El alcalde de Benidorm Pedro
Zaragoza Orts y el incidente del biquini.
Sorprende que hechos de las décadas de 1950 y 1960 que se han narrado de forma oral en Benidorm, a veces por testigos directos, resultan de dudosa credibilidad. Un ejemplo es que Pedro Zaragoza regaló a Carmen Polo, esposa del Jefe del Estado, una espada ibérica, una falcata, procedente del Tossal de la Cala . Sin embargo si nos atenemos a los hechos demostrados sólo tenemos dos datos fiables: efectivamente el Ayuntamiento de Benidorm le regaló una espada pero no era una falcata. Todo lo demás es dudoso o falso. Otro ejemplo es la piedra con la inscripción "De ilusión también se vive". Se dice que fue puesta por Pedro Zaragoza pero también se ha dicho que fue un concejal e incluso por unos gamberros. Por tanto lo único seguro es que alguien puso la piedra en la fuente del Parque de Elche.
En esta entrada de Histobenidorm podrás informarte sobre hechos que han circulado ampliamente y han alcanzado una gran popularidad pero que analizados con rigor se observa que no son verídicos. El principal es el incidente del biquini.
Muchos años
después de los acontecimientos Pedro Zaragoza narró unos hechos del año 1953 que se hicieron muy
populares en toda España. La imagen del alcalde de un pequeño pueblo de 2.700
habitantes enfrentándose al poderoso arzobispo de Valencia por haber autorizado
esa prenda de baño y su éxito al lograr el apoyo del Jefe del Estado resultó sumamente
atractiva. Sin embargo la búsqueda del soporte documental de este relato ha resultado
totalmente infructuosa por lo que la conclusión lógica es que se trató de una ficción creada por Pedro Zaragoza.
En este artículo se plantea una hipótesis sobre el origen de esta leyenda urbana que
tan hondamente ha calado.
Francisco Amillo Alegre
Este año se ha cumplido el centenario del nacimiento de Pedro Zaragoza Orts, acontecido en Benidorm el 15 de mayo de 1922. Parece incuestionable que, sin su actividad como alcalde, Benidorm no habría ocupado su destacado lugar en el turismo de nuestro país. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del año 1956, que él impulsó, supuso la creación de una ciudad eminentemente turística. Primero se diseñó una ciudad-jardín de chalés con calles anchas, abundantes zonas verdes, baja densidad de ocupación y un máximo de cinco alturas para los hoteles y edificios de apartamentos. La necesidad llevó a hacer algunas modificaciones del PGOU, destacando la del año 1963 que supuso la creación de la actual ciudad vertical con su peculiar skyline de rascacielos.
Pedro Zaragoza tuvo la habilidad de aprovechar el desarrollo económico europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial y el incremento general del nivel de vida para hacer una promoción de Benidorm en el extranjero. Consiguió incrementar la afluencia de turistas europeos que contribuyeron de forma decisiva al cambio de costumbres y a la europeización de la ciudad. Entre estos cambios estaba la introducción del biquini, una prenda que molestaba a algunos defensores de la moral tradicional imperante entre las autoridades del estado que lo prohibieron repetidamente.
El dibujante José Rubio Malagón vio así el viaje de Pedro Zaragoza a Madrid en Vespa, una historia contada por el protagonista que alcanzó una difusión extraordinaria. Imagen del libro “El encanto de Babel”.
1. El incidente del biquini, un
relato de Pedro Zaragoza.
Pedro Zaragoza Orts afirmó en repetidas ocasiones que había firmado un decreto autorizando el uso del biquini en las playas y en todo el término municipal de Benidorm. También que el Arzobispo de Valencia le incoó expediente de excomunión por esta causa y se vio obligado a viajar en su motocicleta “Vespa” al Palacio del Pardo para pedir ayuda al Jefe del Estado. En una entrevista que le realizó Miguel Ors para Localia TV el 22 de febrero de 2002 indicó que este incidente ocurrió en 1953 y tomaba como referencia el nacimiento de su hija.
Muchísimas personas han aceptado como verídico este relato y su popularidad lo hizo objeto de un famoso corto cinematográfico de 15 minutos, “Bikini: una historia real” (2014) de Óscar Bernácer. También aparece recogido en la biografía de Pedro Zaragoza por Nuño de la Rosa publicada por el Ayuntamiento de Benidorm [1] y se repite abundantemente en las redes sociales, como por ejemplo en Wikipedia. Yo también la recogí en mi libro “Historia de Benidorm de los orígenes a 1960” porque así me lo narró Pedro Zaragoza.
Se transmitió también de manera oral, lo cual ha supuesto versiones diferentes, a veces contradictorias. Un ejemplo es la fecha del choque con la jerarquía eclesiástica. Se ha dicho que sucedió en 1951, en 1952, en 1953 y en 1954, cuando Benidorm pertenecía a la diócesis de Valencia de la cual era arzobispo Marcelino Olaechea Loizaga. Pedro Zaragoza indicó en la citada entrevista de TVE que le incoó expediente de excomunión por instigación de dos ministros cuyos nombres no quería hacer públicos [2].
La transmisión oral también presenta contradicciones en cuanto a la bofetada que una turista en biquini propinó a un policía municipal por recriminarle el uso de dicha prenda. Según el relato oral fue una súbdita alemana, cuyo nombre también se cita, pero la documentación dice que fue británica y tenía otro nombre. Además hay confusión con el obispo que inició el expediente de excomunión porque se ha atribuido también a Pablo Barrachina Estevan, obispo de Orihuela-Alicante. Conviene recordar que el norte de la provincia de Alicante, Benidorm incluido, fue incorporado en 1957 a la diócesis de Orihuela-Alicante.
Ambos autores se basan en un hecho demostrado: todos los intentos de buscar cualquier documento sobre estos acontecimientos han tenido resultados negativos: “En la primavera del año 2012, con motivo del, en teoría, sesenta aniversario del “incidente del bikini”, muchas personas buscaron en la documentación del Archivo Municipal y en el archivo de Pedro Zaragoza de la Universidad de Alicante, y no encontraron ninguna referencia a este hecho” [5]. Tampoco se ha encontrado el expediente de excomunión en el arzobispado de Valencia y otros autores han constatado que en el registro de audiencias del Palacio del Pardo hay algunas otorgadas a Pedro Zaragoza pero ninguna de los años 1951 a 1954.
Por mi parte la no aparición del decreto me indujo a buscarlo por una vía indirecta: la contabilidad municipal. En aquella época alcaldes y concejales no cobraban sueldo por ejercer sus cargos pero sí podían cobrar gastos de viaje por cuestiones relacionadas con la gestión municipal. Miré los gastos de Pedro Zaragoza de los años 1951 a 1954. Aparecen viajes a Alicante, Polop, Altea, etc., relacionados en la mayor parte de los casos con el agua potable. También hay algunos viajes a Valencia, a la Confederación Hidrográfica del Júcar, igualmente por el agua potable. Sin embargo no se registró ningún viaje en Madrid. Y respecto a la Vespa, es cierto que la utilizó para desplazarse por Benidorm y hasta Alicante, pero también se registran viajes en los cuales se especifica que viajó en automóvil. Por ejemplo hay una partida de la contabilidad municipal del 21 de julio de 1952 con el pago de una indemnización de 298 ptas. por viajar en coche a Alicante “una comisión presidida por el señor alcalde que fue a Alicante para gestionar asuntos de interés vital para esta playa” [6].
Esta total ausencia del más mínimo indicio en la documentación que confirme cualquier detalle del incidente del biquini avala la afirmación de que se trata de una fabulación posterior de Pedro Zaragoza. Aunque también parece incuestionable, según la documentación, que manifestó tolerancia, un mirar hacia otro lado, respecto a esta prenda de baño.
Primer incidente real: los
ataques de Vicente Alemany y Ramón Rodríguez.
En 1956, con el
PGOU recién aprobado se iniciaron las maniobras de dos personas de Benidorm que
querían que fuese destituido como alcalde. Se trataba de Vicente
Alemany Martínez, que regentaba el hotel Planesia y de Ramón Rodríguez. Vicente
Alemany pidió permiso para construir un hotel que incumplía el Plan General de
Ordenación Urbana por lo que Pedro Zaragoza se lo negó. Como sabía que nunca obtendría la autorización
pensó que lo mejor era lanzar una campaña de desprestigio acusándole ante las
autoridades religiosas y civiles de tolerar grandes inmoralidades en las playas
de Benidorm. Según decía, los turistas extranjeros las habían convertido en un
lupanar con gran escándalo de los veraneantes españoles. Sus maniobras en Alicante,
Valencia y Madrid les ocuparon los años 1957 y 1958. En este último año
Vicente Alemany obtuvo permiso para construir su hotel y Pedro Zaragoza
neutralizó sus acusaciones.
Estamos tan acostumbrados
a la imagen de Pedro Zaragoza como un alcalde muy popular en toda España,
aclamado por su pueblo y apoyado por la máxima autoridad del Estado que cuesta
creer que en esos dos años había temido acabar destituido de forma deshonrosa y
totalmente injusta. Este incidente se explica con más detalle en esta otra entrada
del blog HISTOBENIDORM: VER.
Segundo incidente real: la bofetada de una turista británica en biquini a un policía municipal.
Pedro Zaragoza no publicó ningún bando autorizando el biquini en Benidorm porque eso habría supuesto desobedecer las órdenes de la Dirección General de Seguridad. Es más: remitió a los establecimientos turísticos de Benidorm las normas estatales sobre el comportamiento y la vestimenta en las playas que incluían la prohibición de dicha prenda.
Año 1958:
normativa sobre trajes de baño y modo de permanecer en playas y piscinas,
dictadas por la Dirección General de Seguridad y enviadas por Pedro Zaragoza a
los establecimientos turísticos. Fuente Archivo Municipal de Benidorm.
En el Archivo Municipal se conserva un documento del año 1958 titulado “Oficios remitidos a los establecimientos hoteleros del municipio comunicando las normas sobre trajes de baño y modo de permanecer en playas y piscinas […]”. [7].
Pedro Zaragoza los envió a 38 establecimientos turísticos incluyendo copia de las normas sobre moralidad en las playas emitidas por la Dirección General de Seguridad. Es interesante constatar que dice “nuevamente”, con lo cual nos da a entender que anteriormente había enviado instrucciones similares a esta. En el artículo 1 queda muy clara la prohibición expresa de los biquinis, denominados “prendas de baño […] de dos piezas”. Además el bañador solo se permitía dentro del agua, no en la playa ni mucho menos por el pueblo. El texto enviado a los establecimientos turísticos dice:
“Por
la presente le insto nuevamente, rogándole colabore con esta Alcaldía, para el
más exacto cumplimiento de la normativa sobre trajes de baño y modo de
permanecer en playas y piscinas, dictadas por la Dirección General de Seguridad
y que a continuación le transcribo textualmente:
PROHIBIR.-
1º.
El uso de prendas de baño que resulten indecorosas, como las llamadas “de dos
piezas” para las mujeres y “slips” para los hombres. Aquellas deberán llevar el
pecho y la espalda cubiertos y usar faldillas y éstos pantalones de deporte.
2º.-
La permanencia en playas, clubs, bares, restaurantes y establecimientos
análogos, bailes, excursiones, embarcaciones y, en general, fuera del agua en
traje de baño, ya que éste tiene su empleo adecuadamente dentro de ella y no
puede consentirse más allá de su verdadero destino.
3º.-
Que hombres o mujeres se desnuden o vistan en la playa, fuera de caseta
cerrada, para cambiar el traje de calle por el de playa y viceversa.
4º.-
Cualquier manifestación de desnudismo o de incorrección en el mismo aspecto que
pugne con la honestidad y el buen gusto tradicional entre los españoles.
5º.-
Los baños de sol fuera de los solarios. Estos deberán estar tapados al exterior
y con la debida separación de sexos, siendo imprescindible el uso dentro de
ellos de las prendas de baño permitidas. Tanto a la entrada como a la salida
del solario será necesario el uso del albornoz.
6º.- Y en general, cualquier extralimitación que con motivo de baños o mal entendidas prácticas higiénicas puedan menoscabar el decoro público o atacar la raigambre moral del país”.
Benidorm,
playa de Levante, década de 1940. Detrás de los niños, una mujer con albornoz
para cumplir los bandos de moralidad que cada verano dictaban las autoridades.
Estas normas de 1958 son bastante similares a las de años anteriores que habían empezado en 1941 y se fueron ampliando progresivamente. Mantiene la prohibición de permanecer en bañador en la playa, donde era obligatorio el albornoz y añaden la primera prohibición explícita del biquini. También amplían los locales a los cuales no se podía ir en bañador. Es decir que, con el paso del tiempo, las normas de moralidad no se suavizaron en la década de 1950 sino que se ampliaron y Pedro Zaragoza pidió a los propietarios de establecimientos turísticos que se cumplieran. A pesar de esto el biquini lo utilizaban algunas turistas extranjeras pero él miraba hacia otro lado.
En 1959 se produjo un incidente entre un policía municipal y una turista británica. El hecho dejó constancia documental en el Archivo Pedro Zaragoza de la Universidad de Alicante y en la prensa del Reino Unido. En el mes de julio el cónsul británico informaba en carta a Pedro Zaragoza que la súbdita de su país Judith Marjorie Roberts, de 21 años, había sido multada con 10.000 pesetas por utilizar el biquini en la playa. El incidente se complicó porque intervino la Guardia Civil y el tema pasó al juzgado. Según la turista el guardia municipal le había llamado la atención en la playa y posteriormente en el bar Tugart donde “el policía le quitó la silla violentamente e intentó tirarla escaleras abajo, ante lo cual la citada impulsivamente le abofeteó”. El cónsul creía que la sanción era excesiva y recordaba al alcalde la propaganda negativa que este incidente tendría en Gran Bretaña de cara al turismo.
Pedro Zaragoza le escribió indicando que el policía recriminó a la joven no por usar biquini “pues esto está permitido en la playa de Benidorm” sino por utilizarlo en un bar. Hemos visto que el biquini estaba expresamente prohibido en la playa y fuera de ella por lo cual el policía que amonestó a la joven actuó de acuerdo con las normas vigentes. Pedro Zaragoza no había permitido el uso del biquini, lo había tolerado, y exageró ante el cónsul británico porque quería apaciguarlo. Incluso añadió en su carta que rogaría al juez la máxima benignidad para la impulsiva joven.
Sin embargo no cumplió la promesa y pidió el máximo rigor para la británica por incurrir en desacato y agresión a la autoridad además de vanagloriarse en público que saldría absuelta del caso. El agredido era policía municipal de Madrid cedido como refuerzo en el verano a Benidorm y su Ayuntamiento pedía también dureza para la británica. Pedro Zaragoza recurrió al gobernador civil y al obispado de Orihuela-Alicante pidiendo un castigo ejemplar alegando el “vestir y ademanes deshonestos de la joven”. La respuesta del obispo Barrachina a Pedro Zaragoza fue clara, lamentando la tolerancia de Pedro Zaragoza hacia las actitudes libres de los extranjeros en la playa: “El Prelado es el que más deplora tanta inmoralidad, convertida ya en pecado colectivo, posible por tanta omisión. ¡Pobre infancia y juventud! Y pobres de aquellos que pudiendo y debiendo hacer tanto, no hacen casi nada […] es una espina que llevo clavada en mi corazón. Todos y cada uno de los sacerdotes que, mandados por mí, llegan a ayudar al Sr. Cura en Benidorm en verano, me hablan de ese estado de tolerancia”.
Al final la Audiencia Provincial condenó a la joven británica a una multa de 4.000 pesetas. Por tanto no se atendieron las peticiones de mano dura realizadas por el obispo y por Pedro Zaragoza [8].
Una
glamurosa modelo británica fue multada con 24 libras esterlinas por un tribunal
español ayer por abofetear a un policía que se opuso al hecho que ella usara
biquini fuera de la playa. Ella es Judith Roberts, de veinte años, de Bolton,
Lancashire y fue acusada en Alicante, en el este de España, de «faltar el respecto a un
representante de la ley». En un momento del juicio, la fiscalía pidió una pena de
prisión de tres años. Judith fue arrestada en junio, cuando vestía su biquini
en el balneario mediterráneo de Benidorm, y quedó en libertad bajo fianza
después de ocho horas en la celda.
Se disculpó.
Judith
dijo ayer como disculpa que estaba a solo unos metros de la playa en el momento
del incidente. Le dio una bofetada al policía, agregó, cuando él trató de
agarrarla. Se disculpó ante el tribunal por dejarse llevar por sus
sentimientos.
La madre de Judith, la señora Marjorie Roberts, dijo ayer: «Gracias a Dios solo fue una multa. Tenía miedo que Judith hubiera sido encarcelada por este estúpido asunto. El problema es que Judith es demasiado bonita. Tengo entendido que había unas once chicas más usando biquinis al mismo tiempo, pero el policía se metió con ella».” [9].
Esta actitud también estaba de acuerdo con sus arraigadas creencias
religiosas y su respeto a la jerarquía eclesiástica. Para él la autoridad
religiosa y la política tendrían que ir juntas y favorecerse una a la otra. Por
esa causa el Ayuntamiento contribuía económicamente con la parroquia y
participaba institucionalmente en los actos religiosos importantes, especialmente
los de la Semana Santa. Cualquiera que no actuara de esa manera provocaba su
malestar. En el Archivo Municipal se conserva un escrito de Pedro Zaragoza
fechado el 13/04/1954 y dirigido a los siete concejales de su Ayuntamiento: “He podido observar
con disgusto que el día del Domingo de Ramos no se han presentado todos los
Concejales a la misa solemne. Si bien por esta vez lo tolero no consentiré de
hoy en adelante que quien ostenta la condición de Concejal no asista a los
actos que por ser costumbre tradicional o por disponerlo mi presidencia en que
el Ayuntamiento tenga que asistir en Corporación.
La condición de Concejal le obliga a quien la ha aceptado a asistir a todos esos actos prescindiendo de intereses particulares u otros pretextos y por eso impondré una sanción al Concejal que falte a su deber, de veinticinco pesetas de multa sin perjuicio de tomar otras medidas en caso de reincidencia.” [10]
En 1959 la actitud de dureza hacia la turista británica ante las autoridades políticas y religiosas tiene una doble explicación: se trataba de un ataque a la autoridad y se adelantaba a posibles nuevos ataques de Vicente Alemany el cual había manifestado que no cejaría en su empeño por destituirlo de la alcaldía.
Ese verano tomó dos iniciativas en relación con las prendas de baño. La primera fue un bando publicado en el mes de junio indicando que el bañador sólo se podía utilizar en la playa y no indica que se autorizaba el biquini, más bien insinúa lo contrario: “Con fecha 16-VI-59, por la Alcaldía, mediante bando, se hace saber a todos la obligación en que se hallan de limitar el uso de las prendas de baño sólo a la playa y aún en ella con un mínimo de ropa que no ofenda al pudor” (Boletín Municipal nº 1, septiembre de 1959).
En la misma
publicación se indica a continuación que se habían enviado oficios a
establecimientos turísticos reiterando la prohibición de estar en ellos en
bañador: “Finalmente, el 10-VIII-59, se oficia a todos los bares,
cafés, hoteles, restaurantes, etc., rogando el estricto cumplimiento de las
disposiciones dimanantes del Gobierno Civil de la Provincia con referencia a la
moral, no permitiendo se siente nadie en su establecimiento con sólo el traje
de baño, o adoptando posturas que ofendan el pudor público, responsabilizando
al propietario del incumplimiento de las mismas, y de cuya inobservancia le
parará el perjuicio a que hubiere lugar.” La expresión “posturas que ofendan el pudor público” se puede interpretar como una
defensa frente a los ataques recibidos sobre inmoralidades en las playas de
Benidorm.
Parece claro que el incidente de la turista británica de 1959 no afectó a su popularidad como alcalde. A partir de 1960 su posición no sólo se mantuvo firme sino que se incrementó. En febrero de ese año inauguró las escuelas de l’Almafrà, el grupo escolar Leonor Canalejas y el suministro de agua potable a los domicilios de Benidorm. Habían surgido dificultades de todo tipo para finalizar dichos proyectos pero finalmente se llevaron a cabo en medio del entusiasmo desbordante del pueblo. Para redondear este éxito el 30 de octubre de dicho año la esposa del Jefe del Estado visitó Benidorm durante unas horas dentro de su estancia de cuatro días recorriendo la provincia de Alicante [12].
Fotografía de
Quico en febrero de 1960. Manifestación a favor de Pedro Zaragoza, cuando el
entusiasmo de los Benidormenses por su alcalde fue unánime. Fuente:
“Benidorm i benidormers dels anys 60”, página 75.
La posición de Pedro Zaragoza se vio favorecida por otro hecho posterior: el viraje del gobierno hacia la tolerancia en las playas. Fue promovido por el Plan de Estabilización (Decreto Ley de Nueva Ordenación Económica, del 21/07/1959). A partir de ese momento las divisas que aportaban los turistas extranjeros se volvieron imprescindibles para los planes de reconstrucción económica del país. Los antiguos bandos de moralidad debían suavizarse y ser más tolerantes con algunos comportamientos de dichos turistas, entre ellos el uso de biquini. Fue también una tolerancia que se difundió entre los españoles a lo largo de esa década.
Playa de
Benidorm en 1960. Las turistas extranjeras utilizaban libremente el biquini y se
aceptaba ese hecho pero las españolas, con algunas excepciones, seguían prefiriendo
el bañador. En esos años casi nadie utilizaba el albornoz en la playa. Fotografía
de E. de la Vega, Biblioteca de la
Facultad de Empresa y Gestión Pública Universidad de Zaragoza.
Para defender la tolerancia en las playas frente a las críticas de los elementos más conservadores Pedro Zaragoza utilizó un nuevo argumento: los españoles, y especialmente el pueblo de Benidorm, respetaban las normas tradicionales a pesar de la actitud libre de los extranjeros que se debía tolerar.
En 1961 muchos benidormenses opinaban que el paso de la economía tradicional a la turística podía hacerse sin que perdieran sus valores de antaño. Podían continuar siendo tolerantes con las costumbres más libres de los visitantes porque esto no afectaba la moral del pueblo.
El boletín municipal publicó un artículo sobre la Santa Misión celebrada en Benidorm en diciembre de 1961. Está firmado por el sacerdote franciscano Bernardino Rubert Candau. El título es muy elocuente “El alma religiosa y espiritual de Benidorm”. El autor destacaba “la potencialidad espiritual de una población como esta [de Benidorm] que tiene fama de frívola, y que ha sabido poner de relieve los fondos de su alma eminentemente religiosa y espiritual.” Es decir: la actividad turística y la relajación de los turistas no habían cambiado la moral tradicional de sus habitantes.
De esta Misión quedó como recuerdo la gran cruz de Serra Gelada y, según el articulista, con ella “Benidorm gritará constantemente a todos los que visiten su playa de ensueño y sus hoteles de moderna contextura, con la voz de su Cruz monumental, que será, a la vez, el recuerdo de la Gran Misión, y el testimonio de la Fe inquebrantable […] Benidorm no será solamente la incomparable y moderna playa que se ha hecho famosa como la primera y más atractiva de cuantas jalonan el litoral mediterráneo, sino la población que [...] sabe buscar nuevas metas espirituales”.
Santa Misión,
diciembre de 1961. La cruz penitencial transportada por calle Alameda para
instalarla en Serra Gelada.
En la misma revista otro artículo firmado por el Padre Gerardo Boluda repetía el mismo argumento: “La fama de muy licenciosa que tiene su playa es obra exclusiva de extraños, que tienen otra moralidad y consideran naturales ciertas expansiones. Pero el pueblo de Benidorm, repetimos, se mantiene ajeno a ello” [13].
Pedro Zaragoza participó en la Santa Misión con tranquilidad: la libertad de las prendas de baño en las playas no le afectaría desde el punto de vista político y supondría mayores ingresos para su pueblo.
España evolucionó hacia la tolerancia en las playas. Las posteriores normas de moralidad reflejaron el cambio de tendencia. En 1962 encontramos otra comunicación de Pedro Zaragoza a los locales turísticos enviándoles unas normas de moralidad más suaves. Era la circular de 23 junio 1962, redactada en castellano, francés, inglés y alemán informando sobre las actividades dentro y fuera de la playa. Se refiere genéricamente a las prendas de baño sin especificar tipos, con lo que de facto se toleraba el biquini en la playa:
“La
gran afluencia a la costa […] aconseja se actualicen las normas sobre moralidad
y buenas costumbres […]
1º.
Queda prohibido para todas las personas mayores de 14 años:
a) el uso del
traje de baño por las calles […] restaurantes, bares, bailes […] salvo quioscos
o merenderos […] instalados por temporada dentro de zonas acotadas en playas o
establecimientos de baños.
b) El uso de
pantalón corto por el casco urbano de ciudades o pueblos y en los
establecimientos a que se refiere el apartado anterior, exceptuándose los clubs
deportivos, bares, restaurantes y caminos de zonas que constituyan
exclusivamente núcleos de verano.
2º.
En general no será permitido cualquier manifestación de inmoralidad o de
situaciones obscenas, así como cualquier acto o extralimitación que pueda
menoscabar el decoro público o afectar las buenas costumbres tradicionales de
nuestro país.
3º. […] gerentes o encargados de los establecimientos de baños, hostelerías, piscinas, bares, clubs, baile y locales análogos, deberán, recabando en su caso el auxilio de los Agentes de la Autoridad, invitar a abandonar el local a aquellas personas que infrinjan lo dispuesto en esta Orden” [14].
Por tanto en 1962, buscando las divisas, las autoridades nacionales habían suavizado los estrictos requisitos sobre vestimenta que en las décadas anteriores había impuesto la moral tradicional y se normalizaron el biquini en las playas y los pantalones cortos en los lugares turísticos. Era un símbolo del cambio de mentalidad que se iba imponiendo poco a poco en España.
Una publicación de la Subsecretaría de Turismo del año 1964, con el título “España para usted”, indicaba a los turistas extranjeros:
"Del «bikini».
Usted puede vestir en España como mejor le parezca, no faltaría más. [...] No crea usted en esas leyendas de que aquí montamos un auto de fe para quemar a los que van en "shorts" por la ciudad o a las que usan turbador bikini en la playa. Ambos usos están extendidos en la casi totalidad de los lugares de veraneo españoles. En unos sitios más que otros, claro está." [15].
Playa de
Levante, Benidorm año 1968. Cuatro mujeres con biquini muestran el cartel del
10 Festival Español de la Canción. A finales de la década de 1960 esta prenda
de baño estaba totalmente aceptada. Pedro Zaragoza ya no era alcalde de
Benidorm, era presidente de la Diputación Provincial de Alicante.
Año Millones pts.
1958 4.158
1959 8.340
1960 14.790
1961 21.000
Conclusiones.
Está claro que Pedro Zaragoza pasó momentos difíciles en 1957 y 1958. En mi opinión años más tarde, cuando los narró, mezcló elementos distintos. En la década de 1950 no firmó ningún escrito autorizando el biquini aunque sí lo toleró. La narración que hace sobre su amenaza de excomunión por autorizar el biquini tiene paralelismos con los hechos reales de 1957 y 1958:
- Dos personas le acusan ante el Ministerio de la Gobernación por inmoralidad en las playas y en relatos posteriores se transforman en dos ministros.
- El viaje a Madrid para obtener el apoyo de la autoridad política para no ser destituido como alcalde se transformó en el viaje al palacio del Pardo, añadiendo la motocicleta con la que se desplazaba habitualmente por Benidorm e incluso hasta Alicante.
- Las visitas a Benidorm de Carmen Polo a partir de 1960 pudo ser el origen del cambio del ministro por el Jefe del Estado.
- Sus acusadores habían buscado la ayuda del arzobispo de Valencia que también aparece en el incidente y al narrarlo Pedro Zaragoza añade la amenaza de excomunión.
- El incidente de la turista británica a causa del biquini le sirvió para focalizar todas sus antiguas dificultades en dicha prenda, cuando en realidad se le había acusado de hechos más serios: conductas obscenas en las playas e inducción a la corrupción de la juventud por homosexuales extranjeros y por mujeres extranjeras que habían obligado a muchas familias españolas, escandalizadas, a abandonar Benidorm.
Además, hay que entender las circunstancias que le movieron para crear este relato. Actualmente es un personaje admirado y respetado por su innegable contribución a la aparición del moderno Benidorm turístico. Por eso su pueblo le realizó homenajes, le dedicó una calle y fue de los pocos personajes vivos cuya biografía se incluyó en el Diccionari de Benidorm. Además en la Universidad de Alicante se creó una Cátedra de Estudios Turísticos que lleva su nombre y que en su web ofrece información sobre él.
Pero hace años las cosas no eran así. Me entrevisté con él en 1999 para redactar su biografía para el Diccionari de Benidorm y me indicó que se sentía perseguido por personas influyentes de Benidorm que en los primeros años de la democracia le despreciaban por su fidelidad al franquismo. También lamentaba que el Ayuntamiento había destruido gran cantidad de dosieres con artículos de prensa sobre Benidorm recopilados durante su mandato. Me comentó que por dichas causas no quería donar su archivo personal al Ayuntamiento de Benidorm sino a la Universidad de Alicante, cosa que efectivamente llevó a cabo.
A estos contratiempos se añadió, después de dejar la alcaldía, la pérdida de una parte de su patrimonio económico que atribuyó a la mala gestión de sus administradores y le dejó en una situación vulnerable. Según me indicó, algunas personas influyentes de Benidorm aprovecharon su necesidad de vender terrenos para pagar deudas y se los compraron a precios muy bajos para recalificarlos poco después. Por eso sentía la necesidad de reivindicar su memoria, lo cual, afortunadamente, consiguió.
Y en cuanto al biquini creó una leyenda, pero fue tan afortunada que benefició la imagen de Benidorm. Por eso creo que se le puede aplicar lo que dijo hace siglos Giordano Bruno: este relato “si non è vero, è molto ben trovato”. La leyenda está tan bien narrada y es tan sugerente y valiosa para Benidorm que merecería ser verdadera.
NOTAS
[2] Entrevista de Localia TV https://www.youtube.com/watch?v=SD2GJClIt-4
[3] RÍOS CARRATALÁ, A: “De mentiras y franquistas”, Editorial Renacimiento, 2020. Hay también un vídeo en https://www.youtube.com/watch?v=puxfdtxmate ; habla de Pedro Zaragoza desde el minuto 40 hasta el 46.
[4] SALINAS SALINAS, Carlos: “Pedro Zaragoza Orts, alcalde franquista y desarrollista de Benidorm, 1951-1967”, Tesis Doctoral, Universitat d'Alacant, 2021.
[5] AMILLO ALEGRE, F.: “Historia de Benidorm de los orígenes a 1960”, AEMABA, 2012, pàg. 345.
[6] AMB (Arxiu Municipal de Benidorm), 5197/1, pagament núm. 182.
[7] AMB 4814/7.
[8] SALINAS, ibíd, pàg. 289-294.
[9] Daily Mirror, 3 de novembre de 1959, pàg. 22. Información facilitada per Natalia Garis.
[10] AMB 4832/4: “Administración Secretaría General”, año 1954 vol. I, 13/04/1954.
[11] SALINAS, ibíd. pàg. 329.
[12] “Benidorm Boletín del Ayuntamiento de la Villa”, noviembre de 1960.
[13] “Benidorm Boletín del Ayuntamiento de la Villa”, enero de 1962.
[14] AMB 5184/18.
[15] “España para usted”, Subsecretaría de Turismo, 1964, pàg. 62.
[16]. Boletín del Ayuntamiento de la Villa, nº 25, septiembre 1961.
ANNEXO
Texto del diario Daily Mirror:
“THE £ 24 SLAPP
Bikini girl is fined
A glamorous British
model was fines £ 24 by a Spanish court yesterday for
slapping a policeman who objected to her wearing bikini away from the beach.
She is twenty-year-old
Judith Roberts of Bolton, Lancs. And she was accused at Alicante, in Eastern
Spain, of “showing disrespect towards a representative of the law.”
At one stage in the
trial the prosecution asked for a trhee-year gaol sentence.
Judith was arrested in
June, when she wore her bikini at the Mediterranean resort of Benidorm, and
released on bail after eight hours in the cells.
Apologised
Judith said in
evidence yesterday that she was only a few feet away from the beach at the time
of the incident.
She slapped the
policeman, she added, when he tried to grab hold of her. She apologised to the
court for allowing herself to be carried away by her feelings.
Judith’s mother, Mrs
Marjorie Roberts, said yesterday: “Thank goodness was only a fine.
“I was afraid Judith
might have been gaoled over this silly business.
“The trouble is Judith
is too pretty. I understand there were about eleven other girls wearing bikinis
at the same time, but the policeman picked on her.”