Benidorm: la sequía del año 1978, un hito en la gestión del agua del municipio turístico.
Francisco Amillo
En 1978, Benidorm
padeció una grave sequía que afectó de forma decisiva a la manera
de enfocar el abastecimiento de agua. Impactó vivamente a la opinión
pública de la época y puso en peligro el modelo turístico por el
que había apostado desde la década de 1950, marcando un antes y un
después en la gestión del agua en la comarca. La ciudad, a pesar de
llevar más de veinte años orientada hacia el sector turístico,
tenía unas estructuras de abastecimiento insuficientes a causa de su
constante crecimiento demográfico.
Coincidió con el
momento de transición política desde las formas autoritarias del
régimen del general Franco, que había muerto hacía casi tres años,
hasta las formas participativas de la época democrática. El año
anterior la UCD de Adolfo Suárez había ganado las primeras
elecciones democráticas que se celebraban desde el final de la
Guerra Civil de 1936-39. El 31 de octubre de ese mismo año 1978 el
Congreso aprobaba la actual Constitución
y el 6 de diciembre era ratificada en referéndum por todos los
españoles.
Benidorm:
Avenida del Mediterráneo y playa de Levante en la década de 1970,
de creciente expansión turística. (Fuente: Ayuntamiento de
Benidorm)
Estos cambios
políticos permitieron que la opinión pública, hasta entonces
amordazada, empezara a hacer sentir su voz. En Benidorm eso supuso
expresar su malestar por el desabastecimiento de agua potable que
padeció ese verano y que las autoridades tardaban en resolver. La
exasperación fue mayor al comprobar que otras zonas no tenían los
problemas y restricciones de agua de Benidorm, por lo que atribuían
la carencia de agua a una mala gestión tanto de las autoridades
autonómicas –que estaban empezando a desarrollarse y aún no
funcionaban correctamente– como de las autoridades centrales. El
periódico CANFALI escribía al respecto: “La
Marina Alta no padece la falta de agua. En cuanto a la zona de
Torrevieja, hasta Santa Pola, tampoco tienen este tipo de problema.
Sin embargo la Marina Baja, con dos pantanos, que llenos alcanzarían
más de 30 millones de metros cúbicos, padece una casi total
paralización en el abastecimiento de agua potable.”
Y es que aunque 1978
fue un año más seco que los precedentes, la carencia de agua
potable se atribuía más a la mala gestión de las autoridades que a
los factores climáticos. La alarma social ya había empezado antes:
en junio de 1975 el embalse de Guadalest contenía 10,6 Hm3
que se habían reducido a 1,8 en octubre de ese mismo año, lo que
fue atribuido por la prensa local no al incremento del consumo urbano
sino a la construcción de la autopista A-7 que para compactar el
firme utilizaba grandes cantidades de agua.
Por
otro lado las infraestructuras de abastecimiento se habían vuelto
insuficientes. La
red de distribución de agua potable en Benidorm era nueva ya que fue
ampliada en 1966 y tenía tuberías de fibrocemento. Pero presentaba
dos problemas:
- las fugas de agua, que se estimaban entre un 10 y un 15 %, aunque hay que tener presente que en Madrid estaban entonces entre un 40 y un 60 %.
- La capacidad de los dos depósitos municipales era de 7.500 m3 (uno de 2.500 y otro de 5.000) por lo que resultaba insuficiente para un consumo diario de 45.000 m3. En 1980 se construyó un depósito de 12.500 metros cúbicos que no solucionó el problema.
1. Causas físicas y humanas de la sequía de 1978.
Causas
físicas.
En
la sequía de 1978 hubo, evidentemente, una serie de aspectos
físicos y climáticos
derivados de las peculiaridades del clima mediterráneo.
Las
sequías son frecuentes en nuestra comarca. Las precipitaciones,
además de ser escasas, presentan una fuerte irregularidad
anual,
con lluvias en otoño y primavera y un estío muy seco. Esta
irregularidad, característica del clima mediterráneo, en sí misma
no es mala: permite asegurar unos meses de verano soleados que
resultan muy atractivos para el turismo. Pero al mismo tiempo se
genera una contradicción: cuando más agua se necesita por la
llegada de los visitantes es precisamente cuando menos llueve. Al
iniciarse la expansión turística se intentó resolver dicha
contradicción aprovechando para el consumo humano el agua de las
lluvias otoñales almacenada para usos agrícolas en los embalses de
Amadorio y Guadalest además de las aguas subterráneas de los pozos
de Rabasa en Polop.
El
clima de la Marina Baixa presenta también una irregularidad
interanual,
alternando años de fuertes sequías con años de precipitaciones
abundantes. La gráfica siguiente muestra la evolución de las
precipitaciones en la Comunidad Valenciana entre 1950 y 1996. En ella
vemos que si las precipitaciones están por encima de 14,5 km3/año
estamos ante años lluviosos y si están por debajo de 9 km3/año
estamos ante años secos, considerándose como valor medio el de 11,8
km3/año,
cifra que se obtiene en los años 1992 y 1993.
Precipitaciones
n la Comunidad Valenciana d 1950 a 1996. Elaboración propia con
datos de A. J. PÉREZ CUEVA, Las sequías en tierras valencianas.
Observamos
también que el año 1978 es el que menos precipitaciones registró
en la Comunidad Valenciana en el período analizado; el año
siguiente, 1979, es también un año seco, seguido de otro año de
precipitaciones normales.
En
general se considera que el período de sequía abarca de 1978 a
1984. Sin embargo los seis años anteriores a 1978 registran una
pluviosidad entre normal y más alta de lo normal, por lo que en
teoría las reservas de agua no se deberían haber agotado en un solo
año. Parece evidente, por tanto, que hay que considerar los factores
humanos como los determinantes de esta crisis hídrica de Benidorm,
tal como pensaban sus habitantes en aquellas fechas. En efecto, con
posterioridad a este episodio de sequía climática, se han producido
otros, como el de 1992-95, que no han generado la alarma social del
de 1978 porque su impacto en la población se minimizó.
Jorge
Olcina escribía refiriéndose a la sequía de 1994: “…
ha finalizado uno de los años hidrológicos más secos y uno de los
estíos más calurosos de la presente centuria, fenómenos que han
provocado graves pérdidas en el sudeste Ibérico. La mengua de
recursos hídricos ha avivado los conflictos regionales por el
disfrute del agua.”
Sin
embargo el impacto en Benidorm de la sequía de 1994 no fue en
absoluto comparable al de 1978, a pesar de ser aquel un año
climatológicamente más seco.
Por tanto los aspectos humanos son los fundamentales para explicar la sequía de 1978 en Benidorm por lo que se habría de denominar “sequía hidrológica”, que es la expresión que emplean los geógrafos para referirse a los problemas de abastecimiento urbano, y que es típica de los municipios que no han desarrollado sistemas racionales de gestión del agua.
Causas humanas.
La causa de la sequía hidrológica de 1978 fue la inadecuada adaptación de las infraestructuras de Benidorm al creciente desarrollo demográfico y al boom de la construcción que habían surgido en la dictadura franquista como consecuencia del desarrollo turístico. En la administración franquista imperaba la mentalidad tradicional de considerar las sequías como un fenómeno natural e inevitable, frente al cual no se podía hacer nada. Se recurría al tópico de “la pertinaz sequía” para justificar la falta de actuaciones ante estos hechos, considerados como extraordinarios a pesar de su repetición cíclica.
El
primer factor humano a considerar es el espectacular crecimiento
de la población
de Benidorm durante estos años, tanto residente como de turística.
Hay un aumento de la población
censada,
que casi se multiplica por cuatro, pasando de 6.259 habitantes en
1960 a 22.841 en 1976.
Estacionalidad
de 1973 a 1984. Elaboración
propia a partir de datos obtenidos del “Plan General de Ordenación
Urbana de Benidorm” del año 1986. Se observa el impacto de la
sequía en los años 1978, 1979 y 1980.
Pero
más importante aún es el incremento
de la estacionalidad.
Tomando como referencia el mes de agosto, vemos que en 1973 la
población a la que el municipio debía abastecer de agua era de
118.857 personas, cifra que ascendía hasta 166.900 personas en 1977,
el año anterior a la sequía. Por esta causa las infraestructuras
para el suministro de agua, creadas en tiempos del alcalde Pedro
Zaragoza habían quedado obsoletas diecisiete años después.
AÑO
|
N.º
PASAJEROS
|
1968
|
351.805
|
1970
|
819.405
|
1972
|
1.540.426
|
1973
|
1.950.175
|
1974
|
1.340.900
|
Incremento
del número de pasajeros en el aeropuerto del Altet.
Otro
factor a considerar es el
auge de la construcción de hoteles y apartamentos
en el período que va de 1970 a 1974 siendo sus elementos más
representativos los “estudios” o viviendas de dimensiones
mínimas, que alcanzaron su culminación en 1973. El modelo turístico
de Benidorm se orientó hacia un turismo masivo de clases medias.
Evolución de la construcción en Benidorm de 1955 a 1980. Elaborado con datos del PGOU de 1986.
Como consecuencia de
todos estos factores, las dificultades en el suministro de agua
potable para Benidorm habían comenzado ya en 1976 pero culminaron
con la grave sequía del verano de 1978 cuando fue necesario recurrir
a barcos-cisterna.
Esta sequía
hidrológica se desarrolló en tiempos del alcalde Rafael
Ferrer Meliá, que tuvo que
resolver una crisis cuya génesis venía de épocas anteriores.
Accedió al cargo en marzo de 1978, a los treinta y siete años de
edad, por dimisión del equipo anterior y lo desempeñó hasta las
elecciones democráticas de febrero de 1979, a las que no quiso
presentarse. En ellas salió elegido José
Such Ortega que se considera
como primer alcalde de la democracia por lo que se ha dado su nombre
a una calle de Benidorm. Pero la actuación Rafael Ferrer fue
ejemplar en circunstancias complicadísimas y también merece ser
recordado por los habitantes de Benidorm.
2.
Evolución de la crisis de abastecimiento de 1978.
Resulta
evidente, a raíz de lo anteriormente expuesto, que la causa de la
“sequía del 78”, tan grave para Benidorm, fue más una crisis de
abastecimiento que una consecuencia de la climatología a pesar que
dicho año fue muy seco. Así lo percibieron los habitantes de
Benidorm que empezaron a movilizarse y a actuar políticamente, cosa
en la que faltaba práctica pues se estaba en plena transición
democrática. Se partía de actitudes y formas de actuar surgidas
durante la dictadura, como la desconfianza hacia los políticos en
general y buscar la solución en los militares. También existía
desconfianza en la capacidad de gestión de las autoridades
autonómicas que estaban surgiendo poco a poco y todavía no habían
adoptado muchas de las competencias de la administración central que
hoy nos resultan familiares. Además estaba la creencia en una
corrupción generalizada de la administración.
Este es el contexto
político en el que estalló la crisis de 1978. En el mes de febrero
ya surgieron las primeras voces de alerta: “Nos
estamos quedando sin agua”
escribía el periódico CANFALI. Indicaba que los meses otoñales,
los de máximas lluvias, ya habían pasado y el nivel de agua del
embalse del Amadorio estaba bajando de forma alarmante. El problema
de la falta de agua aún no afectaba al consumo urbano pero estaba
perjudicando al sector agrícola. De todas formas en aquellos
momentos aún se confiaba en las posibles lluvias de primavera y el
problema no se percibía como alarmante.
Esta actitud
continuaba en el mes de marzo
siguiente y CANFALI se lamentaba de que ni partidos políticos, ni
sindicatos, ni asociaciones cívicas se preocuparan del tema: “hasta
la fecha, ningún partido político, ni central sindical y demás
entidades vivas de la localidad, se han preocupado. Si existe alguna
que lo haya hecho, Canfali lo ignora.”
Conforme pasaba el
tiempo, bajaban las reservas del agua embalsada, el malestar iba en
aumento y se criticaba al gobierno central por su pasividad. Se
recordaba que Benidorm aportaba importantes ingresos a las arcas del
Estado y a cambio no recibía la ayuda que necesitaba. Se sabía que
las inversiones económicas necesarias para resolver el
abastecimiento de Benidorm eran tan altas que era imprescindible la
ayuda estatal. Cuando el casino de la Marina Baixa se otorgó a la
Vila Joiosa y no a Benidorm el malestar se tornó insoportable en
algunos sectores. Como consecuencia de este estado de ánimo se
produjo la dimisión del alcalde José Llorca Cortés y de la mayor
parte de los concejales como protesta por la poca atención que el
gobierno central prestaba a Benidorm al denegarle el casino. Según
informaba el diario ABC el Gobierno Civil aceptó la dimisión del
primer edil porque había sido avalada por el pleno municipal. Rafael
Ferrer Meliá fue el nuevo alcalde desde el día 10 de ese mes de
marzo. En aquella época aún era el gobernador civil de la provincia
el que nombraba a los alcaldes.
El
nuevo alcalde y todo el ayuntamiento de Benidorm eran conscientes del
problema que se avecinaba. Ya en marzo Rafael Ferrer se había
reunido con parlamentarios de la UCD y había tocado este tema.
Posteriormente realizó un viaje a Madrid para entrevistarse con las
autoridades del Ministerio de Obras Públicas que dirigía Joaquín
Garrigues Walker. Le acompañaba el entonces joven ingeniero
municipal y futuro conseller José Ramón García Antón. Entre otros
temas se habló de la Estación Depuradora de Aguas Residuales que
permitiría utilizar las aguas depuradas para el riego y las blancas
para el consumo humano, con lo que se ahorraría un importante
volumen de agua embalsada. El Ministerio pagaría el 35 % del importe
de la obra. De todas formas era una solución a medio plazo que no
resolvía el inmediato futuro, que se preveía muy negro. Rafael
Ferrer siempre ha manifestado su satisfacción por la sensibilidad
hacia Benidorm del ministro de Obras Públicas.
El
fuerte consumo urbano de agua, junto a la ausencia de
precipitaciones, agotó las reservas de agua embalsada en el verano
de 1978. Las fuertes lluvias del mes de octubre, permitieron que el
nivel embalsado se recuperara. (Datos de la CHJ)
A
corto plazo se estaban realizando prospecciones en Polop e iniciando
la perforación de pozos. El de San Vicente, en el acuífero de
Ponoch-Chirles, proporcionaría 115 l/s durante los meses más
críticos pero este ritmo supondría su agotamiento en unos meses,
hasta que las lluvias otoñales volviesen a recargarlo. También se
estaba estudiando la posibilidad de realizar prospecciones en
Beniardà de acuerdo con los informes del geólogo José Luís Hervás
que indicaba la abundancia de agua subterránea en la zona.
Por
otro lado se iniciaban negociaciones con diversas empresas para
estudiar el suministro de agua mediante buques-cisterna. CANFALI
comentaba la noticia y mostraba gran preocupación por el elevado
presupuesto que presentaba una empresa noruega: “Una
compañía noruega ha presentado al ayuntamiento un presupuesto para
traer agua en sus barcos. Dicho presupuesto, según el propio
alcalde, asciende a unos 380 millones de pesetas a cuya cantidad no
podríamos hacer frente.”
Era natural que pareciese una cantidad exorbitante ya que el
presupuesto municipal de ese año era de 325 millones.
En
el mes de abril
el panorama continuaba sombrío dado que se estaba agotando la parte
de agua que correspondía a Benidorm. CANFALI escribía el 7 de dicho
mes: “En
estos momentos en el pantano [de Guadalest] hay 4 millones de litros,
que según parece y por el consumo efectuado sobre él, no pertenecen
ya ha Benidorm aunque pudiéramos usar de ellos. Las fuentes del
Algar como se sabe, pertenecen a la comunidad de regantes del mismo,
¿Qué tenemos? Nada de agua. Según los cálculos más optimistas,
siguiendo una política de restricciones, copia de la que pusieron en
marcha los ingleses cuando tuvieron este mismo problema a nivel de
estado, los próximos meses, a partir de que acabe la Semana Santa,
se va a intentar que nuestra ciudad llegue al mínimo posible del
consumo con vistas al ahorro para el verano. [...] Lo que pase a
partir de julio ya es cosa de los dioses, y no nos extrañaría que
volviera a intentarse una política de pinchazo a las fuentes del
Algar, hecha esta vez por los mismos regantes, para tratar de llegar
a la bolsa de agua que al parecer contiene el subsuelo.”
El
periódico informaba también que el alcalde se había entrevistado
con representantes del Ministerio para exponer el caso con toda su
gravedad y concluía que: “Las
responsabilidades por lo que ocurre actualmente no son de nadie y son
de todos.”
No
se confiaba en el recién creado gobierno autonómico por
considerarlo incapaz de resolver un problema de tal envergadura. En
el mes de mayo CANFALI publicaba estas duras palabras contra los
miembros del Consell que habían acudido a Benidorm para informarse
sobre el problema: “Que
me perdonen las personas que forman esta nueva organización pero lo
cierto es, después de oír a sus enviados (director de Ordenación
del Territorio y Medio Ambiente, Don Alejandro Escribano, y al
director general de Obras Publicas, Don Cayetano Roca). Esta
institución no sirve, por lo menos en las actuales circunstancias
políticas del país, para nada. No saben nada de nada. Desconocen
totalmente la problemática. Tal vez el señor “ministro”, García
Miralles, a su regreso de vacaciones nos pueda sorprender con su
“peculiar” iniciativa. No necesitamos ayudas morales. Lo que nos
hace falta son ayudas efectivas.”
En
junio
comenzaron las
restricciones de
agua potable. El suministro se redujo a seis horas y media ya que los
cortes dejaban sin agua a la población durante la tarde y noche,
desde las 13'20 horas del mediodía hasta las 7 de la mañana del día
siguiente. “Es
al parecer una medida que continuará hasta que aguanten las pocas
reservas que ahora nos ceden los regantes de las comunidades del
Algar y de Guadalest. Después a partir de julio, Dios dirá, y ojala
llueva”,
escribía CANFALI. Y es que, dada la gravedad de la situación, el
alcalde había negociado con los regantes la cesión de un caudal de
150
litros
por segundo mientras hubiese reservas.
La
tensión del momento hizo que Canfali
escribiera un artículo pidiendo la ayuda del ejército a causa de la
desconfianza que se tenía de las autoridades civiles. Esta forma de
reaccionar demuestra lo poco consolidada que estaba aún la nueva
mentalidad democrática: “sugerimos una visita de los alcaldes de la comarca de la Marina Baixa
al señor Gobernador Militar para que éste quede enterado de la
grave situación y la haga seguir al Capitán General de la de
Valencia y este a su vez al Ministro Gutiérrez Mellado y por ultimo
sea el Capitán General de todos los ejércitos españoles, Su M. El
Rey, una vez enterado, para que dé las órdenes oportunas y se
presten las ayudas necesarias a nuestra comarca. Debe quedar claro
que es la única solución viable ya que por lo civil, tropezamos con
políticos, intereses y demás motivaciones que organizan retrasos y
pérdidas de tiempo.”
A principios de
julio
el alcalde, en un intento por calmar la opinión pública y no
perjudicar el turismo, aseguraba que ni en julio ni en y agosto
habría problemas de abastecimiento de agua, aunque continuarían las
restricciones. Se pensaba que se contaba con cantidad suficiente de
agua en el pantano de Guadalest. A partir del miércoles 5 de julio
se dividió Benidorm en dos sectores para el suministro de agua y las
restricciones se suavizaban: habría un día completo con agua y al
otro tan sólo medio día. Se pedía que los residentes y los
turistas se percataran de la delicada situación que se padecía en
la comarca y que usasen racionalmente el agua, evitando
despilfarrarla. Según CANFALI: “Sería
en septiembre cuando el abastecimiento se podía agravar. Siempre y
cuando que el pozo de "San Vicente" [en
el acuífero Xirles-Ponoch] no
se pusiera en marcha. También pudiera surgir agua del pozo que
nuestro ayuntamiento estaba perforando en Beniardá. Cabría pensar
también en que lloviera en esos dos meses y aunque fuera poco, el
pantano de Guadalest embalsaría un par de millones de metros cúbicos
que eliminaría ese fantasma amenazador de falta de agua que padecía
Benidorm y toda la comarca.”
La
posibilidad de explotar el acuífero del Algar, próximo a las
fuentes del Algar, no pudo realizarse en aquellos momentos porque los
regantes del vecino municipio de Callosa d’En Sarrià, no querían
perder agua en favor de Benidorm ya que decían que perjudicaría su
agricultura. Fue un hecho que hubiese podido originar, como en otras
localidades valencianas, incidentes que la prensa denominó “guerras
del agua”. El diario ABC exponía su malestar en un extenso
artículo que titulaba: “Benidorm:
un gigante que se bebe el agua de los campesinos. Callosa de Ensarriá
se subleva”.
Otro subtítulo, en el que reforzaba esta expresión del sentir de
los callosinos, decía: “Turismo
contra agricultura: El agua es nuestra, de nuestros campos.”
Información
del diario ABC en 1978 que muestra el descontento de la población
porque la falta de planificación de las infraestructuras había
llevado a la carestía de agua.
Posteriormente,
en 1979, Callosa cambiaría de actitud y en ello tuvo mucho que ver
el talante negociador de José Ramón García Antón. Se realizaron
las perforaciones del Algar incorporándose el agua así obtenida a
la que gestionaba el Consorcio. Pero en aquellos duros momentos del
verano de 1978 no se utilizaron para evitar el desabastecimiento de
Benidorm.
El
periódico Canfali continuaba pensando en el ejército como solución
de emergencia si se agotaban las reservas de los embalses del
Amadorio y Guadalest: “Cabía
también la posibilidad, aunque fuera remota, de que se pidiese y
declarase a la comarca de la Marina Baja como de desastre o
catastrófica y el gobierno tomara medidas vigentes para solventar la
gravísima situación. Para ello se podría traer agua con barcos de
nuestra armada o bien que el ejército de tierra trajese el agua del
Júcar (pantano de Tous) con sus camiones-tanque. De una manera u
otra se realizaría un puente marítimo o de tierra para que el agua
no faltase a nuestra ciudad y comarca.”
El Ministerio de
Obras Públicas y Urbanismo (MOPU, actual Ministerio de Fomento)
estaba estudiando soluciones a largo plazo. Su delegado provincial,
Espinosa Chapinal, decía en declaraciones a la prensa que se estaban
dando los pasos necesarios para solventar el asunto. Destacaba la
buena voluntad por parte de todos e indicaba que el problema quedaría
resuelto cuando se realizaran los estudios cuyo presupuesto ascendía
a doce millones de pesetas, por parte del MOPU, y de cuatro millones
por la Confederación Hidrográfica del Júcar. Estos estudios y
proyectos llevaban como meta el total abastecimiento del agua potable
de la Marina Baja para el año 2025 con un suministro de 2.000 litros
por segundo. Explicaba también que se estaba estudiando un gran
acuífero situado entre Pego y Gandía desde el que se podría enviar
el agua a la Marina con más facilidad que desde la otra alternativa,
el embalse de Tous en el Júcar.
Finalmente
Espinosa Chapinal indicaba que la no inclusión de Benidorm en el
plan de infraestructuras de la Costa Blanca había agravado
considerablemente la situación de falta de agua que se padecía. Si
se hubiese hecho así en épocas anteriores, se habría construido ya
la Estación Depuradora de Aguas Residuales con lo que Benidorm y la
comarca no habrían tenido el problema actual. Con ella se hubiera
verificado un intercambio con los regantes y el agua de la depuradora
serviría para el riego y el agua embalsada en el Guadalest sería
para el abastecimiento de la población. Añadía que se estaba
recogiendo la cosecha de una pésima gestión municipal y de unas
actuaciones nefastas para nuestra localidad.
La
delegación provincial del MOPU había considerado el asunto de la
depuradora como "actuación prioritaria" y seria al año
siguiente cuando se sacaría a subasta su construcción, por un
importe de 350
millones
de pesetas. Era tan importante y necesaria que se haría antes que la
nueva carretera de circunvalación que ya estaba proyectada. Con ello
se conseguiría también evitar la contaminación del mar dado que
las aguas fecales se vertían directamente al mar desde la Punta del
Cavall. Se eliminaría la gran mancha que se formaba en el mar y que
tan mala imagen turística daba. Por parte del ayuntamiento se
compraron terrenos en Sierra Helada, en una zona entonces muy alejada
de la población, para poder construir la depuradora.
A
finales de julio, concretamente el día 29,
los
alcaldes de la Marina Baja encabezados por el de Benidorm, dirigían
un escrito al gobernador provincial que luego publicaron en la
prensa. En él se recogían las conclusiones de entrevistas
anteriores, que consistían básicamente en un mejor aprovechamiento
de las cuencas fluviales de la comarca: elevaciones de aguas del
Algar y Torres a los embalses de Guadalest y Amadorio respectivamente
y posibilidad de construir un embalse en la zona de las fuentes del
Algar de Callosa. También se pedía información sobre el proyecto
de traer el agua desde el Júcar y se avisaba que los alcaldes de la
Marina querían unir sus esfuerzos en una Mancomunidad que no
afectase tan sólo al abastecimiento de agua. Por su interés
reproducimos íntegro dicho escrito:
“Excmo
Sr.:
Rafael
Ferrer Meliá, y los demás firmantes, alcaldes de los municipios que
componen la comarca de la Marina Baja, ante V.E. como mejor proceda
en derecho:
Exponen:
Que
como consecuencia de las reuniones celebradas con V.E. y con el fin
de que exista testimonio documental de las mismas para un mejor
entendimiento en próximas visitas, nos hemos propuesto hacer un
resumen sobre lo tratado en las mismas, así como a hacer una
revisión sobre la situación actual de la comarca de la Marina Baja.
En
cuanto a los puntos fundamentales tratados en la última reunión
(28-VII-78) relacionamos los siguientes:
a)
Acuerdo de todos los alcaldes para integrarse en una mancomunidad de
servicios que no abarque exclusivamente al abastecimiento de aguas.
b)
Puesta a punto de la actual estación de elevación de aguas
sobrantes del Algar al embalse de Guadalest; y conducción del mismo
a los pueblos de la comarca.
c)
Finalización de los trámites para llevar a cabo las obras de
elevación de aguas del río Torres al embalse del Amadorio.
d)
Posibilidad de realización de un pequeño embalse aguas abajo de las
Fuentes del Algar.
e)
Conocimiento del proceso de realización del proyecto de trasvase de
aguas del Júcar a la zona de la Marina Baja.
Al
margen de estos cinco puntos, nos ha llegado la noticia de una
solución para el abastecimiento de aguas de la comarca para el
verano próximo, dada en Madrid, en una comisión de altos
funcionarios de varios ministerios con sus delegados provinciales,
cuyas conclusiones desconocemos por completo y estimamos de interés
el conocimiento de lo tratado en lo concerniente a nuestra comarca.
En
su virtud, recurrimos en:
Súplica:
Para
una vez admitida esta solicitud, tenga por hechas las manifestaciones
que contiene, y se sirva instrumentar el correspondiente expediente
encabezado con el testimonio de este documento.
Es
gracia que esperamos recibir de V.E. Dios guarde de V.E. muchos años,
La
Marina Baja, 29 de julio de 1978.”
A
finales de agosto, concretamente el día 28, se reunía la
corporación municipal de Beniardà para autorizar o denegar la
perforación de los pozos. Dada la trascendencia de la decisión
estaban presentes en el pueblo el gobernador civil, el alcalde de
Benidorm y los técnicos municipales. La reunión se realizó a las
23 horas porque el plazo acababa a las 24 horas. Finalmente el pleno
municipal otorgó el permiso sin exigir ninguna compensación. El
talante negociador de los técnicos municipales había conseguido
algo muy difícil e importante. El municipio de Benidorm ha mantenido
desde entonces unas excelentes relaciones con el de Beniardà. Sus
fiestas patronales de 1979 fueron sufragadas por el consistorio
benidormí y desde entonces no le ha faltado su colaboración.
Las
parcelas sobre las que se efectuarían los sondeos habían sido
compradas durante el mes de julio por la empresa Aquagest para no
levantar sospechas de los propietarios y evitar alzas de precio.
Posteriormente Aquagest cedió su uso al ayuntamiento de Benidorm.
Durante
agosto y
septiembre
se habilitaron los pozos de San Francisco y Rabasa en Polop, que
dieron unos 350 l/s. En opinión de las autoridades sanitarias el
agua tenía las suficientes garantías. Rafael Ferrer informó que el
pozo de San Vicente, que estaba clausurado por orden judicial, se
abrió a finales de agosto para abastecer con 50 l/sg a Benidorm.
Fotografía
del estado actual del Pozo San Francisco, en Polop. La situación
desesperada llevó a buscar agua en estos pozos que sin embargo no
dieron los resultados esperados por lo limitado de su caudal.
Pero
a pesar de todos estos esfuerzos, finalmente el agua se agotó y
Benidorm pasó apuros muy graves. Según indicaba Rafael Meliá en
una entrevista: “Hacia
el 20 de Agosto de 1978, Benidorm se quedó sin agua, el pantano de
Guadalest estaba vacío y los depósitos municipales también.”
No
hubo más remedio que recurrir al transporte marítimo, tal como se
había previsto. Primero vinieron dos barcos-cisterna de la Armada
que por su pequeño tamaño anclaban en el puerto y allí llenaban
los camiones cisterna. “Los
buques-tanque de la Armada descargaron los días 26 y 27 300.000
litros cada viaje”,
escribía el diario ABC el 31 de agosto. Pero hacía falta un
suministro mayor y para ello el gobierno se incautó de dos grandes
barcos que estaban sirviendo aceite en Argelia para prestar este
servicio de urgencia. Se escogió la incautación para evitar que la
suspensión del servicio a los argelinos obligara a la empresa a
indemnizarlos.
Los
barcos cargaban agua en Alicante, mediante una conducción
subterránea de dos kilómetros, que iba desde el depósito de
suministro de Aguas Municipalizadas de Alicante hasta el puerto.
Luego estos barcos viajaban hasta Benidorm y anclaban en la bahía.
El agua llegaba a los depósitos mediante una conducción submarina
que hubo que construir a toda velocidad, realizando la soldadura
mediante buceadores. Esta tubería llegaba hasta la playa y subía
por el actual parque de l´Aigüera –que entonces era un barranco
sin urbanizar– recorriendo unos 1.500 metros hasta los depósitos
municipales, desde donde se suministraba el agua a la población.
Plano del Archivo Municipal de Benidorm que muestra el trazado de la conducción de agua desde los buques hasta los depósitos municipales de la ETAP
Un
buque-cisterna de la Armada continuó abasteciendo Benidorm y el otro
pasó a prestar el servicio en la Vila Joiosa. El de Benidorm
abastecía a los camiones cisterna para que éstos a su vez
suministraran agua a algunos hoteles.
La
zona más perjudicada de Benidorm fue la de Alfredo Corral ya que al
ser zona residencial tuvo un suministro más escaso porque se
priorizaron las zonas turísticas. Para ayudar a los residentes se
pidió ayuda al Ejercito del Aire de Zaragoza, que proporcionó unas
tanquetas llenas de agua que luego se vendía por la calle.
Benidorm, calle Almendros, verano de 1978. Un camión cisterna del ejército reparte agua a los vecinos. Fotografía de Efa Mutter |
Fotografía
publicada por el diario ABC informando de la sequía de 1978. Muestra
uno de los camiones cisterna con los que se repartía el agua por la
ciudad.
Según el periódico
CANFALI: “Aguas
Municipalizadas [de Alicante], por gestiones del gobernador civil,
nos está dando el agua de los barcos de la armada, tres en la
actualidad, cargan y, en unos días nos dará de 15 a 20 mil
toneladas diarias para acabar con la falta de agua potable.”
Gil
Olcina resumía así el proceso de traída de agua mediante barcos:
“trasvases,
a través de buques-tanque, desde la red en alta de Aguas
Municipalizadas de Alicante, servida primordialmente por la
Mancomunidad de los Canales del Taibilla. A dicho efecto, mientras
Gobierno Civil recibía la conformidad de ambas entidades, la
Dirección General de Transportes Marítimos, a tenor de la
información recibida, consideró la idoneidad de Naviera Ibérica,
S.A. para prestar dicho servicio. Este puente naval Alicante-Benidorm
requería disponer de las necesarias instalaciones de carga y
descarga: la primera consistía básicamente en una conducción de
300 mm de diámetro y 3 km de longitud entre El Palmeral y el Muelle
II del Puerto de Alicante; más compleja era la segunda, en Benidorm,
con conducciones marina (575 m y diámetro 300 mm en acero, y otros
500 m de conducción flexible de 300 mm) y en tierra (1.716 m de 500
mm y 336 de 315), a las que era preciso sumar Manifold submarino,
campos de boyas y estación de fondeo y atraque. El 3 de octubre de
1978 estuvieron listas dichas instalaciones, y asimismo los
buques-tanque «Juan de Cardona» (5.000 Tm) y «Luis de Requesens»
(5.100 Tm) quedaron a disposición del Ayuntamiento de Benidorm, que
los reentregaría a Naviera Ibérica, S.A. el 4 de diciembre. Se
estima que el volumen de agua transportado por dichos barcos en dos
meses, octubre y noviembre, totalizó 500.000-550.000 m3.
El coste total de la operación ascendió a 170.000.000 pesetas, en
torno a 6.000.000 de euros actuales, de los que 50.000.000
correspondieron a los fletes. En suma, el coste de metro cúbico de
agua trasvasada subió a 309-340 ptas, cifra que multiplicaba por
20-23 el precio (15 ptas/m3)
facturado por Aguas Municipalizadas de Alicante; dicho valor,
desorbitado en circunstancias normales, no lo fue dada la
particularidad del problema, ya que la arriesgada y bien resuelta
operación de emergencia no sólo conjuró gravísimos riesgos
higiénicos y sanitarios, sino que, además, permitió, en última
instancia, salvar la imagen, tan dañada y en peligro letal, de
Benidorm.”
La bahía de Benidorn en 1978. Se observa en ella, muy iluminado, uno de los dos barcos que suministraban agua agua a los depósitos municipales. Fotografía cedida por Jaume Climent.
La bahía de Benidorn en 1978. Se observa en ella, muy iluminado, uno de los dos barcos que suministraban agua agua a los depósitos municipales. Fotografía cedida por Jaume Climent.
Las autoridades
estaban seriamente preocupadas porque el descontento de la población
era grande y justificado. El diario CANFALI escribía: “Las
reuniones se suceden constantemente y es que existe una gran
preocupación e interés, por lo menos a nivel local y provincial (en
algunas entidades y organismos) para solucionar el problema del agua
potable para nuestra ciudad y resto de la comarca de la Marina
Baixa.”
A
principios de septiembre, concretamente el día 9, se celebró una
nueva reunión en el gobierno civil a la que asistieron algunos
alcaldes de la Marina Baixa (Altea, La Vila Joiosa, Callosa d’En
Sarrià y Benidorm) y faltando otros (La Nucia, Polop, Finestrat y
L’Alfàs del Pi). Esta reunión era previa a otra que se celebraría
posteriormente con funcionarios y técnicos del Ministerio de
Industria que se habían desplazado desde Madrid hasta Alicante para
ponerse al día en todas las gestiones que hasta la fecha se habían
realizado al respecto. Los representantes del Ministerio de Industria
fueron un secretario general técnico, delegado provincial, jefe de
la División de Aguas y un ingeniero de Instituto Geológico y Minero
de España, organismo autónomo del mismo ministerio.
Posteriormente
el gobernador civil de Alicante convocó a los medios de información,
entregándoles el siguiente comunicado: “El
gobernador civil de Alicante, Don José Duato, solicitó en telegrama
enviado al ministerio de industria y energía el día 6 de
septiembre, el apoyo del ministerio para explorar las posibilidades
de resolver el problema del abastecimiento de agua a la Marina Baja.
Como resultado de ese telegrama se han reunido en el Gobierno Civil
de Alicante, el gobernador civil, el secretario general técnico y el
delegado provincial del Ministerio de Industria y energía, el jefe
de la División de Aguas y un ingeniero del Instituto Geológico y
Minero de España, organismo autónomo del Ministerio de Industria y
Energía.
Los
representantes del ministerio, que tiene la responsabilidad de la
investigación y evaluación de los recursos subterráneos del país,
ofrecieron los resultados obtenidos del Plan Nacional de
investigación de aguas subterráneas, comenzado en 1972 y terminado
en lo que respecta a la provincia de Alicante. Esos resultados,
imprescindibles para una planificación y gestión racional de los
recursos hídricos se resumirán, a petición de la autoridad
provincial, en un documento que contemple las posibilidades a corto
plazo para el suministro de agua a Benidorm y a medio y a largo plazo
para toda la Marina Baja.
Se
espera que este documento pueda entregarse en unas pocas semanas. Una
vez conocido el contenido del Informe y, previa petición de los
municipios afectados, el Instituto Geológico y Minero de España,
podrá iniciar los trabajos necesarios para la captación de aguas.
Para
que el próximo verano no padezca Benidorm los problemas que han sido
recurrentes en los últimos años, deberían iniciarse –paralelamente
a las obras de captación– los proyectos de transporte de los
posibles caudales a explorar, responsabilidad esta última que habría
que coordinar con otros ministerios responsables. Las posibilidades a
plazo corto, identificadas para el caso de Benidorm, serían
transitorias y de emergencia, y se contemplarían dentro de un
conjunto de medidas a medio y largo que serán las que, en
definitiva, resuelvan el problema del abastecimiento de agua a la
Marina Baja”.
A la escasez de
agua se unía la preocupación por la situación sanitaria que
originaba. Según CANFALI el malestar de los vecinos se dejó sentir
de formas diversas: “Hace
días en la avenida de los Almendros, según nos dicen, los bomberos
retiraban de un balcón una pancarta que hablaba de peligro de tifus
que se estaba corriendo. La dueña de la vivienda prohibió la
entrada a los agentes de la autoridad a retirar dicha pancarta. Lo
cierto es que el peligro de ese tipo de fiebres se cierne sobre
nuestras cabezas. Que sepamos ya son varios los casos dados
últimamente.”
Los sacrificios
exigidos a la población y el peligro para la salud pública que se
percibía crearon un ambiente de fuerte malestar en toda la
población. Fruto de esta actitud cívica sería la manifestación
convocada por una veintena de partidos, sindicatos y asociaciones el
17 de septiembre de ese año y a la que asistieron, según la prensa,
unas 1.500 personas. Se pedía a las autoridades una serie de
soluciones para minimizar el impacto de las restricciones de agua que
estaba sufriendo la ciudad a causa de la sequía.
La
manifestación del 17 de septiembre aglutinó un conjunto variado de
partidos políticos, sindicatos, asociaciones, etc. Fue
fruto del malestar generado por la dureza de la situación. El
alcalde Rafael Ferrer figuraba al frente. (Fotografía cedida por
Rafael Ferrer)
Según
indicaba Rafael Ferrer, el Gobierno pensó en cerrar Benidorm para
los turistas y desviarlos hacia la Manga del Mar Menor o a Mallorca,
pero el alcalde se opuso con todas sus fuerzas y finalmente la
propuesta no se llevó a término por las graves consecuencias que
habría tenido para la campaña turística. Posteriormente el
Gobierno ayudó a Benidorm pagando la entonces importante cantidad de
347 millones de pesetas, el total de los gastos que originó el
abastecimiento de agua durante sequía.
La
utilización de las aguas subterráneas se había convertido en una
necesidad urgente para evitar el recurso a los barcos. Curiosamente,
según indicaba CANFALI, el pozo de San Francisco y el Pozo 1 de
Rabassa en Polop, propiedad del ayuntamiento de Benidorm, estaban
cerrados por orden judicial, pero si se ponían en funcionamiento
supondría unos 1.000 litros por segundo. Según Canfali: “Una
pregunta que se hace bastante gente es si, podría llegar a abrirse
el pozo de Polop clausurado por el Supremo, tras un pleito, ya que
prima el interés general de la comunidad, y sobre todo el que se
está empezando a considerar que todas las aguas subterráneas
pertenecen al Estado (El fondo del problemas es el que el subsuelo en
España no es del Estado, y sólo pertenecen a la comunidad nacional
ciertas riquezas que en él se encuentran, se acaba de decir ). Lo
que podría ser llevado a la nueva Ley de Aguas que está en estudio.
Francamente creemos que abrir ese pozo es cuestión urgente a
solicitar de quien corresponda.”
El
Ministerio de Industria aceleró la perforación de los pozos de
Beniardà. Los gastos corrían de momento por su cuenta, aunque se
indicaba que si se obtenía agua serían pagados por los municipios
beneficiados. También
los particulares buscaron solucionar el problema contratando sondeos
para su abastecimiento.
CANFALI
publicaba el 10 de octubre:
“PERSOND
AFLORA VARIOS POZOS EN BENIDORM. En nuestra ciudad y comarca se
encuentra un equipo de la casa persond,
especializado en el hallazgo de aguas subterráneas y que en pocos
días ha dado positivos resultados en sus perforaciones. Que sepamos,
hasta la fecha, ha conseguido, con su moderno equipo solucionar el
abastecimiento de agua en Playmon Park, camping Benidorm, Acacias 2,
Acacias 4, Europa Park y colegio Lope de Vega. Esto en cuanto a
comunidades de vecinos. Aparte ha resuelto el abastecimiento de agua
a don Ignacio Llorca y al doctor Ortiz de las Heras. En todos estos
casos los caudales hallados son más que suficientes para cubrir las
necesidades exigidas. Este tipo de gestión debería ser seguido por
hoteleros y demás industrias que necesiten agua en cantidad ya que
conseguirían paliar el consumo de la población.”
Fotografía
del diario ABC que muestra los trabajos de perforación de un pozo
particular en Benidorm en el verano de 1978. La salinización del
acuífero hizo que en ocasiones esta agua no fuese apta para el
consumo.
Claro
que esta visión optimista facilitada por CANFALI no se correspondía
siempre con la realidad ya que el exceso de extracciones provocó la
salinización del acuífero por intrusión marina. Detrás del Hotel
Pueblo, según indicaba Rafael Ferrer, se hicieron unas perforaciones
pero no salió agua potable sino, salada. Al no poder usarse para el
consumo humano se utilizó para los inodoros, pero la solución
tampoco fue eficaz porque al cabo de un tiempo tuvieron que cambiar
todas las instalaciones del hotel, ya que el agua salada había
propiciado su corrosión. Algo similar le ocurrió al Hotel Don
Pancho que en aquel momento era de cuatro estrellas y tenía 250
habitaciones. En vista de eso otros hoteles como el Beni-Kaktus,
situado en el Rincón de Loix, recurrieron a comprar agua de Calpe
transportada en camiones cisterna.
Fue
finalmente la climatología la que alivió la situación: las
lluvias, especialmente las torrenciales del mes de octubre, elevaron
el agua embalsada hasta sobrepasar los 5 Hm3.
A ello contribuyeron también los bombeos del Algar que enviaban los
excedentes de agua al embalse de Guadalest. Pero la situación seguía
siendo grave y en enero de 1979 el consejo de Ministros aprobaba la
construcción de un embalse a poniente de Benidorm con una capacidad
de 1,5 hm3
para almacenar el agua traída por los barcos, por lo cual también
aprobaba la instalación de boyas de amarre para los barcos y las
conducciones hasta el embalse.
El
periódico Canfali informaba el 16 de febrero de 1979 sobre la visita
que una Comisión Interministerial realizó a Benidorm. Como titular
eligió a siguiente afirmación: “La
situación actual de la problemática del agua está razonablemente
solucionada” (Director General de Obras Hidráulicas)”
A continuación explicaba las soluciones propuestas por dicha
Comisión, destacando: “...la
creación del embalse en la zona de poniente de Benidorm (un
kilómetro al sur). El señor Eduardo Rodríguez Paradinas [ingeniero
del Ministerio de obras Públicas] prefirió llamarlo depósito y no
embalse. Este depósito tendría una capacidad de millón y medio de
metros cúbicos y serviría de albergue al agua que transportasen los
buques cisterna. También podría albergar excedentes de agua de las
fuentes del Algar y transportarlas a Benidorm a través de un bombeo.
Este proyecto está realizado pero el problema mayor radica en la
disponibilidad del terreno, estándose en negociación con los
dueños. Este depósito podría estar en servicio para el mes de
Agosto, pero con la particularidad de que estaría vacío unos meses,
duran te el tiempo de recepción de estas aguas.
Como
tercera solución a corto plazo sería la del transporte de agua por
barco con la creación de un campo de boyas. Esta solución sería la
más cara por lo que se recurriría a ella en último caso. Estos
grandes buques vendrían de Algeciras por disponerse en esta ciudad
de una estructura adecuada, con una capacidad por buque de 100.000
metros cúbicos de agua y que podrían cubrir el 60 % del consumo de
Benidorm.
Y
por último, como cuarta solución, sería la de las perforaciones de
los pozos de Guadalest que se están realizando y que pueden estar en
servicio para el mes de junio. Sin embargo el señor Paradinas se
mostró muy cauto en estas previsiones.
[...]
El director del Servicio Geológico del MOP, señor Clemente Sáez
dijo que en el plazo de un mes podría estar en funcionamiento los
pozos de Beniardá II mientras que por el contrario las perforaciones
del Beniardá I iban mucho más despacio.”
De
todas estas soluciones, la del embalse-depósito de poniente y la del
campo de boyas para los barcos no fueron necesarias. Fue el agua
subterránea de Beniardà la que permitió salvar la situación y
volver a un suministro más normalizado. El proceso empezó al entrar
en funcionamiento el primero de los pozos de Beniardà el 24 de marzo
de 1979 según informaba el diario ABC al día siguiente.
El
agua del pozo Beniardà I vertiéndose al río Guadalest (Fotografia
del periódico Canfali)
Canfali,
al ser un periódico semanal publicaba la noticia el miércoles 28 de
marzo: “Gran
alegría ante el aforo del Beniardá I. EL PROBLEMA DEL AGUA QUEDA
RESUELTO PARA ESTA TEMPORADA.
El
pasado sábado [día 24] por la mañana y ante una gran expectación
suscitada por el éxito obtenido al haber encontrado agua en el pozo
de Beniardá I, fue aforado oficialmente por el alcalde de nuestra
ciudad, Rafael Ferrer Meliá [...] Inusitada alegría reinante a la
vista del agua que salía y se esparcía por la ladera del monte en
dirección al pantano de Guadalest. [...]
El
pozo de Beniardá I se ha perforado hasta una profundidad de 378
metros, siendo de 248 metros la profundidad de las dos bombas
existentes para la extracción del agua, las cuales venían
funcionando desde hacía 36 horas y sacando una media de 82 litros de
agua por segundo. Por otra parte se nos informó que el nivel
dinámico del agua era de 236 metros, mientras que el nivel estático
estaría situado a 211 metros.
El
análisis del agua, según las mismas fuentes de información,
quedaría reflejado de la siguiente manera: 17,75 cloruros de los 350
que se considera el mínimo tolerable en el agua potable, con lo cual
dada esta pequeña cantidad de cloruros, se nos manifestó que el
agua sería bastante buena. [...]
En
otro momento se nos comunicó que se pretendía colocar una bomba que
permitiese sacar un caudal medio de 120 litros por segundo a una
profundidad de unos 280 metros.”
24
de marzo de 1979: Rafael Ferrer pulsando el botón que ponía en
marcha la extracción de agua del pozo Beniardà I. (Fotografía
cedida por Rafael Ferrer)
Posteriormente
a lo largo de ese mismo año se perforaron cuatro nuevos pozos en
Beniardà, con una profundidad de 120, 130, 150 y 180 metros y un
caudal conjunto de 500 l/sg. A este caudal se unieron en el verano de
ese mismo año los 600 l/sg del acuífero del Algar con lo que el
futuro del suministro se volvía más optimista. De todas formas en
el verano de 1979 todavía se cortaba el suministro de agua potable
durante la noche, con lo que durante ese tiempo se ahorraba el agua
que se perdía por las fugas de la red de suministro.
3.
Las consecuencias de la sequía de 1978.
El
desabastecimiento de agua potable del verano de 1978 fue una
situación lamentable, que implicó sacrificios para la población y
perjuicios para la economía turística, aunque parece ser que no
afectó tan gravemente a la primera actividad económica de la
ciudad.
Las mayores restricciones las padecieron los barrios de los residentes ya que los turísticos se consideraron prioritarios. Muchos hoteles tenían aljibes propios y los clientes disponían de agua las 24 horas del día. Según declaraba Rafael Ferrer: “No se encontró una disminución del turismo en general, los únicos turistas que dejaron de venir fueron los del país alemán. Los alemanes que venían no eran turistas sino, periodistas, que venían a dar una mala imagen de Benidorm, aunque finalmente pasó todo lo contrario y en las revistas alemanas publicaron que el problema de Benidorm se estaba solucionado gracias a unos barcos que aportaban agua.”
Pero esta visión optimista no era del todo correcta. El turismo alemán ya no fue igual que antes, aunque también es cierto que su ausencia fue compensada por turistas de otras nacionalidades. La crisis turística duró apenas tres años. Las cifras de visitante de 1978 disminuyeron respecto al año anterior y más aún las de 1979, pero en 1981 con más de 160.000 turistas ya se superaba el número de antes de 1978.
Para Benidorm esta
sequía sí que tuvo una consecuencia importante: poner de manifiesto
que, además de resolver el problema urgente y a corto plazo del
suministro de agua potable, estaba la necesidad de resolverlo a largo
plazo para que la solución fuera definitiva. Las propuestas de José
Ramón García Antón, que incluían la adopción de varias líneas
de actuación que fueron continuadas en los años siguientes,
resultaron decisivas:
- captar nuevos
recursos, fundamentalmente de agua subterránea.
- aporte de recursos
de otras cuencas hidrográficas, como la del Júcar que en aquellos
momentos se presentaba como la solución definitiva pero que no
llegó a materializarse.
- optimizar los
recursos fluviales ya existentes mediante un sistema de bombeos en
los ríos que enviase a los pantanos el exceso de agua.
- la conexión entre
las dos cuencas hidrográficas de la comarca.
- depuración de las
aguas residuales, utilizándolas para la agricultura y liberando para
el consumo humano las aguas blancas.
- respeto a los
derechos de todos: de los regantes y de la población, de los
municipios que tienen agua y de los que no tienen, aportando los
primeros su agua y los segundos compensándoles económicamente.
- conveniencia de
aunar esfuerzos y resolver el problema del agua no desde el ámbito
estrictamente municipal sino desde el comarcal evitando así las
“guerras del agua”.
- gestión integral
del agua (subterránea, de los ríos, depurada) coordinando las
diversas instituciones y empresas implicadas (Confederación
Hidrográfica del Júcar, ayuntamientos, empresas que gestionan el
suministro urbano, etc.)
La consecuencia fue
por una parte la potenciación del Consorcio de Aguas de la Marina
Baja y por otra la creación de un conjunto de infraestructuras que
siguen siendo importantes en la actualidad: bombeos a los embalses
del agua de los ríos no utilizada por los regantes, depuración de
las aguas residuales, sondeos, etc.
Destacó la
perforación de varios pozos a finales de 1978, sobre todo los de
Beniardà en el acuífero Serrella-Xortà, que desde principios de
1979 continúan siendo un recurso hídrico muy importante.
Posteriormente se puso también en explotación el acuífero del
Algar (1979). Además se iniciaron los trámites para la creación de
la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Benidorm,
aunque su funcionamiento efectivo se inició en 1984 bajo gobierno
del PSOE. Se trató de la primera depuradora de la comarca. Por otro
lado se prolongó el Canal Bajo del Algar hasta el río Torres donde
se construyó una elevación de aguas hasta el Amadorio, lo que
permitió conectar ambas cuencas (Algar y Amadorio) e iniciar una
etapa de utilización conjunta e integral de los recursos hídricos
de la Marina Baixa. La elevación del agua del Algar hacia el embalse
de Beniardà estaba en esa misma línea.
La realización de
estos proyectos se llevó a cabo en los años siguientes y permitió
crear la actual configuración del sistema de gestión del agua en
los municipios de la Marina Baixa, considerada como ejemplar por los
especialistas en el tema. Benidorm ya no ha vuelto a tener una crisis
hídrica de la magnitud de la de 1978.
La sequía de 1978
marca un antes y un después en la gestión del agua en la Marina
Baixa. El antes supone el pasado, el abastecimiento histórico. El
después es el momento actual, el de la gestión integral y modélica
del agua.
Rafalel Ferrer Meliá en una entrevista concedida al autor el 29 de septiembre de 2010. Fue el alcalde que se vio obligado a gestionar la crisis del agua de 1978. Ejerció su cargo en la etapa de la transición a la democracia sin cobrar un sueldo, tal como estaba estipulado en el sistema anterior. Lo hizo con gran acierto, atento sobre todo al bienestar de sus conciudadanos y no quiso presentarse a las primeras elecciones municipales de la democracia.
Ayuntamiento de Benidorm: Moción reconociendo al Ayuntamiento de Beniardà su generosidad con la ciudad durante la sequía de 1978 y también a la corporación municipal de Benidorm de aquella época dirigida por Rafael Ferrer Meliá y su gestión de la grave crisis hídrica.
"La Junta de Portaveus, reunida el dia 14 de març del 2014 amb la presidència de l'alcalde de la ciutat, Agustín Navarro Alvado, davant de la celebració el pròxim 22 de març del Dia Mundial de l'Aigua, i a fi de homenatgear a entitats i persones que s'han distingit per la seua trajectòria solidària i de cooperació amb Benidorm en l'ús eficient i racional dels recursos hídrics necessaris per al desenvolupament i consolidar-se com una destinació referencial del turisme nacional i europeu, aprova per unanimitat la següent
RESOLUCIÓ
L'Assemblea General de les Nacions Unides, a proposta de la Conferència per al Medi Ambient i el Desenvolupament, va declarar l'any 1992, el dia 22 de març com a Dia Mundial de l'Aigua.
El passat 2013 es va celebrar per primera vegada a Benidorm el Dia Mundial de l'Aigua, on es va valorar la importància que sempre ha tingut, té i tindrà l'aigua per a la nostra ciutat i el nostre progrés.
En este sentit, es va atorgar el reconeixement públic de la corporació i de la ciutadania de Benidorm a la Comunitat de Regants del Canal Baix de l'Algar per la seua trajectòria solidària i de cooperació amb la ciutat i a favor d'un ús eficient, responsable i racional de l'aigua.
De la mateixa manera, es va distingir a D. Diego Sòria Pérez, secretari d´esta institució durant 54 anys, així com es va reconéixer a títol pòstum, la labor de D. José Vicente Llorca Pascual, últim president de la Comunitat de Regants. Igualment, es va distingir a D. Pere Llorca Orts, que des de la seua responsabilitat de “encarregat de camp” o “sobresequier” ha vetlat per la utilització més racional possible dels nostres recursos hídrics.
Enguany 2014, el lema triat per l'ONU per a la celebració d'este Dia és “Aigua i Energia”, dos aspectes estretament interconnectats, perquè el 8% de l'energia que es genera en el planeta s'utilitza per a bombar, tractar i transportar l'aigua per al consum de les persones.
De tots és coneguda la notable rellevància i importància que ha tingut i té la utilització de l'aigua en el nostre municipi.
Des de l'Edat Mitjana, en els temps del primer assentament en l'Alfalig, passant per la refundació de la ciutat de mans de Beatriz Fajardo de Mendoza, fins hui, convertits en una de les destinacions més importants del panorama turístic internacional, la relació amb l'aigua ha sigut tan estreta que no podem concebir Benidorm i el nostre creixement i desenvolupament sense tindre la confiança de comptar amb un bé tan vital.
I des del segle XXI en el que vivim és la nostra tasca la d'educar i despertar la consciència del seu ús racional i responsable, d'ahí els esforços sempre encaminats cap a una gestió hídrica modèlica, mitjançant una eficient xarxa de canalització comarcal i la reutilització de les aigües en les plantes de tractament, exemple d'aprofitament integral dels recursos hídrics amb què comptem.
Però este model de gestió hídrica del que fem gala i és exemple de racionalització i responsabilitat en l'ús de l'aigua, no és fruit d'un dia. Darrere hi ha anys de serioses preocupacions per als responsables polítics i tècnics municipals. I sobretot, anys de preocupacions per als nostres veïns que vivien amb angoixa i, molts d'ells, a més veien perillar la temporada turística pels continus talls de subministrament.
Són moltes persones que encara recorden la sequera que va patir Benidorm l'any 1978. Tal com arreplega el professor Francisco Amillo, en la seua obra “Història de Benidorm, dels orígens a 1960” en aquell any ¨Benidorm va patir una greu sequera que va afectar de forma decisiva a la manera d'enfocar l'abastiment d'aigua. Va impactar vivament a l'opinió pública de l'època i va posar en perill el model turístic pel que havia apostat des de la dècada dels 50, marcant un abans i un després en la gestió de l'aigua en la comarca.”
Igualment, els canvis climàtics sumats a més al gran creixement de la població en la dècada dels 60 i 70, van provocar una crisi tal que, de no haver sigut resolta podria haver tingut greus conseqüències per a l'emergent model turístic de la ciutat.
En aquella ocasió es van haver de prendre mesures excepcionals. Està clara encara en la memòria de moltíssims benidormers la imatge dels barcos cisterna de l'Armada Espanyola que durant setmanes van assegurar l'abastiment d'aigua a la ciutat.
Però sens dubte la mesura que va solucionar segurament este problema va ser la prospecció i perforació dels pous en el veí municipi de Beniardà.
Davant d'aquella complicada situació, i gràcies a l'acord plenari que va adoptar la corporació beniardera el 28 d'agost del 1978, va permetre que es pugueren realitzar prospeccions en el seu terme municipal en busca del preat recurs tan necessari en eixos moments per a Benidorm.
La generositat del poble de Beniardà no sols ha redundat en els forts llaços que ens unixen com a veïns, ha quedat com a exemple de la solidaritat entre els municipis de la comarca que a l'autoritzar eixes perforacions sense exigir cap tipus de compensació econòmica va fer que de forma indirecta redundara en el benefici i el desenvolupament de la Marina Baixa.
I era així perquè, aquella sequera a més, va posar també en evidència la necessitat de buscar solucions a llarg termini per a un problema que tenia unes arrels estructurals i ens afectava a tots. Per això, la manera unànime en què se li va fer front al problema i la solidaritat de tots, va fer germinar la llavor de la unió i que ha fet que esta comarca es caracteritze per ser motor de l'economia de la Comunitat.
És el moment de rescatar de la memòria recent als grans protagonistes als quals tant devem.
Sobre l'alcalde de la nostra ciutat en aquells també difícils moments de transició política, D. Rafael Ferrer Meliá, va recaure la responsabilitat de resoldre esta greu crisi. Ell, junt amb els membres de la seua corporació, D. José Llorca Cortés, D. Jaime Climent Such, D. Miguel García Marcet, D. José Iborra Sanz, D. Francisco Pérez Bayona, D. Vicente Pérez Devesa, D. Miguel Zaragoza Lloret, D. Miguel Pérez Martorell i D. Desiderio Olcina Barceló van saber, amb grans sacrificis personals, ajuntar voluntats polítiques i donar les millors solucions de mans dels tècnics, encapçalats pel nostre volgut i recordat D. José Ramón García Antón.
Aquella corporació va tindre la responsabilitat de portar a bon termini les gestions i les solucions per a un problema endèmic en un període en què no podíem perdre el tren de la consolidació turística de la nostra ciutat, de la nostra marca, del nostre excel·lent producte, de Benidorm. No sols ho van aconseguir en aquells anys, si no el que és més important, ens van assegurar el futur i la competitivitat de la nostra ciutat i de la Marina Baixa en el panorama turístic nacional i internacional.
És de justícia reconéixer l'altura de mires i visió de futur de tots aquells veïns, que van saber entendre la magnitud d'un problema que excedia de l'àmbit local, i que des de aleshores va assentar les bases de recíproca col·laboració entre els dos municipis: Beniardà i Benidorm.
ACORDS
Primer: Convocar els veïns i veïnes de Benidorm per al pròxim 22 de març a les 12.00 hores en el Saló de Plens de l'Ajuntament de Benidorm a l'acte institucional del consistori amb motiu del Dia Mundial de l'Aigua.
Segon: Atorgar a l'Ajuntament de Beniardà, el reconeixement públic de la corporació i de la ciutadania de Benidorm, per la seua generositat amb la ciutat durant el període d'una de les sequeres més importants que va patir la Comarca.
Tercer: Distingir igualment a la Corporació Municipal de Benidorm en el període d'abril de 1978 a abril de 1979, en la persona del alcalde en aquell moment D. Rafael Ferrer Meliá, per l´exitós treball al resoldre la greu crisi hídrica i assentar els fonaments del nostre creixement com a ciutat."
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