jueves, 25 de julio de 2013

Últimas excavaciones arqueológicas en el Tossal de la Cala de Benidorm y el hallazgo de la muralla de un fortín romano, o castellum, de la época de Sertorio, siglo I a.C.



Francisco Amillo


A principios de este mes de julio se difundió por toda la prensa nacional la noticia del hallazgo de una muralla romana en lo alto del Tossal de la Cala de Benidorm. Un ejemplo lo tenemos en la información del diario El País: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/07/08/valencia/1373295149_777014.html

Eso demostraba que el yacimiento arqueológico que habíamos considerado desde hace más de setenta años como un poblado ibérico era en realidad un “castellum” del siglo I a.C., destruido al final de las guerras sertorianas (83 a 75 a.C.) 

El hallazgo de la muralla al segundo día de las excavaciones fue determinante y demostraba lo que los investigadores de la Universidad de Alicante sospechaban desde hacía tiempo. En Benidorm ya nos habían dado a conocer sus teorías en diciembre de 2012 en una conferencia celebrada en el salón de actos del Ayuntamiento. Fruto de ella fue una entrada en este blog en febrero de 2013 intentando resumir lo que hasta entonces teníamos claro y también las dudas que se suscitaban. La puedes consultar aquí: http://histobenidorm.blogspot.com.es/2013/02/el-poblado-iberico-del-tossal-de-lacala.html

En esta nueva entrada voy a intentar exponer algunas de las hipótesis y conclusiones que a la luz de los últimos hallazgos se pueden establecer. He de agradecer a la Concejalía de Patrimonio de Benidorm y a la Universidad de Alicante que me permitieran participar como voluntario en las excavaciones, lo que me ha permitido obtener información de primera mano sobre el tema. 

De todas formas conviene tener presente que lo que transmito aquí tienen un carácter provisional. Tras la excavación el equipo investigador realizará un estudio minucioso de los materiales y redactará un escrito con sus valoraciones, todo  lo cual puede modificar alguna de las interpretaciones aquí expuestas. En ese caso procuraré informaros lo antes posible.


Lucernas romanas de lo alto del Tossal de Cala según Francisco García (1984). Es un elemento típicamente romano que no existía en los poblados ibéricos. Juntamente con objetos de metal propios de los soldados, así como vidrio y cerámica de cocina, todo ello romano y del siglo I a.C., sirvieron para alertar al equipo del Proyecto Sertorio sobre la posibilidad de que hubiera existido un "castellum" sertoriano. Las investigaciones posteriores confirmaron esta hipótesis. Fuente: Tesis de Licenciatura de Francisco García.


La excavación ha durado dos semanas y se ha centrado en la misma área ya excavada por Miquel Tarradell en 1965 y Francisco García en 1984. Si tenemos en cuenta la excavación de Belda (1944 y ss) que afectó a todo el poblado, resulta que esta de 2013 es nada menos que la cuarta intervención que se realiza sobre este sector de poco más de 200 m2. 
Fue el hallazgo de unas notas Ramos Folques sobre la excavación que realizó en 1965 junto con Miquel Tarradell lo que permitió a los miembros del Proyecto Sertorio darse cuenta que todos habían excavado la misma zona y que la interpretación del yacimiento que realizó Belda, y que los demás siguieron, tenía puntos cuestionables. 

Este cambio de interpretación no se hizo de golpe. Las sucesivas excavaciones habían ido rebajando la cronología del poblado. Mientras Belda  ponía su origen en el siglo IV, Miquel Tarradel y años más tarde Francisco García hablaban de un único nivel arqueológico de los siglos II y I a.C.

De todas formas ninguno de ellos puso en duda que se tratara de un poblado ibérico. Ni siquiera los futuros miembros del Proyecto dudaban de ello: ni Lorenzo Abad en varios trabajos, ni Jesús Moratalla en su tesis doctoral del 2004, ni Sonia Bayo que en 2009 estudió los materiales custodiados en el MARQ, cuestionaron esta afirmación. Pero sí es cierto que se les plantearon algunas dudas cuya solución desembocó en la concepción actual. 
Esas dudas se habían disipado en 2012 cuando ya estaban convencidos de hallarse no ante un poblado ibérico sino ante un “castellum” de las guerras sertorianas. De todas formas una excavación resultaba muy conveniente para confirmar sus hipótesis y así se ha hecho en julio de 2013.

Además hoy día se tienen conocimientos y técnicas de las que no se disponían en el pasado. Así por ejemplo se ha afinado mucho en la datación mediante monedas y otro tanto ha ocurrido con la cerámica, por lo que las dataciones cronológicas son más precisas. Eso permitió rebajar la cronología del poblado hasta el siglo I a.C. Por ello el equipo de la Universidad de Alicante ha sido capaz de ver y encontrar cosas que los anteriores excavadores y estudiosos no vieron o a las que dieron una interpretación errónea.

Los investigadores de la Universidad de Alicante que formaron el equipo de la excavación de 2013 fueron Feliciana Sala Sellés, la directora, y los profesores  Fernando Prados Martínez y Sonia Bayo Fuentes. Todos ellos demostraron gran experiencia y muy alta preparación arqueológica.
Junto a ellos un grupo de estudiantes de Historia de la Universidad de Alicante demostró un gran entusiasmo y un gran deseo de adquirir conocimientos. Aunque el trabajo era duro (el sol de julio es inclemente en estos lares) los alumnos no bajaron nunca su ritmo de trabajo. Y aprendieron mucho ya que su formación era otra de las grandes preocupaciones del equipo. 

Los trabajos de excavación empezaron el 1 de julio. Y ese mismo día recibimos una visita muy agradable: la de Solveig Nordström, que a sus noventa años sigue siendo un mito en la arqueología alicantina. Su obra escrita es de gran calidad pero también se hizo famosa porque, en 1955, en plena dictadura franquista, impidió que las máquinas excavadoras arrasaran el Tossal de Manises de Alicant, donde se encontraba la ciudad romana de Lucentum, que aún hoy día sigue deparando sorpresas arqueológicas. Por cierto, Solveig Nordström vive desde hace años en Benidorm.

El primer día Solveig Nordström (a la derecha) acudió a visitar el Tossal. Acompañada de  Feliciana Sala (centro), directora de las excavaciones, saludó a todos los miembros del equipo, entre ellos al autor de este blog (izquierda). Fotografía de César Fernández de Bobadilla.


Los trabajos de campo (excavación, toma de cotas, fotografías y vídeo, alzamiento de planos, etc.) se realizaban por la mañana, de 8 a 13. Por la tarde, en un local municipal, se procedía al lavado de las piezas obtenidas, a su clasificación, catalogación, dibujo, etc… Todo esto es imprescindible si se quiere que las conclusiones sean fiables.

Como ya anticipó la prensa el logro más espectacular se produjo el segundo día cuando se encontró la muralla en el sector Este de la excavación.  Se conocía por la descripción del Padre Belda que había hablado de una construcción de mampostería de 1 metro de ancho, pero sin determinar su altura. 
Seguimos sin saber cuál era esa altura, pero dada la gran pendiente del terreno tampoco era necesario que fuera muy elevada: la topografía facilitaba la defensa y unos pocos metros de alto suponían un obstáculo muy difícil de superar.

La muralla del “castellum” al descubierto. La erosión ha desgastado más el paramento exterior, del que sólo queda una hilada, que el interior, del que quedan al menos tres hiladas.

Se comprobó que la erosión había desgastado la muralla más por el paramento externo que por el interno, lo cual se explica también por la fuerte pendiente.

Otro hallazgo interesante se produjo en el sector Oeste, allí donde la carretera de 1965 cortó la muralla. Eso permitió comprobar que los muros de las habitaciones no estaban pegados a la muralla sino incrustados en ella, lo que indica que se construyeron al mismo tiempo.


Los profesores  Fernando Prados y Sonia Bayo en el sector occidental del área excavada donde la carretera cortaba la muralla. Comprobaron que los muros se incrustaban en la muralla con lo que se demostraba que se construyeron al mismo tiempo.

Otro aspecto analizado fue el de las escaleras. Su existencia se conocía desde la primera excavación del Padre Belda, el cual las consideró como unas calles transversales a otras dos calles longitudinales que seguían las curvas de nivel. Según indicaba, estas calles sólo servían para el paso de personas y eran muy estrechas, 85 cm.

Plano de la hilera inferior de edificaciones que se interpretó como casas con varias habitaciones comunicadas. Fuente: folleto informativo de la Concejalía de Cultura “El poblat ibèric del Tossal de la Cala (s. III-I a.C.)” 


Dibujo que muestra la interpretación tradicional del yacimiento: se pensaba en un poblado con dos filas de casas paralelas a las curvas de nivel y que estaban flanqueadas por dos calles también paralelas pero a distinta altura. La comunicación entre ambas calles se realizaba por otras más estrechas y en forma de escalera. (Fuente: folleto informativo del Ayuntamiento de Benidorm)



La excavación de estas escaleras demostró que no eran calles sino el acceso de un departamento a otro. Por otro lado en algunos departamentos se encontraron unas estructuras que habían sido interpretadas tradicionalmente como bancos de las viviendas inferiores. Pero se ha comprobado que en realidad  eran los cubos de las escaleras.

Una de las escaleras del sector Oeste excavadas en los primeros días. Fotografía de Francisco Bou.


Departamento con uno de los bancos que ahora se interpretan como parte de la escalera de acceso entre las habitaciones superior e inferior.


También se ha comprobado que no todos los departamentos tenían escaleras. En ese caso su única entrada se realizaba a través del departamento contiguo y en estas excavaciones se han encontrado algunos de los umbrales de esas puertas que medían unos 80 centímetros.

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Uno de los umbrales excavados que permitieron conocer que algunos departamentos sólo tenían salida lateral a otro departamento.

Juntando todos estos datos el equipo de arqueólogos del Proyecto Sertorio ha llegado a la conclusión de que no existía la calle inferior, que era en realidad la muralla. 
Tampoco existía el muro norte que hasta ahora se creía ver en los departamentos del nivel inferior ya que estaban cerrados por la muralla en la que, como hemos visto, se incrustaban los muros laterales de los departamentos porque se construyeron al mismo tiempo.

Estos departamentos inferiores son los únicos que se pudieron excavar en 1984 y en 2013, dado que la carretera de acceso al mirador impide estudiar los departamentos superiores, si es que aún existen. 
Un problema que se plantea es que en 1965, con la carretera ya hecha, Ramos Folques y Tarradell dibujaron un plano en el que sí aparecían. No sabemos a qué obedece este hecho. Tal vez se deba a que en aquellos momentos, al ser la carretera de tierra, pudieran excavarla. Pero también podría ser que dicha carretera se hubiese ampliado cuando la asfaltaron e hicieron la piscina de la urbanización MontBenidorm.

Respecto a estos departamentos, de unas dimensiones aproximadas de 3 x 3,5 metros, el equipo excavador propone como hipótesis que no serían viviendas propiamente dichas sino el alojamiento de un “contubernium”, es decir de un grupo de ocho soldados que constituía la agrupación mínima del ejército romano. Estos soldados compartían todos los aspectos de la vida castrense: la comida, la impedimenta, la lucha... Si estaban de marcha dormían en la misma tienda de campaña y en los campamentos permanentes, como es el caso del Tossal, compartían habitación en los barracones. En ellos sólo había seis camas ya que siempre había dos hombres de guardia.

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Uno de los departamentos donde se encontró un umbral y un cubo de escalera no señalado en anteriores excavaciones. Se observa un pilar, adosado al muro, cuya función de refuerzo desconocemos. Fotografía de Francisco Bou.

Según esta hipótesis los "contubernia", dispondrían de dos habitaciones a diferente altura. La habitación superior debería servir para guardar las armas y la inferior para dormitorio, cuyo techo podría ser el camino de ronda de la muralla. Estos dormitorios al estar adosados a la muralla no tenían ventanas y la luz y la ventilación provenían de la puerta de las escaleras. Los problemas de iluminación y ventilación debían ser más grave en las habitaciones que no disponían de escalera. 

Esta hipótesis de considerar los departamentos como parte de los "contubernia" sólo se podrá confirmar si algún día se pudiesen ver las habitaciones superiores, que están (o estaban) debajo del último tramo de la carretera y que sólo las excavaciones de Belda y Tarradell pudieron observar.

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Dos alumnas midiendo y dibujando uno de los umbrales hallados.


Un diario publicó en julio que había unos 260 soldados en este fortín. Es una afirmación difícil de demostrar porque aunque sabemos el número de hombres por "contubernium" no sabemos cuantos departamentos había. Belda habló de 26 pero es un dato que habría que reconsiderar. Por tanto no podemos hacer el cálculo, al menos por ahora. 

No todos los soldados del del Tossal debieron ser romanos. Sabemos que en el ejército de Sertorio predominaban las tropas hispanas sobre las romanas. Por tanto es posible la existencia de algunos soldados iberos en el "castellum". Eso podría explicar la cerámica romana campaniense con escritura ibérica realizada con un punzón, como si fuesen las iniciales de los propietarios de las piezas.

Los soldados del Tossal se alimentaban con lo que les aportaban los iberos de la zona, por ejemplo el poblado de la Sierra Cortina que distaba poco más de 4 kilómetros. Eso explicaría que la cerámica ibérica hallada sea sobre todo la destinada a contener alimentos, no apareciendo vajilla de cocina cotidiana, que es exclusivamente romana.
Pero también los piratas cilicios, aliados de Sertorio, debieron aportar parte de lo que capturaban de las naves senatoriales que se dirigían hacia Cartagena. La parte superior del Tossal, con sus 103 metros de altura, era un excelente observatorio del mar. Como la navegación era de cabotaje podían divisar las naves “oneraria” (mercantes) del bando senatorial y dar aviso a los cilicios. 
Éstos, escondidos en el resguardado puerto que constituía la Cala de Finestrat, abordarían las lentas y pesadas naves mercantes pompeyanas con sus rápidas embarcaciones. El botín lo compartirían con los sertorianos y eso explicaría la abundancia de ánforas romanas de vino, aceite y otros productos.

El final de este poblado parece claro, según los investigadores: fue destruido por los pompeyanos. No está clara la fecha de este acontecimiento, posiblemente en el año 73, es decir un año antes de la muerte de Sertorio. 
De lo que sí se está seguro es de su final súbito y de su incendio.
Dada la gran pendiente del Tossal antes de asaltarlo  sería incendiado lanzando elementos combustibles con sus máquinas de guerra. En una de las habitaciones, según Belda, se encontró un número muy alto de clavos, lo que se podría interpretar como resultado de la combustión de algún armario de esa habitación. 
Tras el incendio se produciría el asalto. Si la actuación de los pompeyanos fue la misma que en otras localidades, por ejemplo Valencia, la muerte de los soldados sertorianos hubo de ser muy cruel.

Respecto a este final, Jesús Moratalla, en su tesis doctoral del año 2004 se había basado en elementos arqueológicos para defender un abandono súbito de lo que entonces se pensaba que era un poblado. Pero hoy día, al tener la certeza  que era un “castellum” de los derrotados sertorianos, esta idea del final violento e instantáneo se refuerza.
Y respecto a su incendio, la presencia de cenizas ya había llamado la atención a algunos autores. En 1892 Pedro María Orts Berdín escribía: “se encuentran en el cerrillo de la Cala, restos calcinados de un pequeño pueblo cuyo título [nombre] se desconoce.” En 1943 el Padre Belda, tras una inspección ocular en la que le acompañaba el famoso hispanista Adolf Schulten, también pensó en un final violento. Según declaraba en el diario Información: “A juzgar por los restos de superficie, esta acrópolis debió fenecer con motivo de las guerras sertorianas.”  Había visto cenizas y pensó en un final violento en el siglo I a.C. Se trató de una intuición acertada y sin embargo después de excavar cambió de opinión ya que el incendio no concordaba con un poblado ibérico.

Grupo de alumnos a la hora de la comida en el Hotel Poseidón, que de esta manera contribuyó a la excavación. A las 13 horas finalizaba el trabajo de campo y después de comer se reanudaba a las 15 horas , esta vez en el local municipal de MontBenidorm.


Por tanto la tesis inicial de los miembros del Proyecto Sertorio se ha confirmado con estas excavaciones: todo lo hallado confirma su hipótesis inicial y muchos elementos que antes no se explicaban ahora encajan perfectamente. 
Un ejemplo puede ser la sierra de hierro que se expone en el MARQ como ibérica, que ha llamado la atención de los especialistas en cultura ibérica porque no es propia de estos pueblos. Ahora entendemos por qué. 
Pasaba lo mismo con las lucernas, el vidrio y otros elementos metálicos típicamente romanos que no encajaban bien en un poblado ibérico.


Esta excavación también ha resuelto, en mi opinión, una duda que suelen plantear algunas personas a las que les cuesta aceptar el cambio de un poblado por un “castellum”. Argumentan que se han hallado cerámicas muy antiguas, de imposible encaje en el siglo I a.C. El Padre Belda hablaba de cerámica de la época del bronce e ibérica del siglo IV, así como de cerámica griega. También Francisco García halló fragmentos de cerámica ática de barniz negro del siglo IV a.C.
Ya vimos en la anterior entrada de este blog que la respuesta del Proyecto Sertorio era la existencia de otros yacimientos ibéricos en las cercanías del Tossal. Se sabe que los pebeteros de Tanit y los fragmentos escultóricos de un toro y un león de piedra se hallaron en el yacimiento situado junto al antiguo cuartel de carabineros, que actualmente es la plaza que se inicia en la confluencia de las calles Cornellana y Doctor Server (número 2 en la fotografía siguiente).

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Yacimientos arqueológicos en la zona del Tossal.   1: “castellum” sertoriano, anteriormente considerado como poblado ibérico.   2: Cerro donde aparecieron los pebeteros de Tanit.   3: Yacimiento con murallas ciclópeas que según Belda era una factoría ibero-púnica.   4: Alfar en término de Finestrat, en el edificio principado de los siglos II-I a.C.   5: camino e instalaciones portuarias de época ibérica, siglo IV a.C., en término de Finestrat

Como el Padre Belda no hacía las suficientes anotaciones, en muchos casos no indicaba el lugar exacto del hallazgo de las piezas arqueológicas. Es una explicación plausible ya que aunque habla de la presencia de cerámica del Bronce, según me indicó Sonia Bayo, ésta no aparece entre los elementos depositados en el MARQ. Por tanto dada la falta de rigor metodológico de Belda, no podemos estar seguros de que todo lo que atribuye al Tossal de la Cala se corresponda con el yacimiento de su parte superior.

Clasificación y numeración de los materiales.


Como conclusión, parece claro que el Tossal de la Cala sigue dando sorpresas arqueológicas y la muralla es el mejor ejemplo. Con el cambio de poblado ibérico a “castellum” no ha perdido importancia, sino todo lo contrario. Parece claro que se debe potenciar y pensar en su futuro. 

En estos momentos, finalizada ya la excavación, los muros y otros elementos están recubiertos con geotextil, pero esa no debería ser la solución definitiva. Este material es muy económico y eficaz pues impide que las lluvias torrenciales de otoño arrastren el mortero de tierra  de los muros y que se caigan las piedras que los forman. Pero tiene el inconveniente de no dejar ver la estructura del yacimiento. 
Una solución mejor es consolidar los muros y recrecer la muralla. Así se podría ver y entender el yacimiento por los visitantes y se le daría un valor turístico sin perder nada de su carácter cultural. El yacimiento podría visitarse desde fuera, desde la carretera, y no sería preciso pisarlo. Eso sería una solución barata y eficiente...

Último día: se recubren los muros y las partes más erosionables con geotextil y éste se recubre parcialmente de tierra. Una solución eficaz para su conservación pero que impide que su estructura sea comprendida por los visitantes. Eso se solucionaría con una consolidación bien hecha. Fotografía de Francisco Bou

Y para finalizar me atrevo a animar a nuestras autoridades a que intenten organizar nuevas campañas de excavación en las otras áreas del “castellum” que sólo excavó Belda. 
Y también sería interesante excavar en el antiguo cuartel de carabineros, que es posible que aún pueda deparar sorpresas interesantes… 

La Arqueología aún tiene mucho que decir en Benidorm, pero es necesario ponerla en valor. Máxime si se tiene en cuenta que no es rentable para el municipio vivir de espaldas a ella. La solución que se adoptó de enterrar la villa romana del Moralet en tiempos del alcalde Vicente Pérez Devesa fue muy poco acertada, sobre todo si observamos cómo el vecino municipio de l’Alfàs del Pi ha sabido explotar la suya y potenciar el atractivo turístico del Albir. 

Benidorm ha sido el líder del turismo de sol y playa pero está perdiendo la carrera del del turismo cultural que tan buenos resultados está dando en Villajoyosa, l’Alfàs y otras poblaciones del entorno. Eso es imperdonable en un momento en que se está demandando una oferta turística más diversificada.
Los esfuerzos de la Concejalía de Patrimonio han sido muy importantes, sobre todo teniendo en cuenta la penuria de medios con la que no ha tenido más remedio que trabajar. Pero es evidente que necesita más ayuda y en eso debemos implicarnos todos, políticos y ciudadanía. 


Como documento interesante, que resume la interpretación tradicional del Tossal de la Cala, os presento a continuación un resumen que sobre esta cuestión hacía el arqueólogo Francisco García Hernández en el libro “Arqueología en Alicante 1976-1986” editado por el Instituto de Estudios “Juan Gil Albert”, páginas 55 y 56.


"TOSSAL DE LA CALA

Término municipal: Benidorm
Tipo de yacimiento : poblado
Período:  ibérico


Francisco García

El yacimiento se halla situado en la cumbre y faldas de un cerro de 103 m. de altitud, conocido como el Tossal de Polop o Tossal de la Cala, que sirve de límite entre los términos de Finestrat y Benidorm. Al Este del cerro se encuentra la bahía de Benidorm y al Oeste, la Cala de Finestrat.

La primera excavación fue realizada por el P. Belda, de la cual da noticias en las Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales. La importancia de este informe es fundamental debido a las destrucciones originadas por la construcción de un camino que asciende a la cumbre, la cual se explanó para construir un mirador, que destruyó la zona alta del poblado.

En 1965 se realizó una excavación en la zona sur del poblado, única no afectada por la construcción del camino ya aludido. Fue llevada a cabo por el doctor Tarradell y don Alejandro Ramos, los cuales excavaron un conjunto de casas y cuyos resultaos han aparecido recientemente publicados por M. Tarradell.

A partir de 1965 se han ido produciendo excavaciones clandestinas llevadas a cabo en su mayor parte por el entonces párroco de Benidorm P. Luis Duart; dichos materiales están depositados en el Servicio de Investigación Prehistórica de Valencia. También nos consta que otros materiales del mismo origen han pasado a engrosar colecciones particulares.

En agosto de 1984 realizamos una excavación de urgencia para delimitar la extensión del yacimiento, ya que el Tossal iba a ser urbanizado. Dicha excavación se realizó en la cumbre y ladera oeste del monte, marcando varias catas que comenzamos en la cota 80 y fuimos descendiendo hacia la base.
El resultado de estas catas fue la no existencia de estructuras arquitectónicas y la aparición de restos arqueológicos: cerámica decorada del estilo Elche-Archena, fragmentos de ánforas Dressel 1 y Mañá C-2 y fragmentos de fundición de plomo.
Según íbamos acercándonos a la base los restos arqueológicos fueron más escasos, ya que eran producto del movimiento de tierras originado por la construcción del camino que conduce a la cumbre. 
La ladera sur del monte no fue prospectada ya que era evidente la existencia de estructuras arquitectónicas que están a flor de tierra y corresponden a las excavaciones del doctor Tarradell.

Procedimos asimismo a reexcavar trece departamentos cuyos muros estaban a flor de tierra, en el triángulo que forma la carretera de acceso al mirador de la cumbre entre las cotas 90 y 95. Esta excavación dio como resultado un conjunto de casas en hilera, unidas entre sí por un muro común, que se disponen siguiendo la curva de nivel 95.
Estas casas tienen unas dimensiones medias de 3,5 x 3 m., con el muro posterior adosado a la roca y cerrado por un muro de piedra en la parte delantera. Algunas de ellas presentan un banco de mampostería adosado al muro posterior. 

Los materiales más destacables obtenidos en la excavación los encontramos agrupados en las esquinas de los departamentos o bien revueltos con tierra y piedras, que fueron vertidas al construir en 1958 el camino que conduce a la cumbre.
Estos materiales fueron: multitud de fragmentos, sobre todo bocas y bases de ánforas de los tipos Mañá C-2, Mañá E y Dressel 1, cerámica campaniense A y B, y cerámica ibérica decorada con motivos del estilo Elche-Archena y Standard, también aparecieron algunos fragmentos de cerámica ática de barniz negro, dos urnas de cerámica común ibérica, una globular completa con abundantes agujeros de lñado y otra de pasta negra con abundante desengrasante muy basto (boca, base y algunos fragmentos). Destaca también un asa de ánfora con un sello de alfarero I. Sell.
En cuanto a los objetos metálico s los más significativos fueron un fragmento de hacha, parte de una llave y algunas varillas todo ello de hierro. De bronce, una aguja de coser y algunos clavos; fragmentos de fundición y un ponderal discoidal de plomo.


Conclusiones

1) El Poblado. De la zona situada en la cumbre del cerro, hoy destruida por la explanación de que fue objeto en 1958, no sabemos más que la descripción que de ella publicó el P. Belda.

De lo que hoy se conserva e colige que estamos ante un poblado que presenta un urbanismo geomórfico, con calles paralelas situadas a distintos niveles, descendiendo por la ladera hasta la cota 80, adaptándose a la línea de las curvas de nivel.  La comunicación entre calles se establecía por medio de rampas o escaleras que sirven de acceso a las viviendas. Estas viviendas tienen una o dos habitaciones, están dispuestas en hilera y unidas por un muro común, presentando algunas de ellas un banco de mampostería adosado a la pared del fondo y el pavimento formado por tierra y piedras apisonadas. Los muros de un grosor que oscila entre 45 y 55 cm.

El área de ocupación del poblado estaría limitada en la parte inferior por la cota 80 que en la zona sur coincide con un escarpe rocoso que le serviría como defensa natural. 
Poblados de semejantes características son la Serreta (Alcoy), el Tossal de San Miguel (Liria) y el Cabezo del Tío Pío (Archena)


2) Materiales. La constante es la abundancia de material cerámico muy fragmentado, destacando la cerámica ibérica decorada con aparición de los estilos Elche-Archena, Narrativo y Standard, todos ellos con una datación que oscila entre finales del siglo III y mediados del siglo I a.C.

En cerámica de importación tenemos fragmentos de ática de barniz negro que se fecha en el Ágora de Atenas en el S. IV a.C.

La cerámica común está representada por múltiples fragmentos de ánforas Dressel 1, Mañá C-2 y Mañá E todas fechadas entre el S. II-I a.C. y un fragmento de ungüentario de la forma B III de Cuadrado fechado entre 200-150 a.C.

Entre los objetos metálicos aparecieron anzuelos, tachones y una aguja de coser todo ello de bronce, en hierro algunos fragmentos y un ponderal de plomo.

A la vista de todo ello nos encontramos con un yacimiento en el que existe un solo nivel arqueológico, por lo tanto el Tossal de la Cala es un poblado de segunda época ibérica cuyo auge estaría entre los siglos II-I a.C."

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