viernes, 14 de octubre de 2016

Últimos días de la Guerra Civil en Benidorm: un bombardeo mata dos personas y destruye dos casas el 29 de marzo de 1939.



En una guerra todas las muertes son lamentables. Pero si además son de población civil indefensa y ocurre en el momento final del conflicto, cuando ya no se registran combates, son aún más lamentables y absurdas. Eso fue lo que sucedió en Benidorm el antepenúltimo día de la guerra al padecer un bombardeo innecesario pero de resultados trágicos. Benidorm ostenta, por esa causa el triste récord de haber padecido el último bombardeo con víctimas de la Guerra Civil. 
Este es un ejemplo más del desprecio a la población civil que las aviaciones fascistas (Legión Condor alemana y Aviazione Legionaria italiana) mostraron en dicha guerra. 
Ciertamente hay otros ejemplos con muchas más víctimas que en Benidorm: el conocido bombardeo de Guernica de 1937, la menos divulgada masacre, en 1938, de cuatro pueblos del Mastrazgo de Castellón (Benassal, Albocàsser, Ares del Maestrat y Vilar de Canes) o en Alicante el bombardeo del Mercado Central del 25-5-1938 con más de 300 muertos. 
Pero, independientemente del número de víctimas, todos estos hechos son igualmente reprobables .      

Francisco Amillo Alegre


"Benidorm. Cientos de automóviles obstruyen la carretera; la aviación acababa de bombardear el pueblo; cuatro mujeres muertas, otros tantos niños todavía tendidos allí. Los automóviles están detenidos, algunos abandonados." [1] Este texto de Max Aub es una de las referencias más conocidas sobre un bombardeo que padeció Benidorm en los últimos días de la Guerra Civil. Como vemos habla de cuatro mujeres y cuatro niños muertos a consecuencia del ataque aéreo. Podremos constatar que esa cifra no es exacta

En aquel entonces Benidorm era un pueblo bastante pequeño, de apenas 3.000 habitantes, y sin interés estratégico. La aviación italiana que ayudaba al bando franquista, con sede en las Baleares, había fotografiado el pueblo y lo había incluido en su lista de posibles objetivos indicando que se suponía que no tenía defensa antiaérea. Los seis nidos de ametralladora, denominados impropiamente "bunkers", que había en las playas de Benidorm eran totalmente incapaces de repeler un ataque aéreo.



Informe sobre Benidorm como objetivo de la "Aviazione Legionaria" ITALIANA. Sólo indicaba: "La zona si presume indifesa da batterie antiaeree". Los informes sobre otras poblaciones eran más completos.


Las únicas instalaciones militares de Benidorm eran una emisora de radio que, según información oral, estaba en el Castell y un hospital militar en la Plaça de Sant Jaume. También existía un hospital psiquiátrico para atender a soldados con problemas mentales; según indica Eusebi Chiner en el "Diccionari de Benidorm" estaba instalado en el chalet de los Domenech, que había sido incautado para ese propósito. 



A la izquierda, rodeado de palmeras, el chalet "San Rafael" y a la derecha el chalet de la familia alcoyana de los Domenech. Fue denominado "el chalet de los locos" porque durante la Guerra Civil fue destinado a soldados enfermos mentales como "Clínica Militar  nº 8 de la 3ª Agrupación". Más tarde se denominó Hostal la Mayora. Fue derribado en la década de 1970 y en su lugar se alza el Edificio Iberia.



Por otro lado la iglesia del pueblo, incautada a principios de la guerra, era un garaje para vehículos militares. La emisora de radio de la plaza del Castillo ya había sufrido anteriormente un ataque pero no el resto del pueblo. 

Durante 1937 y 1938 las ciudades alicantinas más castigadas  por las bombas italianas fueron la capital provincial y Alcoi, con un saldo muy elevado de víctimas civiles. Eran dos ciudades  importantes por su número de habitantes y por ser centros industriales y de comunicaciones. Los bombardeos de la Italia fascista se centraron en ellas y además de destruir infraestructuras se buscó en muchos casos desmoralizar a la población civil del bando republicano.

El caso de Benidorm era distinto. Formaba parte de la DECA o Defensa Especial Contra Aeronaves, una red de observatorios que abarcaba todo el litoral de la provincia de Alicante [2]. Esos observatorios debían vigilar el mar para detectar los posibles aviones enemigos. En caso de avistamiento se notificaba inmediatamente al centro de coordinación de la defensa antiaérea en Alicante. Debía indicarse la hora, el lugar del avistamiento y el rumbo que llevaban. A partir de ese momento el sistema se ponía en marcha: aviones para interceptarlos, artillería antiaérea, alarmas para que la población civil buscara los refugios, etc.
El observatorio de Benidorm estaba en el campanario de la iglesia y el sacristán, con unos prismáticos, era el encargado de escrutar el horizonte en búsqueda de aviones. Tuvo que ver muchos porque las incursiones italianas fueron muy numerosas. Pero casi siempre pasaban de largo porque como ya he dicho sus objetivos eran las ciudades y puntos estratégicos. Además de los ya citados Alicante y Alcoi también eran importantes Denia, donde la aviación italiana señalaba la presencia de una fábrica de municiones, San Vicent del Raspeig con un aeródromo, Elche con industrias varias e incluso la vecina Villajoyosa con su puerto. El año 1938 fue el de mayor intensidad en los ataques.

Sin embargo el día 29 de marzo de 1939 Benidorm sufrió un bombardeo aéreo que ocasionó heridos y muertos. El ataque se produjo de noche, a las 00:15 horas. El avión no fue interceptado porque la aviación republicana ya no actuaba y es posible que ni siquiera fuera avistado por el sacristán a causa de la oscuridad. La sorpresa fue total.

Si Benidorm no tenía objetivos estratégicos ni interés militar alguno ¿por qué se produjo ese bombardeo cuando faltaban sólo tres días para el final oficial de la guerra? Además la guerra estaba acabada "de facto". El ejército republicano ya no combatía. Lo único que esperaban sus efectivos era poder huir al extranjero para no sufrir la cárcel y la represión del bando vencedor. Del puerto de Alicante habían salido algunos barcos, como el famoso Stanbrook que transportó al exilio a 2.600 republicanos. Por eso, tal como indicaba Max Aub, el día 28 de marzo largas caravanas de vehículos circulaban por la carretera nacional desde Valencia hasta Alicante. Una carretera que atravesaba el pueblo de Benidorm por la calle que hoy se denomina Paseo de la Carretera pero que entonces se denominaba Marqués de Comillas. A cierta distancia del final de esa calle, justo enfrente del actual edificio Marina San Pedro, había un puente sobre el barranco de la Foia del Bol. Se dice en Benidorm que ese puente era el objetivo de la aviación porque se pretendía cortar la carretera a Alicante impidiendo a los republicanos que huyeran al extranjero. Sin embargo la aviación no destruyó dicho puente sino las dos últimas casas de la calle Marqués de Comillas ocasionando la muerte de algunas personas; su número varía, según las fuentes, de dos a cuatro. No sabemos si es cierto que el objetivo de la aviación franquista era el puente y se había producido un error. Lo que sí está claro es que la destrucción de esas edificaciones cortó momentáneamente la carretera y dificultó la llegada a Alicante de los restos del ejército republicano.

Este hecho lo narré en una entrada anterior de este blog titulada "Una antigua fotografía de la playa de Poniente de Benidorm antes del boom turístico y la historia de un puente sobre el barranco de la Foia del Bol, próximo al hotel Marconi". Su lectura sugirió a Jaume Llorca Galiana buscar documentación al respecto en el Archivo General Militar. Y encontró un documento titulado "Diligencias instruidas sobre muerte y lesiones con motivo del bombardeo de aviación el día 29 de marzo de 1939 en el pueblo de Benidorm" [3]. Gracias a él tenemos ahora algunas certezas sobre este trágico suceso y sabemos que varias informaciones orales y escritas contenían algunos errores. 

Resulta curioso constatar cómo en esos últimos días finales de marzo los dirigentes políticos y militares de la II República habían abandonado precipitadamente sus cargos. En el caso de Benidorm las autoridades municipales también habían huido de España a bordo de pequeñas embarcaciones. Pero no pasó lo mismo con los funcionarios del Estado que continuaron en sus puestos de trabajo: secretario y funcionarios del Ayuntamiento, juez y secretario del juzgado municipal, médico titular municipal, etc. Gracias a ellos la vida siguió su curso con la normalidad posible dentro de aquellas circunstancias convulsas. El día 30, es decir un día después del bombardeo, ante la huida del alcalde y concejales republicanos, un grupo de falangistas constituía a las 10 de la mañana una nueva corporación del nuevo régimen que estaba presidida por Ángel Ruiz de Apodaca. 

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Libro de actas del Ayuntamiento de Benidorm. El día 29, después del bombardeo, el secretario municipal ponía en él un saludo a Franco. Eso indica que la corporación republicana ya había huido al norte de África. Al mismo tiempo el juzgado iniciaba sus diligencias sobre el bombardeo. Al día siguiente falangistas locales constituían un gobierno municipal provisional.


Mientras, el Juzgado Municipal proseguía su trabajo y el expediente que se redactó sobre el bombardeo continuaba instruyéndose los días 30 y 31. Un expediente que hoy día se ha convertido en una fuente de información muy fiable de aquellos hechos y gracias al cual he podido redactar las páginas siguientes.

El día 28 por la noche la mayoría de los vecinos se había acostado siguiendo su horario habitual, las 21 o las 22 horas del tiempo solar medio del meridiano de Greenwich entonces vigente. Aún no se había adelantado la hora; eso se hizo el 7 de marzo  del año siguiente. Por tanto para encontrar la equivalencia actual de las horas que se citan en el expediente del bombardeo deberemos añadirles una hora más.   

A las 00:15 horas del día 29 una fuerte explosión despertó y asustó a la mayoría de los habitantes de Benidorm. Para algunos fue peor. El bombardeo destruyó dos casas, los números 66 y 68 de la calle Marqués de Comillas. Varias personas quedaron bajo sus escombros. Algunas pudieron salir por sus propios medios y otras hubieron de ser rescatadas de entre los cascotes por los vecinos, que acudieron a auxiliarlos en cuanto se disipó la enorme polvareda que impedía toda visibilidad en los primeros momentos. Entre los rescatados había varios heridos que fueron llevados a la Clínica Militar nº 8 de Benidorm donde fueron atendidos por el médico titular Miguel Martorell Lloret. 

Ya de día el juez municipal de Benidorm, José Llorca Zaragoza, decidió instruir diligencias sobre estos hechos y ordenó al secretario del juzgado, Vicente Llorca Ureta, que tomara declaraciones al Doctor Martorell y a los heridos. 

A uno de ellos, Bartolomé Sivera Ballester, se le tomó declaración en la Clínica Militar porque sus lesiones no le permitían levantarse. Se indicaba que era marinero de profesión, residiendo en Benidorm en la calle Marqués de Comillas pero era natural de Jávea, estaba casado y tenía cincuenta años. Según el parte médico "padece de desfallecimiento general con contusiones y erosiones varias en cara y cuerpo, pronóstico leve". Su declaración es la siguiente: "serían sobre los quince minutos del día de hoy hallándome acostado en mi casa sumido en profundo sueño me vi de pronto sepultado bajo los escombros de la casa que se derruía por los efectos de una bomba y que a mis gritos de auxilio acudieron los vecinos sacándome de los escombros y trasladándome a esta clínica". Resultó herido, pero salvó su vida; su hija de siete años no tuvo esa suerte.

La familia Agulló-Berdín era propietaria de una de las dos casas siniestradas, el número 66 de la calle Marqués de Comillas, con lo que padeció la pérdida de su domicilio. 
El cabeza de familia era Francisco Agulló Orts, de 67 años de edad, natural y vecino de Benidorm, abogado de profesión. Como su nombre no figura en la relación de heridos atendidos en la Clínica Militar Nº 8, podemos suponer que salió indemne del bombardeo de su casa. Por eso hay que presuponer que declaraba como propietario por la pérdida de su inmueble. Además su testimonio  es interesante por ser el único de los declarantes que se hallaba despierto en el momento de la explosión. De su declaración se deduce que él dormía en una habitación y su esposa e hija en otra: "serían sobre las veinticuatro horas del día de ayer, me encontraba en la cama leyendo un libro como hago con frecuencia y de pronto oí un fuerte estampido y que la casa se derrumbaba y yo entonces traté de encender la luz y no existiendo corriente encendí el mechero al oír las voces de mi mujer y de mi hija que me llamaban en su auxilio y yo entonces hice por auxiliarlas pero envuelto por el polvo y el humo y perdida la visualidad al tratar de llegar donde estaban ellas me caí sobre los cascotes del derrumbamiento y aún pude llegar hasta ellas prestándoles mis auxilios siendo aquellas transportadas a la Clínica Militar donde fueron asistidas y después a este domicilio donde me encuentro bajo los efectos del dolor sufrido". El domicilio al que se refiere es el de su suegra.
El secretario del juzgado añadía en el acta: "ofrecido que le ha sido el procedimiento con arreglo a lo que determina el artículo 109 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal bien enterado dice: Que renuncia a tomar parte en el procedimiento pero no a la indemnización que pudiera corresponderle por los perjuicios sufridos". 
Su esposa se llamaba Ángela Berdín Fuster, tenía 45 años de edad y era también natural y vecina de Benidorm. Según el parte médico presentaba "erosiones varias en el cuerpo pronóstico leve". El juez no le tomó declaración en la clínica militar sino en el domicilio de su madre, Doña Rosario Fuster Orts, sito en la calle Leonor Canalejas nº 8, donde se hallaba guardando cama. En su declaración indicaba que ella y su hija se habían acostado a las 21 horas y estando dormidas sintieron "una sacudida muy fuerte y que la cama en donde descansaban [descansábamos] mi hija y yo se desplazaba envuelta entre cascotes y maderas que nos cubrían; yo entonces prorrumpí en gritos de auxilio y al mismo tiempo hacía esfuerzos por desasirme de los cascotes que me cubrían de los que conseguí desprenderme tras ímprobos esfuerzos y auxiliar a mi hija que cerca de allí se encontraba". Como en los demás casos los vecinos acudieron en su ayuda y las llevaron a la clínica y, tras la cura de urgencia, se instalaron en el domicilio de su madre.  Al igual que su esposo renunciaba a tomar parte en el procedimiento penal pero no a la indemnización que pudiera corresponderle.  
La hija a la que aluden ambos cónyuges se llamaba Rosario Agulló Berdín, tenía trece años de edad y según el parte médico presentaba "herida contusa en cabeza y algunas erosiones y contusiones en cabeza, pronóstico leve". 

Otro herido fue Salvador Tomás Ruiz, "de treinta y siete años de edad, de estado casado, de profesión carabinero, natural de Mahón (Menorca) y vecino de esta villa con domicilio en la calle Marqués de Comillas número sesenta y ocho". Según el parte médico tenía "herida contusa y erosiones diversas en cabeza y cuerpo, magullamiento general, pronóstico leve". En su declaración ante el juez indicaba que se había acostado a las 22 horas del día anterior y se había quedado dormido y "sobre los quince minutos del día de hoy […] me vi de pronto sepultado bajo los escombros de la casa que se derruía por efecto de una bomba y que a mis gritos de auxilio acudieron los vecinos sacándome de los escombros y trasladándome a esta clínica.

Concepción Mingot Cortés y sus dos hijos también se vieron afectados por la explosión de su domicilio. Concepción era natural y vecina de Alicante y tenía residencia accidental en Benidorm, calle Marqués de Comillas número 68, principal. Tenía 35 años de edad y estaba casada. Según el parte médico presentaba "heridas contusas en cabeza y erosiones varias, pronóstico leve". Declaraba al juez que se había acostado a las 21 horas y se despertó entre los cascotes de la casa que se había derrumbado. Los vecinos la rescataron y llevaron a la clínica. El secretario del juzgado añadía en el acta que renunciaba a tomar parte en el procedimiento penal pero no a la indemnización que pudiera corresponderle. 
Su hijo mayor, de once años de edad, se llamaba Manuel Navarro Mingot y había nacido en Sevilla. Según el parte médico presentaba "herida contusa en cabeza y erosiones, pronóstico leve". Ante el juez declaraba que se había acostado a las 21 horas y se había dormido profundamente cuando "me sentí desprendido de mi cama y envuelto en los escombros de la casa que se derrumbó por completo  acudiendo los vecinos a los gritos de auxilio". Unos vecinos lo rescataron y llevaron a la clínica como a todos los demás. 
El hijo menor, de sólo cuatro años de edad, no prestó declaración ante el juez. Se llamaba Guillermo Navarro Mingot, había nacido en Alicante y según el parte médico presentaba erosiones varias en cuerpo y extremidades de pronóstico leve.

Hubo una persona con heridas graves y que llegó inconsciente a la clínica. Se trató de Ángela Roig Hernández natural de Cartagena y vecina de la villa con domicilio en Marqués de Comillas número 68 segundo piso. Tenía "cuarenta años de edad, soltera de profesión labores". El parte médico indica que presentaba una "herida contusa, con fractura de maxilar izquierdo, pronóstico grave con magullamiento general". Ante el juez declaró que se había acostado a las 22 horas como de costumbre "y cuando se hallaba sumida en profundo sueño sobrevino el accidente del derrumbamiento de la casa sin que se diese cuenta de nada solamente que cuando recobró la lucidez de su razón se vio que la estaban curando en esta clínica".

Finalmente se indica que hubo dos personas que fallecieron casi en el acto a consecuencia del bombardeo. Según el parte médico ya estaban muertas cuando se les hizo el reconocimiento: "También fueron traídos a esta [Clínica Militar] María Sivera Orozco, natural de Benidorm, de siete años, y Ana [María] Roig Llorca, natural de Benidorm, de ochenta años, soltera, las cuales debieron fallecer en el lugar del siniestro". Todas las lesiones y muertes "fueron ocasionados por bombardeo de aviación" concluye el informe médico firmado por Miguel Martorell. 

En el informe del juzgado se añadía que Ana María Roig Llorca vivía en el principal, es decir en la segunda planta, de la casa nº 68 y que era la propietaria de ese inmueble que alojaba un nutrido grupo de personas. En esa misma casa murió la niña María Sivera Orozco, aunque no se indica en qué planta. Su padre era Bartolomé Sivera, que había resultado herido, y su madre María Orozco de la que no se dan más datos.  
Como causa de estos dos fallecimientos, el informe indica que fue "a consecuencia de asfixia", sin más detalles. También se dice que habían sido enterradas en el cementerio municipal de Benidorm. Se incluyen en el expediente las copias de sus partidas de defunción anotadas en los folios 62v y 63 del libro treinta y uno del Registro Civil. La fecha de la inscripción es el 31 de marzo.
  
Hay también en el expediente una "Diligencia de inspección ocular" en la que se describe cómo el juez acudió a la calle Marqués de Comillas a inspeccionar las casas números 66 y 68 destruidas por el bombardeo aéreo. 
Informaba que en la casa nº 66, propiedad de Francisco Agulló Orts, "toda la parte izquierda desde el tejado y los dos pisos  que la componen se hallan derrumbados por completo, en la planta baja se hallan confundidos en informe montón cascotes, puertas de habitación, bigas [sic] de la techumbre, camas, sillas y toda clase de enseres propios de una casa" Al juez le llamaron la atención "las dos puertas frontales que la casa tenía". Se refiere a las grandes puertas de dos hojas que había en muchas casas y cuyo tamaño permitía la entrada de carruajes y caballerías a la casa. Indicaba que  "unas han sido arrancadas por completo y las otras rebentadas [sic] hacia el exterior por lo que se deduce que la bomba que produjo el siniestro sea de las llamadas de aire comprimido". 
Ese tipo de bombas fueron muy utilizadas en la Guerra Civil. Lo confirmaba el diplomático chileno Carlos Morla que residió en nuestro país durante el conflicto: "Las bombas de aire comprimido, en extremo mortíferas, y las incendiarias son de gran uso en esta guerra terrible" [4] La Legión Cóndor alemana había utilizado ambos tipos de bombas  en el conocido bombardeo de Guernica: primero las de aire comprimido y después las incendiarias. Así lo describía un militar republicano: "Desde allí, pudimos ver a una escuadrilla arrojar bombas de aire comprimido que hacían explotar todo y luego vino otra escuadrilla con bombas incendiarias. No podíamos hacer nada. Después del bombardeo pasamos por la ciudad con el carro. Las vigas estaban todavía ardiendo y vimos caer fachadas enteras" [5] 
Este tipo de bombas eran originarias de Alemania aunque durante la Guerra Civil también se fabricaron en España. Las que el juez de Benidorm denominaba "de aire comprimido" tenían como nombre "Sprengbombe Cylindrich" (bomba explosiva cilíndrica) que se abreviaba SC seguido de un número, 50 o 250, según los kilogramos que pesara.  Popularmente se denominaba Negrilla. Su finalidad era la demolición y se utilizó contra la población civil en muchas ocasiones. Desconocemos si lo que se lanzó en Benidorm el 29 de marzo fue una sola SC 250 o varias SC 50. Lo que sí está claro es que el resultado fue de gran poder destructor. 


Guerra Civil Española: cuatro bombas  SC 50  antes de cargarse en un avión, con un homenaje a Mussolini al escribir la palabra "DUCE".


Siguiendo con el informe judicial "en la parte derecha del edificio aún se observa que los dos pisos están, aunque algo estropeados, utilizables previa la recomposición necesaria en la pequeña porción que de ellos ha quedado; la pared frontal del edificio se observa algo consentida y resquebrajada". Así pues la casa de la familia Agulló-Berdín había quedado destruida en su mitad izquierda pero, según el juez, quedaría habitable con unos arreglos en su mitad derecha. Un informe que hoy día nos dejaría perplejos. Para la familia también debió resultar sorprendente porque como hemos visto se instaló en el domicilio de la madre de la esposa.

Respecto a la casa nº 68, "propiedad de la hoy finada Doña Anamaría Roig Llorca" el informe judicial indica que se componía de dos pisos altos y planta baja, es decir un total de tres alturas. Al ser propiedad de una persona de ochenta años podemos pensar que había intentado obtener unos ingresos alojando en su casa un mínimo de siete personas, que son las que resultaron lesionadas. 
Debió recibir el impacto directo de la bomba o bombas y por eso es en ella donde se produjeron las dos muertes. En su desplome arrastró parte de la casa contigua y quedó totalmente destruida: "se ha derrumbado por completo no quedando de ella más que la pared frontera y la escalerilla que daba acceso al principal [la segunda altura]". Al igual que en la casa anterior, el juez describe cómo se amontonaban escombros y enseres en el solar producido por la explosión. Las consecuencias ya las hemos visto: en este inmueble habían resultado heridas 6 personas, una de ellas grave, y 2 habían fallecido. 

Según el expediente del Juzgado Municipal que hemos comentado el balance de este bombardeo del día 29 de marzo de 1939 en Benidorm fue de  2 casas destruidas, 7 heridos leves, 1 grave y 2 muertes, una anciana de ochenta años y una niña de once. Esto pone fin a versiones que daban cifras diferentes de fallecidos. 
Los nombres de heridos y fallecidos se indican en la tabla siguiente agrupados por familias cuando ha sido posible:




Para finalizar, según información verbal de Jaume Climent Such, la última casa del Paseo de la Carretera, número 68, ya no se volvió a edificar quedando el solar como recuerdo de aquel luctuoso hecho. En tiempos del alcalde Pedro Zaragoza Orts, al construir la calle de los Almendros, se aprovechó dicho solar para dárselo a la mencionada calle que así tenía salida al Paseo de la Carretera.  


Fotografía aérea de Benidorm tomada por la aviación italiana. No existía la actual calle de Marqués de Comillas y ese nombre lo llevaba la carretera nacional que atravesaba la población. 



Plano actual de Benidorm tomado de Google Earth. El círculo verde marca el final de la calle entonces denominada Marqués de Comillas y hoy Paseo de la Carretera donde se situaban las dos casas que sufrieron el efecto del bombardeo. El círculo azul marca la situación del puente sobre el barranco de la Foia del Bol, ambos cubiertos hoy día. 




NOTAS

[1] AUB MOHRENWITZ, Max: "El laberinto mágico (6) Campo de almendros", Edit. Castalia, 2001.

[2] MARTÍNEZ MIRA, Luis: "Alicante 1936-1939 Tiempos de guerra". Alicante 2005

[3] Archivo Histórico Militar, caja 15900/22, expediente 128-bis

[4] MORLA LYNCH, Carlos: "Informes diplomáticos sobre la Guerra Civil española". Santiago de Chile, RIL Editores 2003, pag 51

[5] ALVÁREZ ROYUELA. Ricardo: "La guerra de España 1936-1939. Memorias de un militar republicano". Hondarribiko Udala, 2007. Consultado en http://www.vitoria-gasteiz.org.es/la%20Republica%20libro%20guerra%20de%20espana%201936%201939%20Tesstimonio%20de%20un%20militar%20de%20la%20republica.htm


miércoles, 3 de agosto de 2016

José Miñana Pérez, un ciudadano estadounidense alcalde de Benidorm y "Master Mariner any ocean".


Cuando en 1889 Mark Twin publicaba su famosa obra "Un yanqui en la corte del Rey Arturo" faltaban cinco años para que naciese José Miñana, un ciudadano estadounidense que en 1936 fue alcalde de Benidorm.  Pero si la existencia de un norteamericano en la Edad Media es una ficción literaria, en el caso de la alcaldía de Benidorm es un hecho real. 
Capitán de la marina mercante, había recorrido el  mundo y conoció de primera mano cómo se organizaba la política, la sociedad y la vida cotidiana en países avanzados como Estados Unidos. Intentó aplicar esa experiencia en Benidorm, su pueblo natal, buscando su progreso y especialmente su desarrollo turístico. Pero lo hizo en unos momentos de intensa división del país, los meses previos al estallido de la Guerra Civil, y sus proyectos se vieron truncados por el conflicto armado. Tras la guerra, haber formado parte de un gobierno municipal del Frente Popular le supuso una denuncia y la cárcel, aunque finalmente el desenlace fue propicio.

Tengo que dar las gracias a Mª José Gutierrez Miñana, su nieta, por la documentación e imágenes que me ha facilitado y que han hecho posible la publicación de esta entrada del blog HISTOBENIDORM. Es una forma de reconocer la meritoria labor de una persona cuya figura había quedado desdibujada y olvidada por haber formado parte del bando derrotado. Un merecido homenaje.

En esta entrada me centro en su trayectoria personal y apenas hablo de su gestión al frente del Ayuntamiento y de la Junta Local de Turismo. Eso forma parte del libro  sobre la República y la Guerra Civil en Benidorm que publiqué en 2017.

Francisco Amillo.



Fotografía del joven capitán José Miñana Pérez. Navegó alrededor del mundo y especialmente en el archipiélago filipino, en el que, aún hoy, residen algunos descendientes de su hermano Miguel Miñana. José y Miguel figuran en la relación de capitanes de la marina mercante que publicó en 1988 Jaume Fuster i Llorca en la Revista Oficial de les Festes Majors Patronals en la que también debería figurar el padre de ambos, José Miñana Calbo.





José Miñana Pérez nació en Benidorm en 1894 y murió en la misma ciudad en 1977. Era hijo de José Miñana Calbo y de Manuela Pérez. Su padre era marino mercante y en 1896 se trasladó a Filipinas, todavía colonia española. Pero llegó en tiempos difíciles para España ya que el deseo de emancipación de los filipinos desembocó ese mismo año en una revuelta armada dirigida por la sociedad secreta "Katipunan" que lideraba Andrés Bonifacio. 
El independentismo filipino estaba dividido. Entre sus disensiones internas y las ejecuciones que llevó a cabo el gobierno español (fusilamientos de Andrés Bonifacio, José Rizal y tres sacerdotes) tenía muchas probabilidades de fracaso. De hecho el gobernador Fernando Primo de Rivera firmó  con los jefes de la rebelión  el pacto de Biac-Na-Bató (23 de diciembre de 1897) por el que Emilio Aguinaldo, sucesor de Bonifacio, y sus seguidores abandonaron las armas y marcharon a Hong Kong a cambio de una fuerte compensación económica.

Pero el conflicto filipino se reavivó por  la intervención de Estados Unidos que resultó decisiva. Cuando en 1898, tras la voladura del acorazado Maine en la Habana, se declaró la guerra hispano-estadounidense los norteamericanos enviaron su flota del Pacífico a Filipinas donde se enfrentó a la española en la batalla de Cavite. Eso acaeció el 1 de mayo de dicho año. 
El contraste entre ambas flotas era considerable. La norteamericana disponía de barcos modernos, bien armados y abastecidos y con tripulaciones bien entrenadas. La española estaba pensada para reprimir la piratería y las insurrecciones indígenas, no para enfrentarse a grandes flotas. Tenía dos cruceros de 3.000 toneladas, pero uno de ellos, el Castilla, tenía casco de madera y se estropeó antes del combate; también tenía cinco cruceros de 1.000 toneladas pero dos tenían las máquinas estropeadas. En todos ellos su tripulación no pudo hacer prácticas de tiro por escasez de municiones y sus cañones eran anticuados. Así que el resultado fue una clara y aplastante victoria estadounidense. El Tratado de París, firmado entre España y Estados Unidos en diciembre de 1898, suponía que la antigua metrópoli cedía su soberanía a los vencedores a cambio de 20 millones de dólares. 

Cuando estalló este conflicto José Miñana hijo tenía cinco años. Vivía en Filipinas con una tía y con su padre y como españoles fueron hechos prisioneros de guerra por los bisayos. Los encarcelaron en la ciudad de Odiongan, la más poblada de la isla de Tablas y su principal puerto. Fueron liberados 22 meses después por la armada norteamericana. 
Esta liberación se produjo porque los filipinos, tras la derrota española, habían proclamado la República Filipina el 12 de junio de 1898. Pero no fue reconocida por Estados Unidos y los filipinos se levantaron en armas contra dicho país siendo finalmente derrotados. 
El conflicto se endureció en 1901 y se caracterizó por una feroz represión estadounidense que dejó episodios de gran crueldad hacia la población de las islas, sobre todo la de habla española que era la más culta y defensora ferviente de la independencia. 
Filipinas no conseguiría su independencia hasta muchos años después. Fue en 1946, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se la concedió por su valerosa lucha contra los japoneses que habían ocupado el archipiélago. 

Este era el atormentado panorama que vivió de niño José Miñana. Tras el desastre español de 1898 su padre pudo optar entre regresar a España o quedarse en su nueva tierra. Decidió no presentarse en el Consulado español en Manila y convertirse en ciudadano norteamericano, algo que podía hacer según el Tratado de París. Para un marino era una decisión razonable: con la pérdida de sus colonias España había perdido también muchas oportunidades para la navegación mientras que Estados Unidos las incrementaba. 
Así que José Miñana hijo también adquirió la nacionalidad estadounidense. Pasó parte de su infancia en Filipinas y realizó allí sus primeros estudios en inglés, la nueva lengua oficial. Pero en 1902, ante el cariz de la guerra su padre le envió a estudiar a España. En 1.909, con quince años, regresó a Filipinas viviendo en Cebú, la isla en la que residían su padre y su hermano Miguel, que también fue  capitán de la marina mercante y que no regresó a España  a causa de su matrimonio con una filipina.

Siguiendo la tradición familiar José Miñana estudió náutica nada más regresar a Filipinas: "Mi vida en la navegación empezó en 1.909" escribió años después. En 1916 obtenía su título de capitán de la marina mercante válido para todos los mares tal como reza su certificado: "This is to certify that according to the records of this Office Mr. JOSE MIÑANA PEREZ is a Master Mariner, any ocean, with License No. 121, Issue 1-6, dated September 23, 1916.
En 1920 el joven capitán José Miñana comandaba el SS Panay, tal como puede comprobarse en la fotografía siguiente.


El texto indica: "S.S. Panay Madrigal Hº  Cap. J. Miñana. 1920."
Ha habido varios barcos con el nombre de SS Panay. Uno de ellos es objeto de inmersiones turísticas para visitar su pecio ya que fue hundido por los japoneses en marzo de 1942 cuando llevaba armas y suministros a Filipinas.



Pero a diferencia de Miguel, José sí que mantuvo lazos con España, realizando varias estancias en Benidorm "para atender mis intereses de aquí", escribió, pero sin indicar cuáles eran; supongo que trataría de atender la casa de la Alameda y las tierras que poseía en l'Alfàs de Baix. "Durante todo ese tiempo, tuve y mantuve en esa ciudad una bandera americana".

Una de esas estancias la realizó en 1935, convaleciente de una enfermedad. "Vine a España bastante enfermo un año antes que comenzara la Guerra", escribiría más adelante. Al año siguiente, en marzo de 1936, fue nombrado alcalde de Benidorm. Los hechos ocurrieron de la siguiente manera.

El domingo 16 de febrero se habían celebrado las terceras elecciones generales de la República que dieron el poder a la coalición de izquierdas denominada "Frente Popular". El nuevo gobernador civil de Alicante, Francisco Valdés Casas  envió un oficio al Ayuntamiento de Benidorm en el que indicaba: "La actuación del Ayuntamiento de Benidorm ha creado en la localidad un estado de intranquilidad que pudiera traducirse en alteraciones del orden público he tenido a bien decretar la suspensión de todos los concejales que lo componen y nombrar una Comisión Gestora que se encargue interinamente de la Administración Municipal.
Conviene observar que dice "pudiera traducirse" en vez de "se han producido" por lo cual parece claro que se trataba de nombrar una corporación municipal afín a las ideas del nuevo gobierno. Y aunque se indica que era una corporación interina lo cierto es que duró mucho tiempo, casi toda la guerra. Entre sus integrantes aparecen nombres de clara vinculación con la izquierda y los sindicatos obreros. Según indica el propio Miñana esta candidatura se había pactado en Benidorm entre los distintos partidos del Frente Popular y el gobernador civil la ratificó.

La "intranquilidad" a la que aludía el gobernador  tenía relación con los intentos de desestabilización iniciados por las derechas. El 10 de marzo, el mismo día en que firmó el oficio de cese y que llegó a Benidorm al día siguiente, declaraba a la prensa: "El Gobernador Civil manifestó esta tarde a los periodistas que la campaña alarmista iniciada después del triunfo clamoroso de las izquierdas en las elecciones no cesa. Me extraña muchísimo ─dijo el señor Valdés─ que algunas figuras hagan caso de ella […] la tranquilidad es completa, produciéndose solo pequeños incidentes que con las precauciones adoptadas tienen escasa importancia" (diario "El Luchador", 10-3-1936). 

Está claro que en Benidorm la precaución consistió en cesar al alcalde y concejales  anteriores y nombrar una nueva gestora de once miembros encargada de elegir entre ellos a la nueva corporación: "Dicha Comisión estará integrada por los vocales José Miñana Pérez, Elio Navarro García, Ezequiel Villarroya Ronda, Emilio Ruzafa Roig, Enrique Alonso Such, Jaime Ferrer Nomdedeu, Juan Ferrer Nomdedeu, Vicente Santamaría Orozco, Francisco Soler Orozco, Juan Ripoll Ivars y Juan Sanz Pérez.= Lo que comunico a Vd para su conocimiento y el de los Srs Concejales que cesan por suspensión a los que comunicará con urgencia esta resolución […] Alicante 10 marzo 1.936" (Archivo Municipal, Actas Pleno 11-3-1936). 


Una fotografía interesante con dos generaciones de marinos: a la izquierda el capitán José Miñana Calbo  y a la derecha su hijo José Miñana Pérez, el protagonista de esta historia.

La nueva gestora eligió alcalde a José Miñana por mayoría aplastante ya que obtuvo diez votos a favor y uno en blanco, probablemente el suyo. Según explicaba "en marzo de 1.936, fui apoyado por algunos amigos del pueblo, a pesar que ellos sabían que era extranjero, para entrar en el Consejo de Turismo, ya que tenía una casa y algunas tierras allí, y yo finalmente acepté sin darle importancia, y tomando el ejemplo de un doctor cubano adaptando su profesión allí como Inspector Municipal de Salud."
Conviene observar que omite el cargo de alcalde y sólo cita el de miembro del Consejo de Turismo; dice que todos sabían que tenía ciudadanía americana, lo cual era cierto, pero también lo era que por haber nacido en Benidorm le consideraban español. Más adelante veremos el por qué de esas afirmaciones. 
En cuanto al cargo de Inspector Municipal de Salud de Benidorm, al que alude Miñana, en esa época estaba desempeñado por Cosme Bayona Fuster, que actualmente tiene una calle dedicada en la ciudad. El padre del médico Bayona fue Pedro Bayona Bayona capitán de la marina mercante que trabajaba para la Trasatlántica y había participado en el conflicto cubano de 1898 logrando burlar en varias ocasiones el bloqueo norteamericano. 


Sello sin valor postal emitido en 1936 por la Junta Local de Turismo presidida por José Miñana. El objetivo era pegarlo junto al franqueo ordinario para que de esa manera el nombre y la imagen de Benidorm llegara a todas los países. Se eligió el color azul por alusión al texto de Gabriel Miró.


José Miñana fue elegido alcalde en un momento muy difícil de la historia de España. Desde el primer momento del triunfo del Frente Popular el ejército empezó a preparar su insurrección para derribarlo. Los partidos de derecha se radicalizaron y muchos habían perdido la fe en el sistema parlamentario y en la constitución de 1931 como marco de convivencia. La Falange y la CEDA adoptaron el ideario de la Italia fascista y aspiraban a destruir el parlamentarismo, rindiendo culto a la violencia como los seguidores de Mussolini. Entre las izquierdas también había partidarios de la insurrección popular armada como medio de acabar con una república calificada despectivamente de "burguesa" y soñaban con una revolución social bien imitando el modelo de la revolución soviética o bien siguiendo las utopías anarquistas. 
En esos meses de febrero a julio de 1936 los asesinatos políticos, con un promedio de once a la semana, tiñeron de sangre la difícil convivencia entre lo que Machado llamó "las dos Españas" totalmente contrapuestas pero que coincidían en la voluntad de acabar con el sistema democrático de convivencia que implicaba la II República.

El alcalde José Miñana tenía un carácter serio, responsable y muy recto. Pertenecía a un tercer grupo de españoles, los que querían el progreso del país y de su ciudad reformando muchas estructuras arcaicas y buscando una mayor justicia social pero siempre dentro del sistema democrático, rechazando la violencia como medio de obtener objetivos políticos. 
Por eso a los pocos meses, viendo cómo la situación se deterioraba, presentó su dimisión como alcalde alegando motivos de salud, lo cual no era del todo cierto porque ya se había recuperado de su enfermedad pero era el único motivo aceptable de dimisión. 
Miñana actuó como alcalde presidente de la corporación desde el 11 de marzo hasta el 23 de junio; a partir del 14 de julio desempeñó sus funciones el primer teniente de alcalde Jaime Ferrer Nomdedeu.  
Años después explicaba por qué le habían propuesto como alcalde y por qué presentó su dimisión: "Esos amigos querían que yo, como ciudadano americano, introdujera las maneras americanas y modernas en los servicios municipales del pueblo, pero después de menos de tres meses de breve actuación, abandoné cuando entendí que no me debía mezclar en asuntos locales y me di cuenta que no podía legalmente hacer esa tarea."

Tras dimitir como alcalde y estallar la guerra se embarcó durante dos meses en el Libertad, uno de los mejores buques de guerra de la flota republicana que tuvo una notable actividad durante la contienda. Este crucero construido en 1927, había tenido como primer nombre "Príncipe Alfonso" pero tras el advenimiento de la II República se le puso el de Libertad. Al estallar la sublevación militar los oficiales tomaron partido por ella pero un comité de suboficiales y marineros se amotinó y los encarceló, causando la muerte de varios de ellos. De esta manera la nave quedó en poder del bando republicano. 

Está claro que José Miñana se enroló en el crucero después de esos acontecimientos porque necesitaba recursos económicos. Pero sólo lo hizo durante dos meses, no consta cuales, y pasado ese tiempo permaneció al margen de la contienda según indicaba el tribunal militar que le juzgó en 1940: "una vez iniciado nuestro Movimiento se limitó a embarcar por espacio de dos meses en el «Libertad», después de ocurridos los luctuosos sucesos de abordo, y ello por falta de recursos desembarcando después y permaneciendo al margen toda clase de sucesos".


José Miñana hacia 1930-40

Tras la Guerra Civil alguien le denunció de forma anónima por sus ideas izquierdistas, según me escribía su nieta María José Gutierrez:  "Por lo que sé, se trató de una traición por sus ideas políticas de carácter republicano y socialdemócrata. Creo que el objetivo era que le retirasen la licencia para navegar, ya que era de los pocos capitanes que podía navegar con bandera americana por todo el mundo."

 Fue encarcelado en la Prisión Militar de Cartagena a la espera de juicio. No sabemos cuánto tiempo permaneció encerrado. Debió ingresar en el penal de la Marina en enero o febrero de 1940 y salió a primeros  de julio de ese año, pero ignoramos las fechas exactas. 

El juicio se celebró el 21 de junio de 1940. Fue un Consejo de Guerra que falló la causa sumarísima nº 129 "para depurar la conducta y actuación de Don JOSÉ MIÑANA PÉREZ,  de profesión Marino mercante, de estado soltero, natural y vecino de Benidorm, con domicilio en la calle del Generalísimo nº 20".   

En dicho juicio quedó claro que la conducta de José Miñana no había sido censurable antes de la guerra: "RESULTANDO.-  Que el referido Miñana con anterioridad al Glorioso Alzamiento fué alcalde del pueblo de Benidorm con elementos del frente popular, cesando antes del 18 de julio, y no constando que durante el periodo realizase una política sectaria, pués aun cuando se le han achacado la intervención en la expulsión del pueblo de dos sacerdotes parece ser que el procesado trató de evitarlo, y en ningún modo le correspondió la iniciativa". 

Tampoco se le podía acusar de nada por su actuación durante el conflicto: "aun cuando en algunos informes oficiales se le tilda de izquierdista en otros como en el del S.I.P. Departamental se le califica de persona de orden, siendo también contradictoria la prueba testifical". Quedaba claro que se le había acusado injustamente por algunas personas pero otras declararon a su favor; de ahí las contradicciones de los testigos a las que alude el texto.

Sin embargo el tribunal militar le condenó a tres años de cárcel por el delito de negligencia, es decir por no haber colaborado con los sublevados: "tales hechos originan un delito de negligencia previsto y penado en el Ar 192 del Código Penal de la Marina de Guerra, del que aparece como responsable el encartado en concepto de autor. […] FALLAMOS: Que por los fundamentos de hecho y de derecho […] debemos condenar y condenamos al procesado JOSÉ MIÑANA PÉREZ como autor de un delito de negligencia a la pena de TRES AÑOS de Prisión Militar menor, siéndole de abono para su cumplimiento la totalidad de prisión preventiva sufrida a resultas de esta causa".    

Pero en la misma sentencia se indicaba la posibilidad de un indulto: "estando la pena impuesta comprendida en el indulto del "Día del Caudillo" pudiera V.E. conceder la gracia del mismo al sentenciado JOSÉ MIÑANA PÉREZ, debiendo notificársele al interesado por el Juez Instructor debiéndole hacérsele saber las salvedades que establece el Decreto de Indulto […] Cartagena 27 de junio de 1.940". 

José Miñana fue puesto en Libertad y se le permitió trasladarse a Altea para fijar su residencia en esa localidad. ¿Por qué Altea y no Benidorm? Tal vez la respuesta está en que ese mismo año de 1.940 casó con Jerónima Zaragozí Bellido, natural de Altea. Es muy probable que la decisión de contraer matrimonio la hubiesen tomado antes y que fue retrasada por su entrada en prisión.

 

Permiso a José Miñana para trasladarse a Altea tras ser indultado de la pena de tres años de prisión. Firmado el 9 de julio de 1940. Se indica que "Se le facilitaron listas de embarque en primera clase por ferrocarril hasta Altea (Alicante)"


Pero con la excarcelación no habían terminado sus sinsabores. No podía abandonar España ni encontrar trabajo en la marina mercante a causa de las restricciones del indulto. Fue entonces cuando decidió hacer valer su ciudadanía norteamericana para poder abandonar el país. El 20 de octubre de 1940 escribió una carta al consulado de los Estados Unidos de la ciudad de Valencia. Su familia no conserva el original sino un borrador manuscrito del que he citado antes varios párrafos porque es una interesante fuente de información sobre su biografía.
María José Gutierrez me escribía acerca de ella: "En la carta que escribe revela las razones por las que accedió a la Alcaldía e impulsó el Consell de Turisme y las causas reales de su renuncia. Pienso que esa carta era un borrador que retocó ya que la respuesta que le dan otorgándoles permiso para trasladarse a Filipinas la fechan  el 7 de enero de 1.941 y no el 7 de octubre de 1.940, como pone en el manuscrito".

En dicha carta se aprecia su dolor por el injusto trato recibido y su deseo de regresar a Filipinas, que seguía siendo territorio estadounidense: "La pasión y el odio despertados en la última Guerra Civil Española en todos los pueblos de España, han hecho de mí una víctima propiciatoria por alguna gente que me recuerda con el idealismo americano de República y Democracia, y por lo que parece están intentando que muera de hambre en España donde no tengo trabajo […] y están poniendo toda clase de dificultades para no dejarme marchar a donde soy ciudadano (residente) donde tengo mi vida y donde quiero estar porque es donde siempre he estado: Filipinas.
El pasado diciembre me llegó un cablegrama desde Manila nombrándome Capitán de un barco filipino en construcción en Trieste (Italia) pero no pude llegar a tiempo porque fui arrestado antes, la idea era hacerme el mayor daño posible."


El 10 de enero de 1941 el consulado de Estados Unidos en Valencia comunicaba a José Miñana sus gestiones para que pudiese abandonar España. Estados Unidos aún no había entrado en la II Guerra Mundial.

La gestión del consulado estadounidense fue efectiva y en enero de 1941 le respondió indicándole que se le adjuntaba carta para que el gobernador civil de Alicante le diese el permiso para salir del país. José Miñana ya podía abandonar España pero, sorprendentemente, no lo hizo.
De nuevo recurro a lo que me escribió su nieta María José para explicar este extraño comportamiento: "¿Qué pasó finalmente para que no llegara a establecer definitivamente su residencia en Filipinas, que se retirara a Benidorm y que mi abuela no fuese nunca allí? Pues que mientras recibían la respuesta descubrieron que mi abuela estaba en estado de mi madre, ya que ésta nació el 6 de junio de 1.941. Creo que este hecho trastocó sus planes y por eso no rompió nunca el vínculo con Benidorm a pesar de su desánimo por los hechos acaecidos". 

Visto desde nuestra perspectiva actual fue una gran suerte. Si el matrimonio Miñana-Zaragozí hubiese ido a Filipinas en 1941 se habría encontrado a finales de ese año con la entrada del archipiélago en la II Guerra Mundial. Habría sufrido la durísima ocupación japonesa y otra cruel guerra.


José Miñana con su esposa Jerónima Zaragozí y su hija Esperanza paseando por la Rambla de Alicante.

José Miñana con Jerónima Zaragozí  y su hija Esperanza en su casa de la calle Alameda de Benidorm. Jerónima tiene en brazos a su nieta Mª José Gutiérrez Miñana. 

La niña que trastocó los planes de José Miñana se llamó Esperanza Miñana Zaragozí. Por ella fijaron su residencia en la casa patrimonial de  Benidorm, en la actual calle Alameda nº 15, aunque debido a su profesión, el padre permaneció largas temporadas ausente del domicilio familiar. Tras su jubilación regresó definitivamente a Benidorm donde falleció en 1.977 a la edad de 83 años. En esos últimos años pudo comprobar cómo España volvía a recuperar los ideales democráticos perdidos en 1939 y en los que nunca dejó de creer.

Su hija Esperanza (Benidorm, 1941-1989) fue la primera maestra secular del colegio Nuestra Señora de los Dolores. Tenía un carácter muy bondadoso y afable por lo que muchas de sus antiguas alumnas la siguen recordando con gran cariño. 
Fue madre de María José, María Dolores, Aila y José Gutierrez Miñana, éste último fallecido. 
Ellas esperan que a través de este artículo y del libro que estoy redactando se conozca la figura de su abuelo que hubiese podido hacer muchas cosas por la modernización de Benidorm y por su desarrollo turístico si la Guerra Civil no lo hubiese impedido. Es de justicia que se reivindique la memoria y el mérito de una persona castigada al olvido por el sistema franquista a causa de sus ideas democráticas y progresistas. Y no estaría de más que las autoridades democráticas pusieran el nombre de este ilustre hijo de Benidorm a alguna de sus calles, plazas o elementos relacionados con la mar…



 José Miñana Pérez, e
l tercero por la derecha, junto a otros oficiales.

Otra fotografía del capitán José Miñana Calbo sentado a la izquierda con su hijo  José Miñana Pérez detrás.

jueves, 7 de julio de 2016

Una antigua fotografía de la playa de Poniente de Benidorm antes del boom turístico y la historia de un puente sobre el barranco de la Foia del Bol, próximo al hotel Marconi.



Las imágenes fotográficas pueden ser una fuente de información sobre nuestra historia ya que nos recuerdan una realidad pasada y a menudo olvidada o distorsionada por el tiempo. La objetividad de la cámara que en su día captó la instantánea nos remite a unos hechos concretos. 
Ese es el caso de la fotografía que encabeza este artículo. Es una postal turística de la década de 1950 y muestra el aspecto que ofrecía la parte de Poniente de Benidorm, muy diferente al actual ya que apenas había sufrido el impacto del turismo. El hotel Marconi y el puente de tres arcos que está a su derecha centrarán el comentario histórico de esta antigua fotografía, que a pesar del tiempo transcurrido conserva todo su encanto

Francisco Amillo


Postal turística de Benidorm a principios de la década de 1950. 

Cuando el fotógrafo realizó esta instantánea probablemente sólo tenía una intencionalidad estética y quería capturar en una tarjeta postal la belleza del paisaje que tenía ante el visor de su cámara. Pero pasados los años se ha convertido también en una interesante fuente de información histórica. Si la analizamos desde ese punto de vista observaremos multitud de detalles en los que vale la pena detenerse. 

Dejaré de lado el elemento estético, el de la belleza natural de un pequeño pueblo de agricultores y pescadores que desde finales del siglo XIX había cautivado a numerosos visitantes españoles y extranjeros. Un paisaje montañoso que describió tan admirablemente Gabriel Miró en "Años y leguas" que me resulta imposible superar y que no necesita ningún comentario:  
"Lejos, en el fondo, se estampan las grandes montañas, y desde allí hasta el pueblo nada contiene ya el vuelo combo del espacio. Allí se han parado las sierras, porque era su lugar escogido para la perfección de este pueblo; la distancia precisa para que ellas también fuesen un espectáculo de belleza. Montes con las espaldas distendidas y nerviosas, montes delgados, perpendiculares, en asunciones tranquilas, siempre hilando el vellón de la claridad virgen. «Puigcampana» es la sierra cincelada para Benidorm, y todavía quedó enmendada la obra rebanándole el filo en una hendedura de bordes siempre tiernos. Se le quitó lo necesario para que se viese un momento más del día. Allí subió la anécdota caballeresca. Dicen que Roldan, enfurecido, rajó con su espada la lámina del monte."

Pero en esa postal también están el mar y la playa y podemos ver en ella, varadas en la arena, un grupo de barcas de pesca. Muestran que una de las actividades económicas más tradicionales de Benidorm, la pesca, aún tenía fuerza en 1950. Una actividad que poco a poco fue dejando paso a la turística, de la que el hotel Marconi fue un hito importante.
También podría comentar el enorme crecimiento de la playa como consecuencia de la acumulación de arenas al construirse el puerto. Es un fenómeno muy interesante e importante ya que cambió radicalmente la fisonomía de la zona pero ese tema ya lo traté en otra entrada de este blog (puedes verla pulsando AQUÍ) y no hace falta repetirlo.

Me centraré en el escaso desarrollo turístico de esta parte de Poniente, fácil de detectar en esa fotografía porque apenas vemos edificios. El Parque de Elche ya existía aunque sólo con unos pocos árboles. Por encima de él se ve el barrio de pescadores denominado en Benidorm del Campo, porque había que atravesarlo para llegar al camposanto. En primera línea de playa de ese barrio vemos la calle San Pedro que desciende en dirección a Poniente hasta el chalet San Pedro (que sigue existiendo hoy día), le sigue un espacio verde, en realidad una huerta con árboles, y más adelante otro edificio más alto, el hotel Marconi, que nos pone en contacto con los inicios del turismo de Benidorm. Una actividad, la turística, que se extendió primero por la playa de Levante y que hacia 1950 apenas había tocado la de Poniente. Por esa causa el hotel Marconi, construido en 1934, se consideraba un tanto apartado del pueblo. 
Era el tercer hotel que se construía en Benidorm siguiendo la estela marcada por el Bilbaíno, que se había construido en 1926 en el otro extremo de la villa, en la playa de Levante [1] al igual que el hotel Levante, que según Juan-José Chiner lo fue en 1931 [2]. 

Una cosa que tenían en común el Bilbaíno y el Marconi era que sus nombres aludían a la navegación trasatlántica, y no por casualidad.  Pedro Cortés Barceló, fundador del Bilbaíno, había navegado en buques de la compañía "Navieras Bilbaínas" [3]. El propietario del Marconi, Miguel Barceló Martínez, había sido radiotelegrafista de la "Compañía Transatlántica"  y recordaba con ese nombre los "marconi" o aparatos de radiotelégrafía instalados en la mayoría de los grandes buques de las primeras décadas del siglo XX [4].
Ambos hoteles tenían también en común que sus propietarios los fundaron con el capital ahorrado en su trabajo como navegantes. Eso indicaba un cambio importante: hasta entonces los capitales obtenidos en la actividad marítima se habían invertido en tierras de cultivo, sobre todo de regadío, consideradas la inversión más rentable y segura. Sin embargo el turismo, que en Benidorm contaba ya con una larga tradición que se remontaba a la segunda mitad del siglo XIX, se empezó a ver en esos años de la década de 1930 como una fuente de ingresos que superaba en rentabilidad a la agricultura. 

Durante la II República esta actividad turística experimentó un fuerte impulso y fruto de ello fueron la apertura de los hoteles citados, la construcción de la carretera de Benidorm al Rincón de Loix y una serie de ordenanzas sobre limpieza viaria, recogida de basuras, bares y venta de bebidas alcohólicas, etc., que tenían como finalidad proporcionar un aspecto más agradable al pueblo para que resultara atractivo a los veraneantes. También se creó una Junta Local de Turismo a principios de 1936, presidida por el alcalde José Miñana. Pero el estallido de la Guerra Civil de 1936-1939 paralizó todas estas iniciativas y el proceso se retomaría a partir de 1945 cuando el fin de la Segunda Guerra Mundial y la recuperación económica española posibilitaron la vuelta de turistas extranjeros y nacionales.


El hotel Marconi construido en 1934 tenía dos plantas, tal como se aprecia en esta fotografía. Tenía muy pocas habitaciones porque se desconocía el fenómeno actual del turismo de masas.

Hotel Marconi: en 1949 se remodeló y añadió una tercera planta. Ese era el aspecto que ofrecía cuando se hizo la fotografía que encabeza este artículo y que puede apreciarse con más detalle en esta otra. Se observa también que el acceso a la playa era más difícil que en la de Levante y eso es también otra causa que explica su desarrollo turístico más tardío. 


Si volvemos a la fotografía que encabeza este artículo y que estamos analizando observaremos que a la derecha del hotel Marconi se aprecia un espacio con vegetación y un puente con tres arcos de medio punto sobre lo que entonces era la carretera Alicante-Valencia. No sabemos cuando se construyó dicho puente pero debió ser a partir de 1868, tras la construcción de la carretera nacional Alicante Valencia que sustituía al antiguo Camino Real. El por qué se construyó sí que nos resulta fácil de adivinar: la zona de Poniente de Benidorm tenía un  relieve muy accidentado, con numerosas colinas y profundos barrancos que la carretera debía salvar. 


Detalle del "Plano de la ensenada de Benidorme levantado en 1876 por la Comisión hidrográfica al mando del Teniente de Navío de 1ª clase D. Rafael Pardo de Figueroa". Marca la carretera de Alicante a Valencia que atraviesa varios barrancos con puentes. 

En el plano anterior vemos siete barrancos desembocando en la playa de Poniente. Se indican los nombres de cuatro: Murtal, Vela Blanca, Racharell (Rachadell) y Sicho  (Xixo) y se omiten tres. Al autor de este plano no le pareció relevante indicar el nombre de todos con lo que nos crea confusión al respecto. También ignora la existencia del barranco de l'Aigüera en la playa de Levante. 
Hasta ahora el libro mejor documentado sobre la toponimia Benidorm es el de Pasqual Almiñana y este autor incluye 5 barrancos en la playa de Poniente: Murtal, Vela Blanca, Rajadell, Xixo y Foia del Bol [5]. Hay por tanto en ese plano dos barrancos que no sabemos donde están; hasta es posible que se trate de una invención o exageración de su  autor. 
Los nombres del Murtal, Rajadell, Xixo y Foia del Bol corresponden a unas partidas por las que discurrían estos cauces fluviales. El de la Vela Blanca procedería, según Carlos Llorca Baus, del nombre dado por los marineros a una piedra de forma triangular y color blanquecino que les servía como referencia en la navegación y la pesca [6]. 

Volviendo al plano de 1876 observamos que Rafael Pardo dibujó los cauces de los barrancos desproporcionadamente anchos, como si llevasen un gran caudal de agua. ¿Es otro error del autor? Seguro que sí en lo que se refiere a la anchura del cauce pero no estoy tan seguro en cuanto al caudal que podían llevar en episodios de fuertes lluvias. La imagen siguiente nos muestra el barranco de la Foia del Bol drenando un importante caudal hacia 1930. Ya se sabe que en Benidorm las lluvias torrenciales descargan importantes cantidades de agua en escaso tiempo y provocan grandes avenidas en los barrancos. Es una característica del clima mediterráneo. 


Puente sobre el barranco de la Foia del Bol, hacia principios de la década de 1930. Aunque en esos años hubo problemas graves de sequía, en 1931 y 1934 se registraron lluvias torrenciales que causaron daños en los caminos y cosechas. 

Recapitulando la cuestión de los barrancos de Poniente tenemos que Rafael Pardo dibujó siete pero la toponimia ha conservado cinco. Por ello lo primero que debemos hacer es establecer los elementos seguros.
Los barrancos del Murtal y Xixo son fáciles de identificar en un plano actual porque en su cauce se construyeron calles que conservan su nombre. El de Rachadell es visible en las fotografías aéreas y desemboca al oeste del hotel Poseidón Playa junto al cual, en el lado este, hay una calle que conserva su nombre. El barranco de la Vela Blanca, parcialmente visible en fotografías aéreas actuales, desembocaba muy cerca de donde hoy confluyen las avenidas de Villajoyosa y Vicente Llorca Alós. 
Así que queda por identificar el que estaba al este del Murtal. La fotografía aérea de Google Earth muestra un corto cauce cuyo nombre, si alguna vez lo tuvo, se ha perdido; tal vez Rafael Pardo se refería a este accidente topográfico, difícilmente catalogable como barranco. 

Nos quedan los dos barrancos más próximos a Benidorm. Para estos últimos tenemos dos posibles nombres: Foietes y Foia del Bol. Ya he dicho que se trata de dos antiguas partidas de Benidorm y ambas están drenadas por el mismo barranco por lo que parece muy claro que ambas denominaciones corresponden a un mismo cauce y las dos parecen correctas. Pasqual Almiñana utiliza la segunda denominación aunque hoy día se ha hecho más popular la primera, Foietes, posiblemente porque el nombre de esa partida es más corto y se ha conservado en el uso actual, cosa que no ocurre con la otra; es sabido que el lenguaje coloquial tiende a simplificar. 
Así que los partidarios de conservar la tradición marinera pueden decir Foia del Bol y los demás pueden seguir con Foietes. El nombre Foia del Bol nos recuerda que allí se practicaba un arte de pesca denominado "bol" y sería una lástima que se perdiese.

Pero seguimos sin saber cuál era el nombre del otro barranco, el situado al oeste del cementerio. Como ya he indicado la zona está tan densamente urbanizada que se ha perdido el rastro de ese barranco. Ni siquiera podemos garantizar su existencia ya que en una fotografía aérea hecha en 1938 por la aviación italiana se ven claramente el barranco de Foietes-Foia del Bol y el cementerio, pero no se aprecia ni rastro de ese otro barranco por lo que es posible que sea una invención del autor del plano de 1876.

La intensa transformación que ha sufrido el paisaje de esa zona Foietes-Foia del Bol ha causado otro efecto: la desaparición del puente de tres arcos sobre la carretera nacional. Y sin embargo ese puente tiene su pequeña historia que vale la pena dar a conocer.

Se cuenta en Benidorm que en los días finales de la Guerra Civil, la aviación del bando nacional quiso destruirlo y lanzó algunas bombas contra él. Debió ser el 28 o el 29 de marzo de 1939.  Los aviones italianos, con sede en las Baleares, quisieron impedir que las tropas republicanas llegaran a Alicante y abandonasen España por su puerto. Las bombas no destruyeron el puente pero sí unas casas cercanas, muriendo varias personas. De todas formas los italianos cubrieron su objetivo militar porque cortaron la carretera Alicante-Valencia dificultando la huida de los últimos restos del ejército republicano.  

Max Aub describe así este hecho: "Vuelven a la carretera general. Sigue el rosario de coches. Oliva, Benisa, Calpe; en el mar, algo más claro, se levanta enorme el pétreo peñón de Ifach; Altea, Benidorm. Cientos de automóviles obstruyen la carretera; la aviación acababa de bombardear el pueblo; cuatro mujeres muertas, otros tantos niños todavía tendidos allí. Los automóviles están detenidos, algunos abandonados.
[...]  En Benidorm, en la noche negra, González Moreno encuentra a algunos compañeros de la UGT, sin saber qué hacer, sin poder seguir adelante, por la carretera atascada, pensando que los aviones iban, posiblemente, a bombardear de nuevo.
Media docena de hombres salen de una taberna, borrachos como cubas, disparando al aire. Deslizándose entre la gente y los coches, González Moreno y sus compañeros andan unos kilómetros hasta Villajoyosa, sorteando obstáculos.
— En Alicante hay barcos.
— En Alicante habrá barcos.
— Los italianos están en Gandía."  [7].

Más de 10.000 republicanos quedaron atrapados en el puerto de Alicante esperando inútilmente un barco que les llevara lejos de España. El Stanbrook había partido con 2.600 pasajeros y después el Marítima con sólo 40. Ya no salieron más barcos. Los buques de guerra nacionales Canarias, Júpiter y Vulcano bloqueaban la bocana del puerto. El día 30, sobre las 14,30 horas, las tropas italianas entraron en Alicante sin encontrar resistencia. En el puerto los republicanos se atrincheraron sin ninguna esperanza. Al día siguiente, 31 de marzo, se rindieron. Algunos, durante la larga noche, habían preferido el suicidio a la prisión [8]. El 1 de abril Franco declaraba finalizada la guerra. 

Desde Alicante las tropas italianas de la división "Flechas Negras" mandadas por el general Valentín Babin pasaron a Benidorm. En realidad sólo los mandos eran de esa nacionalidad ya que los soldados habían sido repatriados y sustituidos por españoles. Permanecerían dos años en el pueblo y Babin tendría tiempo de publicar un libro titulado "Hechos de guerra  División Flechas Negras". Está  firmado en Benidorm el 1 de mayo de 1939.

Última página del libro sobre Flechas Negras indicando que fue firmado en Benidorm el 1 de mayo de 1939.

Los miembros de la división Flechas Negras entraron en el pueblo el día 31 de marzo pero se encontraron con que el día anterior los falangistas habían constituido un nuevo ayuntamiento presidido por Ángel Ruiz de Apodaca así que fue una entrada tranquila. Para Benidorm la Guerra Civil había acabado ese día 30. 

Vemos que el puente de la Foia del Bol nos ha remitido a un pasado trágico de nuestro país. Un puente con historia y que, sin embargo, hoy día no podemos ver. Aparentemente ha desaparecido. Y digo aparentemente porque gracias a la documentación del archivo municipal sabemos qué pasó con él.

Todo empezó con la construcción de la primera circunvalación de Benidorm que hoy día es la avenida Rei Jaume I, finalizada en 1959. En la fotografía siguiente podemos ver la circunvalación terminada y la zona casi sin urbanizar. El barranco de Foietes-Foia del Bol llegaba hasta la nueva carretera y se apartaba de ella hacia el este desembocando en un huerto arbolado que hoy día está ocupado por el edificio Marina San Pedro. 


La fotografía nos muestra en la parte inferior derecha la nueva carretera de circunvalación de Benidorm  construida en 1958-59 y el cauce del barranco que desemboca en un solar junto al chalet San Pedro. Todavía había campos de cultivo que se iban ocupando por las edificaciones turísticas hasta que finalmente la zona se urbanizó totalmente y esta carretera se convirtió en una calle más de la nueva ciudad siendo preciso hacer la actual circunvalación. 


Fue por esos años cuando, según un informe del Área de Ingeniería del Ayuntamiento de Benidorm, se decidió desviar ese tramo final del cauce del barranco "canalizándolo y desplazándolo hacia poniente, vertiendo las aguas en la playa frente el actual hotel Villa del Mar" [8]. No obstante, el antiguo puente se mantuvo "aunque su funcionalidad quedó muy reducida porque el aporte mayoritario del barranco se había desviado, quedando únicamente para la evacuación del resto del cauce que quedaba por debajo de la nueva carretera" se indica en ese mismo informe.


Composición realizada por el Área de Ingeniería del Ayuntamiento de Benidorm que muestra  con línea amarilla el cauce natural del barranco de la Foia del Bol ocupado por el edificio Marina San Pedro y en rojo el desvío actual del Barranco por debajo de la avenida Rei Jaume I con su salida al mar más hacia el oeste.


A finales de 1978 se inició la construcción del edificio  Marina-San Pedro [10] ocupando el cauce del barranco. Los constructores pensaron utilizar el puente como salida exclusiva a la playa de los vecinos del edificio a través de sus sótanos y un túnel. Un túnel que no se autorizó pero que sí se construyó sin prever ningún sistema de drenaje. 


Plano de la planta del edificio Marina San Pedro en el que se aprecia el espacio habilitado en el antiguo barranco mediante un túnel que conducía hasta la playa saliendo por debajo del puente de tres arcos. Hubiese supuesto el uso privado de un bien público.


En años posteriores con los trabajos de urbanización de la antigua carretera nacional  que es la actual calle Alcalde José Such, así como con el acondicionamiento del muro de la playa, se taponaron los ojos del antiguo puente. Se hizo con escollera lo que impedía el paso de las personas pero facilitaba el drenaje no del barranco cuyo caudal era prácticamente nulo a causa del desvío y de la total urbanización de la zona. Se drenaban las aguas pluviales del propio edificio y de la calle Maravall y adyacentes. 


Fotocomposición del Área de Ingeniería del Ayuntamiento mostrando el cegado de los ojos del puente con escollera para impedir el paso de personas pero permitiendo el drenaje del antiguo barranco si fuese necesario.

Finalmente cuando en 2011 se realizó la “Prolongación del Paseo Poniente - Parque de Elche” se instaló un colector de 500 mm. de diámetro que conectaba la red de pluviales de la calle Maravall y de Alcalde José Such con la canalización del barranco de Foietes, dejando de verter en el antiguo puente que a partir de ese momento dejaba de tener utilidad y se cerró tal como muestra la siguiente imagen.


A la izquierda el antiguo puente con sólo dos de sus arcos visibles. A la derecha con los trabajos de cerramiento bastante avanzados. Se dejaron tres ventanas para ventilación y sistemas de drenaje con mechinales en la parte inferior. Fuente: Ayuntamiento de Benidorm.

Parte final del informe municipal sobre el cerramiento del barranco de Foietes o Foia del Bol indicando la posible afección de la circulación subálvea sobre el edificio Marina San Pedro, construido encima del antiguo cauce.



A causa del muro que lo oculta hoy día no podemos ver el antiguo puente del siglo XIX pero sí sabemos dónde está. También podemos contar su pequeña historia, que nos remite a un Benidorm que entre 1850 y 1950 había cambiado mucho pero que a partir de ese año lo hizo infinitamente más… 

Atrapado entre las edificaciones de la moderna ciudad turística, oculto y preservado, el puente de tres arcos junto al hotel Marconi seguirá existiendo durante muchísimos años más. Su existencia será ignorada por la inmensa  mayoría de los residentes y visitantes de Benidorm que pasan a diario por encima de él. Pero no por los lectores de este blog, que tienen la oportunidad de conocer que la trepidante ciudad turística tiene también un pasado fascinante que no se debería olvidar. 



NOTAS

[1] Juan-José Chiner Vives: "Los hoteles del paraíso", Ayuntamiento de Benidorm,  2005, pag 25. Para el Bilbaíno el blog del hotel da como fecha de construcción el 1926. En el diario Información se dice que la inauguración fue en 1929: http://www.diarioinformacion.com/benidorm/2011/09/22/tiempos-heroicos/1170500.html
[2] Juan-José CHINER VIVES en "Los hoteles del paraíso" indica que el hotel Avenida se creó ese año y no ofrece más detalles por lo que no es un dato muy seguro. En las actas municipales de esos años se cita en cambio el hotel Miramar.
[3] http://www.hotelbilbaino.com/acerca-de/pagina-3/
[4] http://www.benidorm-spotlight.es/marconi/history_e.html
[5]  Almiñana Orozco, Pasqual: "Els topònims de Benidorm (1321-1955)", pág. 346.
[6] Llorca Baus, Carlos: "Historia marinera de Benidorm" pag. 453
[7] Aub, Max: "El laberinto mágico (6) Campo de almendros", pág. 121
[8] Martínez Mira, Luis: "Alicante 1936-1939 Tiempos de guerra", pag 158-161.
[9] Archivo Municipal de Benidorm: "Informe Técnico sobre escritos presentados por Tomás Cortés Lloret y José Inés Mediavilla referente al supuesto taponamiento de la salida del Barranco Foietes frente al edifico Marina-San Pedro". 21 de agosto de 2012
[10] AMB: Expediente 509/78.