viernes, 15 de marzo de 2013


BENIDORM, 1740:  UN BARCO A LA DERIVA, UN CONFLICTO DE COMPETENCIAS Y UN MILAGRO.



Francisco Amillo Alegre


Estoy acabando de escribir este post en el atardecer del día 15 de marzo de 2013 y voy a referirme a unos hechos acaecidos hace exactamente 273 años. Para ello retrocederé al Benidorm del siglo XVIII, al atardecer del día 15 de marzo de 1740. 

Las gentes de Benidorm han avistado un barco, un londro a la deriva y sin tripulación que es arrastrado  hacia el Oeste por el temporal de Gregal. 
La noticia ha corrido por Altea y Benidorm. El juez de Benidorm ha interrogado a marineros de Altea que habían desembarcado en el Rincón de Loix y le indican que el navío navegaba a la deriva, medio hundido y sin tripulación. A causa del temporal no se atrevieron a hacer nada para rescatarlo. 
Por su parte, el capitán de dragones de la guarnición de Altea está preparado para enviar dos soldados a donde sea preciso. Un barco sin tripulación era una excelente noticia porque su propiedad pertenecía al Estado, en esa época el Rey, y sólo se abonaría 1/5 de su valor a los que lo rescatasen. Los soldados deberán estar en la playa cuando los salvadores arriben con su rescate para salvaguardar los intereses de la corona.

El sol ya se está poniendo cuando un laúd de Benidorm, cuyo patrón es Antonio Bayona, se atreve a salir a la búsqueda del londro. Lo encuentra en la parte de poniente de la isla de Benidorm. Está desarbolado y sin velas. El agua llega a la cubierta. 
Los marineros le atan un cabo y lo remolcan hasta la playa de la villa a la que llegan al amanecer del día 16. En ningún sitio se dice si es la playa de Levante o Poniente, pero esta última es la más probable por ser la más resguardada de los temporales del NE. Allí surgiría más tarde el barrio de pescadores.

Poco después el Comisario de Marina, con sede en Alicante, es informado de este hecho. Tras leer el primer informe todas las circunstancias le parecen extrañas: que el barco estuviera sin tripulación, a la deriva, que los marineros de Benidorm emplearan toda la noche en remolcarlo y que finalmente (tal vez lo más grave para él) no tenía nada de valor... o al menos eso es lo que declaran los rescatadores... 

Sospecha de todo: de un ataque corsario a la nave, del abandono de la misma por causa de la peste, de que los marineros de Benidorm se hubieran quedado con la carga perjudicando los intereses económicos de la Real Hacienda…

Por eso manda hacer una averiguación de los hechos. Quiere despejar tantas incógnitas. El día 19, festividad de San José, Alvaro Llorca, “escribano de su magestad”, obedece las instrucciones recibidas y redacta una minuciosa descripción de lo que hay en el barco. En ella dice que “tiene a la parte de afuera de la popa una imagen de Nuestra Señora con su niño”. Es la noticia más antigua sobre la Virgen del Naufragio, después llamada del Sufragio.

Esta imagen sería a partir de entonces muy querida y venerada por la población de Benidorm, especialmente entre las gentes de la mar. Su festividad acabaría equiparándose con la de los santos patronos de la villa, Sant Jaume y Santa Anna. 
Su devoción se exportaría a Barcelona, donde residió una importante colonia benidormí. Allí se conserva una imagen suya, que era visitada asiduamente por los benidormenses, aunque parece ser que las cosas están cambiando. Según me indicaba una persona de Barcelona:   "La imagen de la Virgen del Sufragio de la que me habla se halla en la iglesia de San Miguel del Puerto, en la Barceloneta. Es una imagen pequeñita que se encuentra sobre un altar. Mis padres y abuelos se casaron en esa parroquia.  Por cierto, el cura párroco me comentaba el otro día que cada vez queda menos gente de Benidorm, y que este año pasado [2012] no se hizo ninguna celebración el día de la patrona... Es una lástima, pero supongo que todo se acaba algún día.


Volviendo al año 1740, el incidente del londro suscitó una rivalidad entre la autoridad militar, con sede en Alcoy, y la autoridad civil de Marina con sede en Alicante. 
El comisario de Marina, Jacinto Navarrete, quería venderlo en pública subasta  porque no creyó en abandono del barco por peste. 
En cambio el capitán José del Corral, al mando del destacamento de Altea, sí lo creyó y ordenó desguazar el barco y quemarlo todo. Era una de las medidas a tomar en caso de peste, aunque podía haber optado por la más suave de la cuarentena, que no sólo afectaba a personas sino también a objetos. 
Esto indignó al Comisario de Marina,  que elevó una queja a sus superiores. Esta queja y todos los testimonios notariales redactados en Benidorm constituyen la parte más importante de este legajo gracias al cual podemos conocer esta historia. 


El gran historiador Pere Mª Orts i Bosch había estado mucho tiempo buscando documentación sobre la arribada del londro con una imagen de la Virgen en su popa,  el origen del culto a Nuestra Señora del Sufragio y sobre todo las circunstancias de su hallazgo milagroso. 
En el archivo parroquial de Benidorm no había noticias sobre estos hechos. Sólo existía una tradición oral, que ya llevaba más de dos siglos circulando. Pero, como por encima de los 100 años las tradiciones orales dejan de ser fiables, había escudriñado en archivos de Madrid, Barcelona, Valencia y Alcoy durante mucho tiempo. Pero había sido una búsqueda infructuosa. 
Buscaba documentación de 1730, que es la fecha que daba la tradición a este acontecimiento. Pero apareció en Simancas y resultó ser de 1740. Son cosas que tiene la investigación histórica, pero al menos Pere Maria pudo recoger los frutos de tantos años de búsqueda. 

Su alegría fue inmensa y basándose en los documentos de Simancas, escribió su obra “Una imagen de la Virgen en Benidorm”, publicada en Valencia en 1965  por la editorial Ecir y que ha tenido reediciones posteriores sin modificar su contenido porque, según explicaba su autor, no era necesario: todo estaba meridianamente claro desde 1965.

Gracias a su descubrimiento pudo corregir algunos elementos que la tradición popular había ido añadiendo al relato histórico, pero lo confirmó en sus líneas esenciales y le puso fecha exacta y nombres propios. 

Aunque hay una cosa que llama la atención: es ambiguo al narrar la quema de la nave pero cuando hace la transcripción, respeta escrupulosamente el texto original. 
Por otro lado, cuando años más tarde escribió una escenificación de este hecho (publicada en 1977 con el título de “Arribada d’una imatge de la Verge a Benidorm” que la asociación La Barqueta se encarga de representar), recogía lo averiguado gracias al expediente de Simancas, pero mantenía la tradición popular de la inmediata quema de la nave y la milagrosa aparición de la Virgen del Sufragio intacta entre las cenizas. 

Es decir, en ambas ocasiones temió molestar a algunas personas si decía claramente que el milagro era sólo una creación de la devoción e ingenuidad del pueblo, que a lo largo del tiempo había ido embelleciendo el relato.

Sin embargo Pere Maria sabía perfectamente que los hechos no sucedieron exactamente así. El barco se desguazó primero y sus maderas se quemaron el día 5 de abril, mientras que la existencia de la imagen de la Virgen se conocía como mínimo desde el día 19 de marzo y posiblemente antes. Su existencia se cita dos veces en los documentos. Por tanto parece muy claro que no fue quemada con el barco sino trasladada, suponemos que desde los primeros días (entre el 19 de marzo y el 6 de abril), al hospital de la villa donde comenzó a ser venerada por los fieles como Virgen del Naufragio.
En mi opinión, eliminar el milagro de esta historia no debería ofender a nadie. El verdadero creyente no necesita de milagros para fortalecer su fe. Y el historiador debe reflejar lo hechos tal como la documentación los da a conocer… 

Aunque la documentación no indica a qué playa se llevó el londro, lo lógico es pensar en el principio de la de Poniente. Tal como puede verse en la fotografía es la zona más resguardada para los temporales de NE; a finales del siglo XVIII surgió allí un barrio de pescadores. También se observa la presencia de varias embarcaciones tipo laúd. 

Todos estos hechos que rodean la llegada del londro han sido ya suficientemente narrados y no voy a seguir con ellos. Sí me gustaría escribir algo sobre dos protagonistas de esta historia de los que se suele hablar menos: las dos naves, el londro y el laúd.



Empezaré por el laúd,  la nave del benidormí Antonio Bayona que remolcó el londro a la deriva. Pere María Orts no informa sobre ella, en mi opinión porque es un tipo de embarcación que ha sobrevivido hasta nuestros días y por tanto era bien conocida por todos en 1965.
Pero Benidorm se ha transformado y las nuevas generaciones, con honrosísimas excepciones, ignoran el pasado marinero de su ciudad así que creo que debería decir algo sobre esta embarcación.

Además el tipo de laúd que conocemos hoy día no tiene por qué ser idéntico al del siglo XVIII y por esa causa he buscado información sobre naves de dicho siglo en fuentes lo más cercanas posibles a los hechos. 

La primera consulta fue en varios diccionarios de la Real Academia Española, desde el año 1734 a 1770. En la entrada “laúd” sólo aparece la definición del instrumento musical. 

Tuve más suerte en el “Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional” de Sañez Reguart, del año 1793. Allí la entrada “laúd” remite a “llaut” donde, en la página 34, empieza una prolija descripción de esta nave que ocupa hasta la 77. El laúd, según indica, era un barco de pesca y por eso incluye su descripción.

Se trata de una descripción muy minuciosa de su estructura, construcción, elementos para la navegación, etc. Entra en detalles como las características de los clavos, las herramientas que se deben llevar a bordo, los hornillos para cocinar, los barriles para el vino y el agua, las escudillas de madera para comer, etc.
Utensilios que debe llevar a bordo un laúd: 1 fogón (caja de madera con ladrillos en el fondo y laterales), 2 brújula, 3 olla de hierro para la comida, 4 jarro para el vino, 5 espuerta grande para conservar todos los avíos de la cocina, 6 espuerta cerrada para guardar las agujas de coser velas y redes y otros objetos, 7 farol para iluminación y señales, 8 barril de vino, 9 barril de agua, 10 cazuela donde come la tripulación; solían ser de madera porque se rompían menos.



En la costa mediterránea para construir la quilla se solía emplear madera de encina y para el costillar se prefería el olivo porque “no se pudre por el contacto del hierro, ni escupe la clavazón, como sucede con otras especies de maderas que se hinchan, empapadas ó penetradas por la humedad.” Para las piezas que han de estar bajo el agua (“obra viva”) hay que evitar los nudos de la madera, ya que por ahí entraría el agua. Fuera del agua (“obra muerta”) ya puede haber nudos y maderas de peor calidad como el pino.


Como dicho Diccionario está accesible a todo el mundo a través de internet no indicaré más detalles. Sólo añadiré que, según su autor, había dos tipos de laúdes, uno más grande y otro menor, según el tipo de pesca a la que se dedicaban. Como en la documentación no se da ningún detalle sobre tamaño o número de marineros del laúd, llaut o falucho de Antonio Bayona, no sabemos a cual de los dos grupos pertenecería. Pero como se trataba de remolcar una nave grande y con mala mar, yo me inclinaría por el laúd grande. 

Sus dimensiones eran 30 codos (≈17 metros) de eslora y 7 codos de manga (≈4 metros). La proa es más alta (4 codos ≈ 2,3 metros) que la popa (3 codos ≈ 1,7 metros). El mástil tiene 29 codos de alto, o sea  16,5 metros. Dice que los laúdes de este tamaño son excelentes y de mucho aguante.

Las dimensiones del laúd menor eran casi la mitad:  15 codos de eslora, 3 codos de manga y mástil de 12 codos.
Sañez Reguart no indica el tipo de codo utilizado pero supongo que será el denominado “de ribera”, típico de la construcción naval, que equivalía a unos 57 cm. 


Dibujo de un laúd, llaut o falucho en el “Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional”, Volumen 4, de Antonio Sañez Reguart, del año 1793. Podemos suponer que el que fue utilizado por Antonio Bayona en el siglo XVIII para remolcar el londro sería bastante similar a éste. 



Acerca del londro Yanez Reguart no da ningún dato, ni siquiera cita su nombre, por lo que parece claro que no se utilizaba para la pesca. 
Tampoco aparece en los diccionarios de la  Real Academia Española del siglo XVIII y XIX, lo cual es ya más extraño. 
La referencia más antigua que he encontrado ha sido la del  Diccionario de M. Nuñez de Taboada, de 1825. Dice que se trataba de una embarcación mercante de vela latina que también era llamada  “pinque”.




Como el diccionario había sido editado en París, he buscado información de pinque en francés y  he encontrado esta definición de 1792: “Bâtiment marchand et a voiles latines. Sa carène est vaste ou a fond plat.  Il est ordinairement a trois mâts, à antennes, et on en fait surtout usage sur la Méditerranée. Son port s'élève quelquefois jusqu'à deux ou trois cents tonneaux. Il est surtout distingué par sa poupe, qui est très élevée.” (N.C. Romme, Dictionnaire de la Marine Française). 
O sea que se trataría de un barco mercante de vela (no dice nada de remos), de fondo plano, con tres mástiles y que se usaba sobre todo en el Mediterráneo. Su registro podía llegar hasta las 200 o 300 toneladas y se distinguía sobre todo por su popa más elevada.

Otro diccionario francés indica que era una nave que derivaba del jabeque turco en su parte delantera, especialmente por su palo de mesana inclinado hacia adelante, y de la fragata en su parte trasera a causa de su popa alta. 
Añade que tenía tres mástiles, que fue aparejada sobre todo como jabeque con velas latinas, aunque podían ser sustituidas por velas cuadradas. 
Utilizados como buques de carga, los pinques desaparecieron hacia 1820.


En esta imagen francesa de un pinque o londro vemos su popa alta que permitía llevar mascarones de popa, el uso de artillería y su finalidad mercante. El mástil delantero inclinado era otra característica de esta nave. 


En el “Diccionario marítimo español” de 1865 se especifica que a principios del siglo XVII era un nave de remo y vela y sin cubierta pero después se construyeron londros tan grandes como las galeras. Podía además tener hasta 50 remos ( 25 por banda), lo que explica que su dotación podía incluir hasta 150 hombres. También podía disponer de algunas piezas pequeñas de artillería para defensa ante ataques corsarios.


Definición de “londro” según el "Diccionario marítimo español" de  José de Lorenzo, Gonzalo de Muga y Martín Ferreiro. Año 1865.


Pere María Orts sí que da información sobre el londro. Indica que el nombre de esta embarcación aparece a menudo en el Archivo del Reino de Valencia donde se señala la entrada y salida de londros de diversos puertos cargando y descargando mercancías durante los siglos XVII y XVIII. 
Añade que se dedicaban al transporte de mercancías pero que no eran embarcaciones uniformes, variando su tamaño según usos y circunstancias, algunos con remos y otros sin ellos. Era frecuente llevar cañones dado el peligro de los corsarios.
Utilizaba velas latinas casi triangulares porque faltaba uno de los picos de la parte inferior y utilizaba en el extremo de popa un palo de mesana más pequeño que los dos mástiles principales, uno a proa ligeramente inclinado hacia adelante y otro en el centro. 


Dibujo de un londro en el libro de Pere Maria Orts, en el que se indican sus dimensiones: 32 codos de eslora y 10 de manga. Era por tanto un londro pequeño, ligeramente superior a un laúd grande.




2 comentarios:

  1. Muchas gracias por este artículo. Estaba buscando información sobre el término "londro", muy difícil de localizar, y me ha sacado de dudas. Enhorabuena por su blog y por ponerle interés a su trabajo.
    Un saludo.
    Antonio Aragón.

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  2. Muchas gracias. Buscaba información sobre la historia del siglo XVIII relacionada con el barco encontrado en Benidorm y la escultura de Jesucristo niño con su madre. Y su artículo me ha ayudado más de lo esperado.
    Vaya bien.
    Carlos Luis.

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