sábado, 1 de mayo de 2021

Manipulando la historia: la conquista del Castillo de Benidorm.


El próximo 8 de mayo se conmemora el aniversario de la Carta Puebla de Benidorm otorgada por Bernat de Sarrià en 1325. La semana que le precede se suele dedicar a actividades culturales relacionadas con ella. Esta entrada del blog es mi aportación y hablaré sobre un gran ausente de dicha Carta: el Castillo de Benidorm. 

Sabemos que castillo y pueblo ya existían antes de esa fecha. El 17 de julio del presente año 2021 se cumplirán 700 años exactos de la primera mención de ambos en una relación de las posesiones de Bernat de Sarriá que en ese mes y día del año 1321 aludía al castillo y pueblo de Benidorm: “et de castro et populam de Benidorm […] cum omnibus terminis, iuribus et pertinenciis” (ACA, reg. 222, f. 108r-110r). Está claro que si los citan en ese momento es porque se habían fundado antes y por tanto no tendría nada de particular que se aludiera al castillo en la Carta Puebla pero, curiosamente, no es así. Si se nombran los castillos de Polop y Finestrat y tiene una explicación: eran localidades con mayoría de población musulmana que los cristianos contralaban desde dichas fortalezas. Benidorm sería una población cristiana que defendería el territorio, tal como se establece en dicha Carta. El castillo se reservaba para la vigilancia del mar y así lo hizo durante siglos.

Sobre la historia del castillo de Benidorm ya he escrito en otros sitios. Ahora me gustaría referirme a una falsedad consciente escrita sobre él y que se ha tomado por verdadera durante más de doscientos años.

Francisco Amillo 



En teoría la Historia es la narración objetiva y veraz del pasado de los humanos. En la práctica se ha manipulado desde el primer momento de su existencia y la búsqueda de la verdad ha quedado sometida a los intereses de los que podían escribirla, especialmente en el caso de los poderosos y los vencedores. Que un faraón exagerara sus méritos hasta límites inverosímiles o mandara borrar de los monumentos el nombre de un antecesor suyo para apropiarse de sus méritos era bastante frecuente. 

En Roma la “damnatio memoriae” iba más lejos porque el Senado mandaba borrar de la historia a un personaje cuya actuación no le había parecido correcta, a veces por motivos discutibles. Se eliminaban sus imágenes y su nombre de monumentos e inscripciones. 

Otra cosa muy distinta son los errores cometidos involuntariamente por falta o insuficiencia de datos. No es tergiversación consciente de la verdad y por tanto es disculpable. Como en todas las ciencias, en la Historia ha habido hecho considerados verdaderos en una época que se han corregido posteriormente y así nuestros conocimientos han ido avanzando. 


En la Historia de Benidorm encontramos ejemplos de esos dos casos. Hay ejemplos de errores que se han corregido al cabo de los años, como el de Gaspar Escolano que a principios del siglo XVII escribió que el nombre de Benidorm procedía de la tribu musulmana de los Beni Darhim. Fue un error ya que él estaba convencido de la veracidad de su afirmación. 

También encontramos un caso de tergiversación intencionada de la verdad y de él voy a hablar en este artículo. La realizó a finales de ese mismo siglo XVII el ciudadano valenciano Onofre Esquerdo Sapena (1635 – 1699), erudito, historiador, bibliófilo y genealogista. En el año 1670 publicó una supuesta traducción al valenciano de una obra latina del siglo XIII escrita por mosén Jaume Febrer, un noble imaginario al servicio de Pedro III de Aragón. El título era "Trobes de mossén Jaume Febrer..." y alude a que la mayoría de las historias están compuestas en estrofas de once versos. 

En dicha obra recoge las hazañas de los caballeros que participaron en la conquista del Reino de Valencia. Cita varias veces la villa de Benidorm y la conquista de su castillo en el siglo XIII realizando una manipulación malintencionada de la verdad al inventar todos los datos.


Fotografía del promontorio de Canfali con la plaza del Castillo sobre el solar del castillo de Benidorm derribado en el siglo XIX. Fuente: Archivo Municipal de Benidorm. 


Edición de “Trobes de mosen Jaume Febrer…” sobre la conquista del Reino de Valencia, año 1746. En este siglo XVIII aún se creía en la autenticidad de Jaume Febrer y de sus versos latinos traducidos al valenciano. Fuente BIVALDI (Biblioteca Valenciana Digital).


En realidad no existieron tales “Trobes” medievales ni su autor mossén Jaume Febrer. Todo fue una invención de Onofre Esquerdo. Es posible que para crear su personaje ficticio se inspirara en uno real, Eduard Febrer, que vivió entre finales del siglo XIV y principios del XV. Fue un poeta nacido en Vich que, en compañía de los valencianos Auxias March, Jordi de Sant Jordi y otros, formó parte de la ilustrada corte de Alfonso V el Magnánimo. Se le recuerda por sus traducciones al catalán de la Divina Comedia y el Decamerón. 

Esquerdo describe su ficticio personaje en el prólogo y en la “troba” 235. Dice que era hijo de Guillem Febrer, veedor general del ejército de Jaume I que iba a conquistar Valencia. Tan apreciado era por el rey que cuando nació su hijo lo sacó personalmente de la pila bautismal y le impuso su nombre. Jaume Febrer siguió los pasos de su padre ya que obtuvo la confianza del nuevo rey Pedro III y a su servicio viajó con él a Tierra Santa y a Murcia donde fue herido. Con la documentación paterna compuso en latín las historias de “los nombres, apellidos y azañas de 544 señores” que participaron en la conquista del Reino de Valencia. 

Con este relato totalmente inventado Onofre Esquerdo engañó a muchas personas, entre ellas, en el siglo XVIII, al gran erudito Gregori Mayans. En el siglo XIX empezaron a surgir las primeras dudas hasta que finalmente se pudo concluir que la mayoría de las supuestas hazañas que narra son pura invención. La obra tuvo muchas ediciones como documento sobre la conquista de Valencia y se ha seguido editando por su valor heráldico ya que describe los escudos nobiliarios de los personajes reseñados.

 

Pedro María Orts Berdin fue una de las muchas personas que creyó en la veracidad histórica de estos versos y cuando en 1892 publicó sus “Apuntes históricos de Benidorm” incluyó datos erróneos sacados de esa falsa fuente. Dedicó las páginas 87 a 91 a recopilar los nombres de los caballeros que intervinieron en la conquista de la Marina y las poblaciones que les otorgó el rey como premio.

Dejó Benidorm para el final reproduciendo en su totalidad las estrofas 69, 135, 144 y 208 en las que aparece el nombre de la villa y la conquista de su castillo en un año indeterminado del reinado de Jaume I. 

La que más explícitamente habla de este hecho apócrifo es la “trova 144”. Narra cómo Roc Castellò navegó desde Rosas en una fragata y, llegando a Benidorm, asaltó su castillo por la noche logrando hacer cautivos a sus defensores: “als Moros, è á son Adalit”. Como premio Jaume I le entregó el castillo de Benidorm y fue por tanto su primer señor.   

Hoy día los estudiosos, analizando el lenguaje y los errores históricos de la obra, han demostrado claramente su falsedad. Onofre Esquerdo la redactó para ensalzar a la nobleza valenciana del siglo XVII haciendo remontar sus linajes y escudos de armas a la época de la conquista del Reino de Valencia. 

Hay que recordar algunos hechos para explicar por qué intentó justificar los privilegios de la nobleza y mejorar su imagen. A finales del siglo XVII había ido en aumento el secular malestar de los campesinos contra los impuestos que debían pagar a la nobleza. A partir de 1670 pleitearon basándose en varios privilegios de los reyes de Aragón, pero los tribunales fallaron a favor de los nobles. Recibieron el apoyo de los párrocos y de frailes de extracción popular pero el arzobispo de Valencia, Juan Tomás de Rocabertí, les prohibió defender la postura de los agricultores: “assí en los púlpitos como en los confesionarios expliquen y enseñen a todos sus feligreses quan grave pecado cometerán los que sin autoridad de la justicia [...] dexarán de pagar a los señores los referidos derechos y pechos.

Benidorm no se libró de estos movimientos antiseñoriales. Pere Maria Orts indica que en 1687 había en la prisión de Benidorm seis personas por “bandos y violencias político-sociales”. Eran los primeros brotes de una revuelta armada causada por el fracaso de la vía pacífica. 

En 1693, ante las primeras negativas a pagar los impuestos estipulados en las cartas de población, se produjeron encarcelamientos de agricultores. Fue el detonante del levantamiento conocido como Segunda Germanía. La derrota militar de los campesinos y la consiguiente frustración explican que posteriormente, en la Guerra de Sucesión, abrazaran el bando de los "maulets" y sufrieran una nueva derrota surgiendo el conocido dicho: "Quan el mal ve d'Almansa a tots alcança"·.

Comienza la “trova” 144 describiendo en los dos primeros versos el escudo de armas de Roc Castelló: un león negro en campo de plata y un castillo de oro sobre campo verde. Fuente: BIVALDI.


Otra edición del siglo XVIII de “Trobes”, en este caso manuscrita, con un resumen de la estrofa en castellano y dibujando los escudos de los linajes. Autor José Berní Catalá. Es la página destinada al escudo de Roc Castelló. Fuente BIVALDI.


Onofre Esquerdo estaba más interesado en defender los privilegios nobiliarios que en contar la verdad. No tuvo reparos en inventar hechos, lo que le llevó a cometer errores históricos. En la ya citada “troba” 144 encontramos dos de ellos. 

En primer lugar da por cierta la existencia del castillo de Benidorm en el siglo XIII cuando los testimonios documentales y arqueológicos nos hablan de su origen casi un siglo después, a principios del XIV. 

En segundo lugar dice que Roc Castelló navegó en una fragata, un tipo de embarcación que no existía en la época de la conquista del Reino de Valencia en el siglo XIII. Sabemos que este tipo de nave fue un invento siciliano del siglo XV, es decir 200 años después y por tanto se trata de un anacronismo. 

Además la primitiva fragata medieval no servía para transportar soldados ni para un viaje desde Rosas hasta Benidorm. Era una embarcación pequeña ya que disponía de entre 7 y 9 bancos para los remeros, uno por banco y su principal inconveniente era su fragilidad. Se utilizaba como auxiliar al servicio de las galeras, a cuya popa solía amarrarse. Por su ligereza era más rápida que las pesadas galeras. No tenía cubierta y llevaba un palo con vela latina.


En el blog de la Cátedra de Historia Naval se indica que esta chalupa era muy similar a la primitiva fragata del Mediterráneo.


En el primer diccionario español, el “Tesoro de la lengua castellana o española”, publicado por Sebastián de Covarrubias en el año 1611, se explica a qué usos se destinaba: 

FRAGATA. Batelejo que suele llevar consigo la galera, y la echa a la mar quando hay necessidad de llegar con ella a tierra, o ir de una galera en otra con algún recaudo. […]; por ser como una partezilla y miembro de la galera, […] por el ruido que va haciendo con la presteza del bogar, y menear de los remos; porque como es vajel pequeño va mas ligero". También explica que era muy frágil: "vel quia fragilis sit; porque no puede resistir las olas del mar, si ay un poco de tormenta”.  

La primitiva fragata, como indicaba Covarrubias, no era apta para navegar por su fragilidad ante el fuerte oleaje. Por eso fue evolucionando y en el siglo XVII había adquirido mayor tamaño y robustez, lo que permitió incorporar tres mástiles y artillería, hasta veinte cañones según el Diccionario de Autoridades de 1732. Pero seguía conservando las ventajas de velocidad y menor calado que fueron la clave de su éxito. En la época en la que escribió Onofre Esquerdo era un navío muy distinto del medieval, algo que desconocía. 

A la izquierda una fragata de tres mástiles y a la derecha un navío de línea, más lento y pesado. A finales del siglo XVII la fragata conservaba su velocidad a pesar de haber aumentado en tamaño. En el blog de la Cátedra Naval se dice que la fragata del siglo XVII era similar a la de esta imagen.  


El refrán dice que la mentira tiene las patas muy cortas pero ésta llegó muy lejos y duró demasiado tiempo. En Valencia sigue existiendo una calle que el 20 de febrero del año 1929 se dedicó al inexistente caballero Jaume Febrer. Y en Benidorm es probable que algunos de los que han leído el libro de Orts Berdín sigan creyendo la invención de Onofre Esquerdo: la existencia del castillo de Benidorm en época islámica y su conquista por un imaginario Roc Castelló. 


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