Benidorm: recuperan el cepo de un ancla romana.
Un cepo de plomo de más de 350 kg de peso, en paradero “casi desconocido” desde 1965, vuelve otra vez a la luz. Ha sido expuesto, junto a otros objetos de época romana propiedad del Ayuntamiento, en el “Huerto de Colón” edificio del siglo XIX recientemente recuperado por el municipio de Benidorm.
Francisco Amillo Alegre
El 12 de junio tenía lugar la presentación ante los medios de comunicación de un hallazgo realizado en la década de 1960 en las proximidades de la isla de Benidorm. Desde entonces se conocía su existencia pero se ignoraba dónde se había ocultado.
Al acto de presentación asistieron varias autoridades municipales y técnicos de la concejalía de Patrimonio. Se contó también con la presencia del director del MARQ, Manuel Olcina.
Fotografía del cepo de plomo de un ancla romana recuperado recientemente.
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Todo empezó cuando un trabajador de los servicios técnicos municipales, ya jubilado, comunicó a la concejalía de Patrimonio la existencia de este objeto enterrado en el suelo del almacén municipal. Se sabía que la inhumación se había realizado a poca distancia de un muro. El problema es que posteriormente se había ampliado el almacén, desplazando ese muro y por tanto se desconocía su emplazamiento exacto. Fueron los miembros de los servicios técnicos quienes al final lo localizaron.
Fotografías del proceso de extracción del cepo proporcionadas por la concejalía de Patrimonio |
Según Eva Mayor el cepo es una pieza de plomo que formaba parte del elemento superior de un ancla. Su tamaño grande, algo más de 2,20 metros de longitud y su gran peso, unos 350 kg, indican que perteneció a una nave de grandes dimensiones. Se espera que tras su limpieza, que se efectuará en el MARQ, se pueda encontrar alguna inscripción o signo que indiquen el nombre del barco o de los propietarios. Eso permitiría afinar más en su cronología ya que de momento sólo se puede afirmar que es de época romana.
El concejal de Servicios Técnicos, José Marcet, explicó que su actuación se había iniciado a petición de la concejalía de Patrimonio. Se empezó utilizando un georradar de los utilizados para detectar fugas de agua, pero los datos que suministraba eran confusos. Por eso se recurrió a un zahorí que tiene la cualidad de detectar anomalías en el subsuelo. Se trataba de Francisco Motoso López, conocido como "pacoelzahori", con gran experiencia en este tipo de detecciones.
Francisco Motoso marcó tres puntos con anomalías dentro del almacén. La suerte quiso que al excavar las dos primeras zanjas las anomalías fueran restos de muros enterrados. Y por fin, al abrir la tercera zanja, apareció el cepo. Marcet se mostraba orgulloso de haber podido poner los recursos de su concejalía para obtener este importante elemento del patrimonio de Benidorm.
Un operario de los Servicios Técnicos empieza a perforar el hormigón en el tercer punto señalado por el zahorí. |
Gema Amor, concejala de Turismo, Escena Urbana y teniente de alcalde, comenzó agradeciendo el trabajo de todos los técnicos municipales, cuyo resultado estaba a la vista. También agradeció la presencia de los periodistas y de miembros del Consejo Municipal de Cultura como Francisco Amillo y Jaume Climent o de asociaciones culturales de Benidorm como Francisco Ramón Llorens (Paco Rosera) presidente de La Barqueta. Indicó su satisfacción por este logro de la concejalía de Patrimonio que redundará en beneficio del turismo, al añadir un atractivo más a nuestra ciudad. Un atractivo que se incrementará cuando el futuro museo arqueológico esté en marcha.
Finalmente Manuel Olcina indicaba que la pieza que se exponía al público se trataba de un cepo muy grande. En el MARQ hay varios, pero ninguno de ese tamaño. Deducía que el barco que utilizaba esa ancla era un carguero de grandes dimensiones, que transportaría varios miles de ánforas, aunque no podemos saber qué contenían dichas ánforas (vino, aceite, garum, etc.) La zona próxima a la isla estaba dentro de la gran ruta comercial que desde Italia y las Baleares llegaba hasta la Baetica (Andalucía) y el Norte de África. Añadió que el MARQ estaba encantado de colaborar con el Ayuntamiento de Benidorm en los trabajos de limpieza y restauración, que empezarían a partir de julio.
Momento en que sale a la luz un extremo del cepo.
Abierto el turno de preguntas Jaume Climent quiso saber si cuando el museo histórico de Benidorm esté concluido podrían volver a Benidorm algunas piezas que hay en el MARQ, por ejemplo el pebetero de Tanit encontrado en la Cala. Olcina respondió que no hay problemas para cesiones temporales siempre y cuando esté garantizada la seguridad de las piezas.
Paco Rosera indicó que si las cosas se hacían bien, siguiendo la línea llevada últimamente, existe la posibilidad de que varias personas de Benidorm donen al museo piezas arqueológicas que tienen en casa desde la década de 1950.
Finalizó el acto con un recorrido de otros elementos expuestos. Hay un escrito del Ministerio de Educación Nacional que en 1965 recordaba al ayuntamiento de Benidorm la obligación de entregar dicho cepo al que entonces se denominaba Museo Provincial de Alicante y actualmente MARQ. Posiblemente aquí radique la causa de su entierro bajo cemento en fecha indeterminada: para que esta pieza arqueológica no abandonara la ciudad turística.
Otros elementos expuestos son materiales del Tossal de la Cala, destacando una fíbula (broche) realizada en bronce y en tan buen estado de conservación que aún hoy podría utilizarse. Además hay varias monedad romanas procedentes de los fondos municipales. Hay que señalar que estos fondos numismáticos se han visto acrecentados últimamente con un conjunto de monedas de la colección del Padre Belda, que en la década de 1950 hizo excavaciones por su cuenta en el Tossal sin tener conocimientos técnicos. Estaban catalogadas unas 2.000 piezas y cuando los técnicos de la concejalía de Patrimonio comprobaron el contenido de la caja de seguridad en que se custodiaban observaron, con agradable sorpresa, que había casi 1000 monedas más sin catalogar.
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