¡AY!, LOS TUROPERADORES
Roc Gregori Aznar.
Nunca reconoceremos suficientemente el determinante papel que jugaron los operadores turísticos, sobre todo los que actuaban en el Reino Unido en los años sesenta, no solo por lo que se refiere a la comercialización del producto turístico que llevaron a cabo en aquella época –y en todas, qué caramba-, sino por la incidencia que tuvieron en la confección de nuestra oferta, en el diseño de nuestros hoteles, en la especialización y el “modus operandi” que por su influencia –quizás sería más exacto decir exigencia-, imprimimos a una forma de entender este nuevo oficio que se estaba configurando. Ellos nos enseñaron a satisfacer a una clientela nueva, con unos gustos muy concretos, que hablaba otra lengua, consumía otras cosas y experimentaba otras sensaciones. Ellos, los operadores turísticos (tour operators –decíamos los más familiarizados) nos marcaron de por vida trasladándonos del veraneante al turista.
Los primeros intentos de promocionar la ciudad turística"El sol pasa el invierno en Benidorm y la brisa el verano" |
Los tour operators (TT. OO., en adelante) tuvieron la sartén por el mango durante décadas y aun hoy siguen distribuyendo nuestro producto turístico en un volumen considerable, por lo que siguen teniendo un peso importante desde el punto de vista de las ventas. Los TT. OO. fueron temidos, odiados, venerados. (¿Quién no les ha hecho la rosca si ha vivido del turismo?). En ocasiones se les ha culpado de todas nuestras dificultades porque se creía que abusaban de nuestras empresas y no han faltado opiniones que planteaban su exterminio como solución a todos nuestros males. Pero, -¡lo que son las cosas!-, todos aquellos TT. OO. pioneros, los que iniciaron la cosa, los que llevaban nuestros negocios, los que parecía que abusaban, fueron cayendo uno tras otro y en la actualidad ninguno existe o por lo menos no pesan lo que pesaban. No serían tan abusones -ni tan listos, añado yo- si no fueron capaces de salvarse de la quema. Lo cierto es que sin los TT. OO. algunos destinos turísticos no serían lo que son. ¿Qué digo? No serían ni parecidos.
Todo esto me ha sido rememorado por unas declaraciones que he leído de Mr. Steven Freudmann, director ejecutivo de ITT (Institute of Travel and Tourism), con motivo de celebrar recientemente su congreso anual en Benidorm. ITT es un colectivo muy importante para nuestro turismo ya que canalizan un fuerte contingente de clientes a lo largo del mundo, pero -no sé si por suerte o por desgracia-, el papel que juegan los miembros del Instituto en cuestión ahora no es de la misma naturaleza que el que jugaron sus antecesores en los años 60 (desaparecidos, repito). Ya no diseñan nuestros hoteles, no imponen los estilos de nuestros negocios, no dimensionan nuestros municipios, etcétera. Su opinión, no obstante, debería ser tomada en cuenta en la medida de lo posible. Aunque, me da la impresión que Mr. Freudmann no está tan bien documentado como lo estuvieron sus antecesores. Creo que no posee toda la información y opina de cosas que desconoce. O no conoce del todo. Mira que descolgarse con que “Benidorm debería hacer un programa de renovación para todos los viejos hoteles”. Pocos podrá usted encontrar sin renovar. La planta hotelera de Benidorm es una de las mejores del mundo precisamente porque se ha renovado y se ha recualificado. No digo que no existan carencias en Benidorm –Dios me libre-, pero puede que sean de otra índole. ¿Qué realidad de Benidorm es la que usted conoce cuando asevera que “deberían hacerse nuevos y buenos hoteles de dos y tres estrellas”? ¡Pero si no se ha hecho otra cosa! Bueno, sí: Se han reconvertido en cuatro estrellas, aunque ustedes no paguen por ellos más que si fueran de una sola. Hombre, por ahí no. Ojalá la escena urbana y otros negocios locales hubieran seguido los pasos de las empresas hoteleras actualizándose modélicamente para seguir ocupando la vanguardia de los destinos turísticos.
Los tiempos han cambiado y el papel de los TT. OO., también, aunque parece que ustedes no se dan del todo cuenta cuando siguen pretendiendo imponer rigideces como qué cliente debe ir a cada sitio: “aquí los de tipo A, allá los de nivel B y los del C acullá…” ¡Ay! Nada es ya igual. El papel de los TT. OO. de antaño fue muy diferente al de ahora, sobre todo debido a una serie de factores que ustedes ahora no aportan: financiación, garantías y… llenazos hasta la bandera (casi nada). Así sí que se imponen las tendencias. Pero, no tema, si sus recomendaciones son viables serán tenidas en cuenta. Seguro. Mientras tanto, esperamos que a partir de su reciente visita se despierte la inquietud de los miembros de ITT por conocer mejor aquello que venden a sus clientes. Bienvenidos a Benidorm. Están en su casa. Vuelvan cuando quieran.
Siempre nos mosquea que desde el desconocimiento se aventuren opiniones negativas sobre nuestro producto turístico, pero no debemos obviar que si a estas alturas un responsable tan importante como el Sr. Freudmann aún no tiene una opinión ajustada sobre nosotros es que algo estamos haciendo mal. ¿Quién tirará la primera piedra?
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