) Monumento “Als morts en la mar”.
El segundo elemento destacado de esta plaza es el monumento “Als morts en la mar”. El pleno municipal del 28 noviembre de 1961 aprobó su construcción y encargó al escultor Juan de Ávalos y Taborda que confeccionase un boceto. Era en aquellos momentos un artista muy valorado porque se le había encomendado la decoración escultórica del Valle de los Caídos. 
El acta de dicho pleno indica: “MONUMENTO A GENTES DEL MAR. El señor Alcalde hizo uso de la palabra para proponer a los señores Concejales la conveniencia de que esta Villa, por su gran tradición y honda raigambre marinera, erija un monumento que sirva de homenaje y recuerdo a todos sus hijos que perecieron en las faenas del mar. Propuso que el mismo podría situarse en la llamada plaza de la Señoría o del Mal Pas por su adecuada orientación hacia el mar. Los señores Concejales aceptaron la propuesta por unanimidad  y se acordó que se encargue al distinguido y prestigioso escultor señor Ávalos la confección de un boceto de proyecto que pueda servir como base para la construcción de dicha obra” [7]. 
En 1965, en el discurso de Pedro Zaragoza el día de la inauguración del monumento se indicaba su sentido: “En todas las familias de Benidorm hay algún muerto en el mar, y por ello, al decidir la erección de este monumento, teníamos la conciencia de cumplir un deber moral con nuestra tradición y de saldar una vieja deuda con los mejores de los nuestros” [8].

Primero se construyó la parte de granito que tenía a la vez forma de cruz y de ancla, aludiendo a la muerte y al mar. Ese simbolismo se reforzaba porque su pedestal sobresalía como la proa de una embarcación sobre el agua de la base, un estanque que simbolizaba el mar. 


Juan de Ávalos diseñó una estructura en piedra para sustentar el grupo escultórico de bronce que representaba a dos pescadores. La forma de cruz y ancla reforzaba su significado trágico. Eligió la piedra de granito como en el Valle de los Caídos.

El proyecto se completaba con un grupo escultórico de bronce representando a un marinero en pie sosteniendo el cuerpo de un compañero muerto en el mar. Se encargó a Juan de Ávalos una pieza única, es decir que al finalizarla debía romper el molde para no poder hacer copias. Eso aumentaba su valor pero también su coste económico, 400.000 pesetas. El Ayuntamiento aprobó aportar 100.000 y abrir una suscripción popular para financiar el resto. La población colaboró y el Boletín Municipal presentaba relaciones de vecinos con las cantidades que aportaban; el 30 de septiembre de 1962 informaba que se había recaudado 255.661 pesetas. 

La fotografía de Simeón muestra todos los elementos simbólicos de este monumento: cruz, ancla, proa y el grupo de bronce con el marinero sosteniendo el cadáver de su compañero.


Finalmente se pudo inaugurar oficialmente el 23 de mayo de 1965. El acto estuvo presidido por el ministro de Marina, el almirante Pedro Nieto Antúnez, acompañado por muchas otras autoridades civiles y militares. También acudieron a Benidorm ocho buques de guerra, cinco españoles y tres en representación de Italia, Francia y Marruecos. Según contaba el Boletín Municipal el ministro retiró la bandera española que cubría el monumento y luego se depositaron diversas coronas en honor a los marineros muertos en el Mediterráneo [8]. 


Buques de guerra de varias nacionalidades anclaron en la bahía de Benidorm para participar en el homenaje a todos los muertos en el mar Mediterráneo.




Y como conclusión...  
Esta es, a grandes rasgos, la pequeña historia de un singular rincón de Benidorm que ningún visitante debería ignorar. Un lugar tranquilo y original donde, sentados en sus bancos de piedra, podemos evocar muchas historias del pasado, de gentes de la mar y de la tierra. Y también un excelente mirador del puerto y la playa de Poniente. Siguen celebrándose actos oficiales como la entrega de coronas de laurel en recuerdo de los muertos en el Mediterráneo durante las fiestas patronales. Pero también hay una vida interesante en los rincones de este espacio tranquilo, por ejemplo en sus restaurantes y bares. Una tranquilidad que se rompe esporádicamente por actividades festivas como algunos conciertos y, en las noches de verano, una vistosa feria de artesanía. 



NOTAS:

[1] Boletín Municipal nº 68

[2] Alminyana Orozco, P.: "“Els topònimis de Benidorm (1321-1955)”. Ayuntamiento de Benidorm. 2001.

[3] Ramos Pérez, V.: “El almirante y polígrafo Julio Guillén Tato”. Institución Alfonso el Magnánimo, Valencia 1976

[4] Boletín Municipal nº 5.

[5] Boletín Municipal nº 6

[6] Boletín Municipal nº 7

[7] Archivo Municipal de Benidorm

[8] Boletín Municipal nº 69